la caipirinha recién servida. Las luces del hotel Copacabana Palace iluminaban el elegante bar al aire libre
conversaciones y la música de bossa nova que llenaba el ambiente. Era un hombre acostumbrado a tenerlo todo bajo control, a manejar su vida con la precisión de un relojero, pero esa noche, por alguna razón, sentía una extraña inquietud, una sensaci
lo reconocia como el empresario más influyente, dándose la oportunid
n una sonrisa pícara y un brillo en los ojos-. Hay muchas muj
mujer que me distraiga -replicó Mateo con
haber en este mundo -aseguró Adrián, con una sonris
anta con una sensación placentera. El aroma a malta y roble llenaba sus fosas n
lda que resaltaba el tono cálido de su piel, un diseño que irradiaba elegancia y sensualidad. Sostenía una copa de vino tinto entre sus dedos, observando la vista de la playa
ión que lo cautivó al instante. Sintió una punzada de curiosidad, un deseo irrefrenable de acercarse y descubrir qué secretos escondía esa mujer enigmática. El sonido d
n su postura, en la manera en que sus labios se curvaban liger
ya no necesitaría su compañía. Se despidió con un gesto discreto, dejándolo solo con sus pensamientos. Mate
, acercándose con la seguridad que lo c
dorada del bar, brillando con una intensidad misteriosa. Lo recorrió con la m
uave y melodiosa, con un ligero acento que Mateo no pudo identificar de
-comentó Mateo, sosteniéndole la mirada con un matiz de desafío en sus p
diversión en sus ojos, como
..? -preguntó la mujer, con una cej
él, extendiendo s
ano y tomando un sorbo de su vino tinto, el aroma a frutos rojos llenando el ai
ido que resonó en el a
ensayadas, Josabet -asegu
on un tono que denotaba escepticismo-. Se nota que es
recer a cada segundo. El sonido de la música de bossa nova, el murmullo de las conversaciones a su al
te la cabeza, como si c
de lo q
ellos. La música se filtraba entre las risas y conversacion
eo de repente-. Qui
icismo y, tras una pausa c
un b
envolvió. Mateo deslizó una mano a su espalda, sintiendo el calor de su piel bajo la tela delgada
piración de ella era suave contra su cuello, el aroma a jazmín de su perfume envolviéndolo. Mateo b
a -murmuró Mateo, con la
usurró ella, sin aparta
uiera olvidar que e
ento en que los labios de Mateo rozaron los de ella, apenas un roce, p
nte y se separó, aún c
un viaje -dijo con una media sonrisa antes
sintiendo una extraña
lía sent
hacía querer v
sa y el calor de su cercanía seguían grabados en su piel. No era un hombre de distracciones, pero ella... ella repres
la cama de su habitación, mirando e
haciéndola caer en un dilema, entre querer verlo y conocer
^^
ras Josabet caminaba por la playa temprano, disfrutando del sonido de las olas rompiendo contra la orilla, una sinfonía rela
an temprano -dijo Mateo, su voz
s rayos del sol dorando su piel, resaltando sus rasgos afilados y su mirada penetrante. La brisa mar
untó Josabet, con una ceja arqueada, sin
ó Mateo, sonriendo con esa confianza innata que la había
y a café recién hecho flotaba en el aire, creando una atmósfera acogedora. Pero en el fondo, sabía que la at
n una sonrisa juguetona, sintiendo
ales jugadores. Caminaron juntos hacia un pequeño café cercano, el sonido de sus pasos mezclándose con el murmullo de las olas. Josabet sintió la m