ó a las oficinas del rey, soltando un estruendoso sonido,
ido por todos, su admiración por la tranquilidad y el silencio,
. Claro está, que había maneras más decentes de interferir en la paz
olverlo? -El monarca sig
rían los que cerrarían sus próximos negocios
recían, no le afectaba la
El joven quería salir corriendo de allí, esas no eran for
muerto de miedo, el soberano, en cambio, pensó mejor sus palabras, frunció el ceño
uno frío y duro, que dejó aún más congelado al mensajero- ¿Qué e
itaba hablar con usted con urgencia, que era la princesa de Ardclik, luego se desvaneció en las puerta
evantándose de su escritori
gar, estamos esperan
seguido por el soldado. El cual no volvió a emitir soni
a atención puesta en aquella supuesta joven. Algo pasaba, eso era evidente
dio un asentimiento a los guardias de all
la vista que tenía
sus ojos veían, no sabía con exac
ida en un sueño profundo, todo su cuerpo estaba cubierto de tie
a plasmada en su rostro, decidió apartarle los cabello
ida, acercó su oído hasta su rostro
argar con la imagen de una chica
ro, contra todo pronóstico decidió llevársela a un lugar más priv
as, que era un despiadado y sádico rey; sin embargo, todos en su reino sabían que no sólo esas habladurías eran ciertas. Puesto qu
nto, era just
Los guardias volvieron a abrir las puertas mientras él entraba cargándola. A toda la servidumbre que se enco
a comenzaba a pesar de más, por lo que decidió d
ó su vista en su ropa, había quedado con rastros de tierra por todos lados. Hizo
mismo guardia de antes, se acercaba ve
l médico entró en la habitación, mientras que el guardia retomó
.
tó en el antiguo reloj de pared. Veinte mi
rey entró a la habitación, qu
r, el doctor aún estaba dentro con ella. Eber estaba sumergido en las dudas, de
o hasta allí, la p
tenía ese
portante, ¿por
y considerable, admirando como l
ará? -rompió el
medicinas y, toma esto-rebuscó en su maletín. -Dáselo a