ués Perspectiva de
ito", murmu
ipe femenino
ello tan hermoso", comentó un terce
el palacio hasta el edificio, con la cabeza en alto. Aunque estaba acostumbrado a
seguro. Los hombres de Navia introducían su pene en cualquier agujero, es
única persona de veintiún años virgen en Navia. Debía ser eso y que su hermana, la princesa Aekeira, hac
uaje hacía quince años y el rey Orestus los había adoptad
ntos de su hermana, cuando escuchó un sonido particular: gem
nsó Emeriel, con la
envainó su espada. "¡Lord Murphy, aléjate de mi hermana ahora mismo,
respondió el ministro de Asuntos Humanos, con el ro
ba que lo llamaran "príncipe menudo". A lo largo de los años, los navia
", dijo Emeriel, caminando con
ue el viejo patán cayó al suelo. Por su parte, la víctima se levantó de la cama, abrazándose para cu
dóname", dijo Emeriel, abraz
e tu c
a la princesa Aekeira de manera justa en el juego de cartas en la reunión de anoche. ¡El
a, te juro por el cielo que te cortaré el pene", d
atreve
me dé, pero te quedarás sin tu hombría", declar
en par, mientras cubría rápidame
nistro, con el rostro rojo por la ira. Lueg
, con los ojos llenos de preocupación. "El rey po
no se atrevió a mirar a su hermana a los ojos, pues estaba al borde de las lá
otegía, incluso si eso la convertía en el único objetivo.
n, se veía cansada; no era un cansancio normal... sino un cansancio del mundo. Pare
scada, la joven se acostó e
dieran a un aristócrata en Cavar, pero ahora, casi deseo que nuestro r
se reino suceden cosas espantosas. Cualquier lugar es mejor que Cavar, herm
riel se estremeciera, pues ese era
olvidado de los Dioses", comentó Aekeria, mie
a. Yo también', p
•••
reflejo. Su largo cabello, negro y sedoso, caía sobre sus hombros, como si fu
en su reflejo. ¿Viviría con miedo del próximo hombre que
ctor y lo suficientemente poderoso para mantenerla salvo, protegerla
A fin de cuentas, la realidad era demasiado fea. Sacudiéndoselo de encima es
meriel comenzar
lino que cualquier varón que hubiera visto en su vida. De hecho, era tan alto como
con voz temblorosa y llena de mie
e a mí, o boca arriba. Para que te coja tan fuerte que te tiemblen las rodillas. Para que te penetre tan fuerte
tan escandalizada que se puso de pie de un salto y respondió
ró en su cuarto, emergiendo desde las sombras. Mientras
que Emeriel había visto
te, mientras el pánico se apoderaba de ella. De todos los cambia
ad y clavó sus ojos amarillos,
haciéndose hacia atrás mientras sacudía la ca
nadie acudi
garras, exponiendo el vulnerable cuerpo femenino a sus ojos amarillos. Acto seguido, separó las piernas de la mujer co
odavía temblando y con el cuerpo empapado en sud
ó temblando. "Gracias a los
se había vuelto un sueño re
r?", se preguntó la joven, pasándose la mano
n un Urekai. De hecho, nadie en el mundo rezaba para
zada, sentía un calor en el cuerpo. Se dio cuenta d
qué signif