/0/15091/coverbig.jpg?v=5b084996849e6e4d544e6cc91f69506d)
Durante siete años, Jillian estaba enamorada de Bryan con pasión inquebrantable, pero él permaneció distante, con sus emociones herméticamente selladas. Descorazonada, ella se marchó al extranjero tras graduarse de la universidad. Tres años después, Jillian, ahora una abogada de éxito, se sentó provocativamente en el regazo del hombre. Con una sonrisa juguetona, le espetó: "¿Qué te pasa, Bryan? ¿Eres impotente?". Bryan ya no podía contenerse. Con un rápido movimiento, la tomó en brazos y la arrojó sobre la cama. A la mañana siguiente, cuando él se despertó, Jillian esbozó una sonrisa traviesa. "Solo es una aventura, ¿de acuerdo?".
Jillian Chapman acababa de ganar un caso, por lo que celebró su éxito con sus colegas en el bar.
Tras beber unas copas, se emborrachó un poco y se dio cuenta de que en la cabina contigua estaba Bryan Michaels, su rival de toda la vida, un célebre abogado reconocido internacionalmente por su racha invicta en los tribunales.
Jillian lo había perseguido desde la secundaria hasta la universidad, pero él se mantuvo distante, a pesar de sus persistentes intentos durante siete años.
En un impulso de audacia, Jillian se levantó y se acercó a Bryan con pasos vacilantes.
Audazmente se sentó en su regazo y agarró su corbata con una mano, mientras que la otra se posaba en sus partes privadas.
"Bryan... ¿Tienes dificultades sexuales?", preguntó arrastrando las palabras.
Bryan se reclinó en el sofá, con una expresión tranquila.
"¿Por qué no respondes? ¿Eso significa que eres incompetente en todos los aspectos?", insistió mientras apretaba más su polla.
Bryan le dio una mirada fastidiada. Con suavidad pero firmeza, retiró su mano de sus pantalones. "¿No te importa tu imagen? Tus colegas están aquí", preguntó tensamente.
Sus compañeros, tanto de su propia empresa como de la competencia, observaban la escena boquiabiertos y sorprendidos.
¡Jillian era increíble!
"Mi imagen ya está arruinada por tu culpa. ¿Qué me queda por defender?", preguntó ella amargamente y, de repente, le mordió el cuello.
Sus compañeros de la secundaria y de la universidad, la habían visto gastar mucho dinero para perseguir a ese hombre, sin ningún éxito.
Después de graduarse, estaba tan desanimada que abandonó el país, decidida a superarlo en su propio campo.
Cuando regresó hacía seis meses, también se convirtió en una reconocida abogada con una racha invicta.
Bryan frunció el ceño. Sus dedos apretaron la nuca de Jillian mientras intentaba empujarla. Tenía una mirada intensa pero controlada. "Jillian, estás demasiado borracha. Deja que tus colegas te lleven a casa".
"¡No, llévame tú a casa!", exclamó ella, tirando de su corbata. Su voz era enérgica, pero coquetamente suave.
Bryan apartó su mano y se ajustó la corbata. Luego, la agarró del brazo y la llevó fuera del bar.
Los demás estaban pasmados.
La comunidad jurídica era muy consciente de su tensa relación. ¿Qué estaba pasando ahora?
Cuando llegaron al auto, Jillian envolvió un brazo alrededor del cuello de Bryan y lo besó. Su otra mano agarró atrevidamente sus partes íntimas, provocando un ligero escalofrío en la columna del hombre.
Bryan le pellizcó la cintura y la empujó ligeramente. "¿No sabes que podría demandarte por acoso sexual?", espetó.
"¿De verdad tienes dificultades sexuales? Bueno, podría pasar la noche con otra persona", afirmó Jillian e hizo un gesto hacia un transeúnte. "Hola, ¿quieres un poco de emoción?".
La expresión de Bryan se volvió sombría. Firmemente bajó su mano, abrió la puerta del auto y la hizo pasar adentro.
Luego, condujo directamente a casa. Una vez adentro, quitaron desesperadamente la ropa del otro y compartieron besos fervientes mientras se dirigían al baño.
A la mañana siguiente, Jillian se despertó y giró la cabeza. A su lado, estaba un hombre reclinado perezosamente, con un cigarrillo entre sus labios.
Su mirada penetrante, su nariz esculpida y sus labios bien definidos dibujaban un rostro seductor, pero al mismo tiempo transmitía una severa autoridad.
Su mente recuperó la sobriedad. Después de una década, ¿por fin se había acostado con este hombre?
¡Fantástico!
"Buenos días, Bryan", saludó Jillian y se sentó jalando la manta. Su habitual serenidad de abogada había regresado.
"Alístate, el desayuno está en camino", comentó Bryan mientras apagaba su cigarrillo en el cenicero cercano.
"No es necesario, tengo una reunión con un cliente temprano", respondió ella con tono seco, mientras apartaba la manta para levantarse de la cama.
Con una mirada pícara, agarró su celular del velador y sus labios se curvaron en una sonrisa astuta. "¿Capturamos este momento con una foto?", preguntó.
Antes de que Bryan pudiera reaccionar, Jillian activó de inmediato la cámara, se apoyó contra su firme pecho y capturó el momento con una sonrisa victoriosa.
Debajo de la pálida manta gris, sus cuerpos permanecían fuera de la vista, despertando todo tipo de imaginaciones.
Le envió la foto a su mejor amiga y adjuntó un mensaje de voz.
"Oye, diles a todos los que dudaron de mí que vayan pagando, y no olvides los intereses de diez años".
Su reputación se había visto afectada, así que la restauraría a su manera.
Bryan sonrió con una mirada intrigada. "Entonces, ¿solo era una apuesta?".
Jillian se dio la vuelta y se presionó con su sólido cuerpo. Con los dedos, dibujó líneas en su abdomen.
"¿No lo sabías?", preguntó juguetonamente. "¿Por qué te sorprende? Considera lo de anoche como una aventura casual. Somos adultos, ninguna obligación es necesaria".
Durante diez años, sus esperanzas se habían visto frustradas repetidas veces cuando él la dejaba con el corazón roto. No había forma de que lo persiguiera de nuevo.
¡Desde hacía mucho tiempo había deseado dejar a Bryan, especialmente después de finalmente compartir una noche con él!
"Jillian, no esperaba que jugaras de esa forma". Bryan se rio y la apartó suavemente.
Sus rasgos llamativos podían inquietarla con facilidad. Cada mirada fugaz le provocaba un escalofrío.
¡Este hombre era un maestro de la seducción!
Mientras él la empujaba, Jillian puso sus manos sobre la cama y arqueó la espalda provocativamente, dejando caer su cabello para mostrar su atractiva figura.
Bryan se quedó mirándola y su pulso se aceleró. Frunció el ceño ligeramente.
"¿Lo de anoche no fue solo por diversión? ¿O hay algo más? ¿Estás enamorado de mí?", preguntó Jillian con indiferencia mientras sacudía su cabello ondulado. Luego, recogió su ropa del suelo y se vistió tomándose su tiempo.
Cada movimiento lento era una provocación.
"¿Crees que me enamoraría de ti?". Bryan la miró con una máscara endurecida.
Jillian no se sorprendió por su actitud. ¡Esta vez sería ella quien se alejara!
Su celular empezó a vibrar con notificaciones. Al mirar la pantalla, vio una avalancha de mensajes de su mejor amiga.
"¿Por fin te acostaste con Bryan?".
"¿Cómo lo lograste después de todos estos años?".
"Dime, ¿es bueno en la cama? ¿Qué posiciones hicieron?".
Incluso le envió un emoji divertido.
Jillian respondió a toda prisa: "Te lo contaré más tarde".
Al mismo tiempo, el celular de Bryan también empezó a vibrar sin parar.
Al revisarlo, descubrió que sus chats grupales de la secundaria y la universidad estaban llenos de mensajes sorprendidos.
"¿Jillian de verdad se acostó con Bryan?".
Al ver los mensajes del grupo, ella se tensó, pues no esperaba un revuelo tan generalizado.
Afortunadamente estos grupos estaban formados por sus amigos más cercanos, y cada uno tenía unas veinte o treinta personas.
"Solo fue una aventura casual, nada serio", respondió. "Aquellos que dudaron de mí, tienen que pagar".
Bryan leyó su mensaje y una sonrisa sutil se dibujó en sus labios, aunque sus ojos ámbar tenían una mirada glacial.
Jillian se dio cuenta y sintió un escalofrío en su columna.
"Te reto a volver a desafiar a Bryan. Esta vez duplicaré la apuesta".
Todo el grupo de la universidad apoyó ese desafío.
"Puedo enfrentarlo no solo una segunda vez, sino incluso una tercera. ¡Preparen sus billeteras si se apuntan", declaró Jillian con valentía, negándose a rehuir.
La sonrisa de Bryan se volvió más amplia y sus ojos resplandecieron con una intensidad depredadora, como si pudiera comérsela ahí mismo.
De repente, intervino su mejor amigo: "¡La semana pasada, Bryan metió a un abogado en la cárcel durante veinte años! Piénsalo dos veces, Jillian".
Esta última leyó el comentario y miró al hombre en la cama, quien estaba encendiendo otro cigarrillo. Su rostro estaba oculto por el humo.
Con una ceja arqueada, respondió: "¿En serio? Me emociona enfrentarme a Bryan en los tribunales".
Luego, dejó su celular y se despidió con descaro del hombre que estaba en la cama: "Me voy. Gracias por el buen momento, fue muy divertido. Cuídate".
Bryan contuvo su sonrisa mientras presionaba el cigarrillo en el cenicero, aplastándolo por completo.
La vida era un lecho de rosas para Debra, la hija del Alfa, hasta que tuvo una aventura de una noche con Caleb. Estaba segura de que él era su pareja designada por la Diosa de la Luna. Pero este hombre odioso se negó a aceptarla. Pasaron semanas antes de que Debra descubriera que estaba embarazada. Su embarazo fue una vergüenza para ella y para todos los que amaba. No sólo ella fue expulsada, sino que su padre también fue perseguido por los usurpadores. Afortunadamente, sobrevivió con la ayuda de la misteriosa Manada Espina. Pasaron cinco años y Debra no supo nada de Caleb. Un día sus caminos se volvieron a cruzar. Ambos estaban en la misma misión: llevar a cabo investigaciones secretas en el peligroso pueblo de Roz por la seguridad y la posteridad de sus respectivas manadas. Caleb todavía se mostraba frío con ella. Pero con el paso del tiempo, se enamoró perdidamente de ella. Intentó compensar el abandono de Debra, pero la chica ya no lo quería. Estaba empeñada en ocultarle que tenían una hija y también en hacer una ruptura limpia. ¿Qué les deparaba el futuro a los dos mientras viajaban por el pueblo de Roz? ¿Qué tipo de secretos encontrarían? ¿Caleb se ganaría el corazón de Debra y conocería a su adorable hija? ¡Descúbralo!
Se suponía que mi matrimonio con Mathias me haría la mujer más feliz del mundo. Aunque sabía que él no me amaba, pensé que se enamoraría de mí una vez que lo colmara de amor. Ya pasaron cinco años y Mathias me trataba como a una cualquiera. Para colmo, conoció a su verdadero amor y cortó todos los lazos conmigo por culpa de ella. Él la presentó a todo el mundo; algo que nunca hizo por mí. Su infidelidad me llevó a la depresión. Me sentía totalmente destrozada. Tristemente, incluso en mi lecho de muerte, mi supuesto marido nunca apareció. Cuando volví a abrir los ojos, sabía que el destino me había dado una segunda oportunidad. Yo todavía era la esposa de Mathias y pasamos dos meses antes de que conociera a su verdadero amor. En esta vida, me negué a que él volviera a lastimarme. Consciente del gran error de mi antigua yo, le pedí el divorcio. Mathias rompió los papeles del divorcio una y otra vez y al mismo tiempo me encerró. "¡Rylie, deja de hacer estupideces! ¡Hacerte la difícil no me funciona!". Para demostrarle que hablaba muy en serio, seguí adelante y solicité a la justicia. Finalmente entró en pánico. Abandonó a la "mujer de sus sueños" y se arrastró a mi lado. "Por favor, dame una segunda oportunidad, Rylie. Te prometo amarte con todo mi corazón. Serás la única mujer en mi corazón de ahora en adelante. No me dejes, ¿de acuerdo?". Una guerra estalló en mi mente. Por un lado, no quería que me hicieran daño otra vez. Pero, por otro lado, no quería dejar ir al hombre que amaba tanto. ¡¿Qué debo hacer?!
Clarissa Chapman, un día, al entregar preservativos a una habitación de hotel, descubrió que su cliente era su... ¿prometido? ¡Atrapó a su prometido y media hermana en la cama! ¡Solo entonces Clarissa se dio cuenta de que su novio de seis años la había engañado! ¿Qué es más ridículo? Su padre dijo que era porque ella no era atractiva y su hermana lo merecía más. Dejó a su prometido idiota, ¡se encontró con su Sr. Correcto en una aventura de una noche! Espera... ¿por qué este hombre se veía exactamente parecido al CEO multimillonario - Anderson Jordan en la televisión? Anderson era de muchas cosas, guapo, considerado y leal. Nunca imaginó que un apuesto como Anderson se enamoraría de ella, hasta ese día... Su familia de pesadilla la encontró, tratando de arrastrarla al pasado miserable... otra vez...
Dos años después de su boda, Ximena perdió el conocimiento en un charco de sangre durante un parto difícil, olvidando que su exmarido se iba a casar con otra persona ese día. "Nos vamos a divorciar, pero el bebé se queda conmigo". Estas palabras resonaron en su mente. Sabía que él no estaba allí para ayudarla, sino para quitarle a su hijo. Ximena preferiría morir antes que ver a su hijo llamar madre a otra mujer. Posteriormente perdió la vida en la mesa de operaciones con dos bebés en su vientre. Pero ese no fue el final para ella... Años más tarde volvió a encontrarse con Ramon, que ha cambiado mucho. Quería quedársela para él a pesar de que ya era madre de dos hijos. Y cuando supo que ella se iba a casar de nuevo, irrumpió como un loco. "Ramon, ya morí una vez antes, así que no me importa volver a morir. Pero esta vez, quiero que muramos juntos", gritó ella, mirándolo con angustia en sus ojos. Ximena pensó que él no la amaba y estaba feliz de estar fuera de su vida. Pero lo que ella no sabía era que la noticia de su inesperada muerte le había roto el corazón. Durante mucho tiempo lloró de dolor y agonía. Siempre deseó poder retroceder en el tiempo o ver su hermoso rostro una vez más. Todo esto fue demasiado para Ximena, cuya vida estuvo llena de idas y venidas. No sabía si debía volver al lado de su exmarido o seguir adelante con su vida. ¿Cuál elegiría ella?
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Hace dos años, Ricky se vio obligado a casarse con Emma para proteger a la mujer que amaba. Desde el punto de vista de Ricky, Emma era despreciable y recurría a artimañas turbias para asegurar su matrimonio. Por eso mantenía una actitud distante y fría hacia ella, reservando su calidez para otra. Sin embargo, Emma amaba a Ricky de todo corazón durante más de diez años. Cuando ella se cansó y consideró la posibilidad de renunciar a sus esfuerzos, Ricky empezó a tener miedo de perderla. Solo cuando Emma estaba muriendo, embarazada, él se dio cuenta de que el amor de su vida siempre había sido Emma.