ma, abrazando mis piernas y viendo hacia una de las puertas. Nadie había entrado, hasta
z tuve, aunque no había perdido mucho tiempo, mi observaci
todo. Sin dudas, lo que más llamaba mi atención era el candelabr
era el dueño, te
y llevaba el cabello suelto, aquello me recordaba a Leila, mi mejor amiga. Con ella traía una bandeja d
a voz dulce, se acercó y
cavida. Dejó la bandeja sobre la mesa de luz, que estaba aún lado de la cama, ba
uego puede salir de la habitación, es libre de explorar los pasillos- hizo una pausa- Con su perm
Lo más difícil fue levantarme de la cama, al intentarlo inmedi
licada mi misión. Al cabo de varios minutos y descanso
mi alrededor, permitiéndome relajarme, hasta donde los dolores me permitían. El lugar estaba
a en una toalla, casi grito al ver q
ecía estar esperando muy paciente
brindarme su ayuda en todo momento. En cambio, de donde venía, no era bi
irada rápida y volvió a girarse- Será mejor que espere afuera, ponte algo y
do a las puertas del palacio, preguntando por el rey, después de eso, negro, oscuridad absoluta. No tenía idea de que había pasado per
lado del baño. Vestidos, con telas importadas y finas, inundaron mi campo visual, los reconocía y lo haría en cualquier l
e uno de ellos de nuevo. No me permití llorar su recuerdo, ya era suficiente. Solo me vestí, lo cual fue un
e rendiría con facilidad, había sido criada para ser una reina y,
su figura de espaldas, por un mome
ellos oscuros y vestía demasiado
de que el sonido de la puerta lo había
n querer aceptarla- Vamos, no muerdo.
o miré de reojo, tenía el semblante serio, los ojos tan oscuros como su cabell
aba en claro. Si bien, caminar no costaba tanto como levantarse, igual era un acto que causaba una molestia
ores, intentos de paradas y una clara
initas cantidades de luz. Perdí la cuenta de cuanto caminamos por un nu
de Idront, giré mi mirada, e
ego abrir la puerta, haciendo u
ermitían la luz chocando contra el, comencé a preguntarm
del escritorio, sentándose. Luego apoyó sus brazos
dose- ¿Qué necesita de mi con tanta urgencia la princesa de Ardclik? -Luego de decir
no que era muy evidente, ya que logró que él pasara a hace
nte de caer en cuenta que qued
? -expresó con diversión-
as, especialmente de usted-dije con nerviosismo pero,
é tipo de cosas dic
cho -agregué, consiguiendo u
los d
me olvidar cada uno d
ceño, ¿por qué le alegraría?, ante mi confusión él añadió: -A
bría dicho eso, él siempre estuvo i
pero tampoco he venido aquí a cue
do del escritorio, acarició la madera, luego caminó hasta queda
tía cómoda con su cercanía, ni con la
un trato. -Me plant
ió a
ía no solo con una imagen del "rey más perfecto" -sonrió con malicia- si no también me ganaría un buen dinero? -Llevó un
reír- tengo información que estoy segura que anhela tenerla. Puedo ofrecerle aquello que siempre ha querido, así como ta
nformación? -mordió su labio, mirándome d
dí con autoridad. No estaba di
Recostó su peso por el borde mientras, la paciencia se me iba de la mano, con el riesg
se de brazos. Sonreí
-agregué c