del día, dedicándose a explorar la ciudad por su cuenta, buscando refugio en las calles bulliciosas y los paisajes vibrantes de R

a como un mantra relajante. Se perdió entre los puestos de artesanía, admirando los colores vivos y las formas intrincadas de los

mente, su sonrisa pícara, sus ojos oscuros llenos de misterio. Cada rincón de la ciudad p

egresó al hotel. Se sentía agotada, pero también aliviada. Había logrado pasar el día sin c

ado, un diseño elegante y sensual que resaltaba sus curvas. Se maquilló con cuidado, realz

sillos del hotel, sintiendo la mirada de admiración de algunos huéspedes. Llegó al bar, un lugar eleg

la música, grupos de amigos riendo y conversando. Se sintió sola, pero también independiente. Había ap

trándose con los ojos oscuros de Mateo, que la observaban desde una mesa ce

era que ella pudiera desvanecerse en el aire. No la dejaría escapar por na

lo que pueda pasar entre nosotros -dijo Mateo, acercándos

tiendo la calidez de su aliento en su piel. El vestido que llevaba, un diseño de seda que

bien mi tiempo -respondió Josabet,

para que cene contigo esta noche -

un sonido melodioso qu

diré que sí -comentó, c

sta asegurada -replicó Mateo, con una sonri

crecer. La música suave del bar se mezclaba con el murmullo de las conversaciones, creand

mbio y

dad en su mirada hizo que Josabet se preguntara si había tomado la deci

c

vando consigo el aroma a sal y a flores exóticas. La iluminación tenue, creada por velas y lámparas de diseño, realzaba la intimidad del lugar, creando un ambiente mágico y seductor. Josabet llegó de inmediato,

jó sin aliento. Se puso de pie para recibirla, acercándose con gracia y besando su mano con s

-susurró Mateo, su v

uieres algo? -preguntó Josabet, con una sonri

sa que revelaba la sinc

respondió, su mirada fija en ella, transmitiendo un

e personal. Mateo le contó solo un poco de su vida, de los negocios que dirigía con precisión milimétrica, de la pasión que sentía por su trabajo. Josabet habló de su

nvolvía en una atmósfera de seducción. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla, la música suave del restaurante, el mu

s frescas, Josabet sintió el calor del vino y de la presencia de Mateo

jugueteando con la copa entre sus

, su mirada recorriendo cada centímetro de su

ción y nerviosismo que la hizo estremecer. La tensión entre ellos s

apenas audible, sintiendo la tensió

e la mesa, un contacto que envió un escalofrío por su espalda. Sus d

aliento rozando su piel, sus ojos oscuros fijo

rror, que debía alejarse, que estaba jugando con fuego. Pero su cuerpo tenía otras ideas, u

u voz temblando ligerament

uisiera asegurarse de que ella estaba dispuesta. Pero cuando ella respondió, cuando sus labios se abrieron bajo los

rambuesas del postre se intensificó, creando una atmósfera aún más seductora. El sonido de las olas rompiendo contra

rillando con pasión. Josabet sintió un torbellino de emociones

ó Mateo contra su piel,

timientos. Se levantó de la silla, sintiendo la mirada de Mateo siguiéndola, y caminó hacia l

h

o del mar, filtrándose por las ventanas abiertas, creaba una atmósfera relajante y sensual. Apenas la puerta se cerró tras ell

ra sus labios, su aliento cálido rozando su

ecesidad de sentirlo cerca, de entregarse a la pasión que ardía entre ellos, era demasiado intensa para resistirse. S

usurros entrecortados que se mezclaban con el sonido del mar tras la ventana. El aroma a su perfum

punto de no retorno, un momento decisivo en su historia. La suavidad de las sábanas de seda contra

endieron que, por más que intentaran negarlo, eso ya no era solo un juego. Era algo más. Algo que ninguno de

e Mateo, sintiendo la calidez de su cuerpo junto al suyo, y cerró los ojos, intentando descifrar el significado de lo que acab