las nubes por la ventana mientras el avión ganaba altura. No podía evitar pensar en la conversación de la noche anterior. Javier s
-preguntó Javier desde
y negó con
bien, g
sa frente a él. Siempre meticuloso, incluso en un viaje de luna de mie
s impresionante de lo que Ana había imaginado. Ubicada en la cima de una colina, la propiedad estaba rodeada de viñedos interminables y campos de lavanda que
Javier mientras Enrique, su asistente, em
parado: pétalos de rosa sobre la mesa, una botella de vino caro espera
ió, incapaz de ocu
respondió Javier con una
ron de acomodar el equipaje y de preparar la cena para esa noche. Ana no podía evitar sentirse un poco fuera de lu
el paisaje. El sol estaba a punto de ocultarse detrás de
do, ¿no crees? -Javier apareció a su l
ó de reojo
egura de que tú seas cap
escapar un
ro este viaje no es para
nuino en su voz, algo que la hizo preguntarse si
ra luna de miel? -preguntó ella, c
fijamente ant
recuerdes este viaje... y que lo
ligero vuelco
nicio
pa de vino, le dio un pequeño sorbo y la observó con esa m
na. Del futuro
cielo italiano y con la brisa cálida acariciando su pi
iluminando la mesa y el murmullo del viento entre los viñedos como única música de fondo. No era la típica luna de
levantó despacio y se acercó a la ventana. La vista de la Toscana en el amanecer le robó el aliento: colinas verdes, e
rescura de la piedra bajo sus pies descalzos. Cuando llegó al salón principal, encontró a Javier ya despierto,
-dijo Ana c
rada y la recorrió c
ías. ¿Dor
acía en mucho tie
como si espera
e alegra
a de café que un empleado le ofreció. To
y? -preguntó, jugueteando
bro y la miró con
íamos hacer una cata de vinos. Es un lugar exc
queó u
Y tú qu
pueda moverme tanto como quisiera, aún puedo disfruta
or en las mejillas. No
Vamos al vi
anciano italiano de modales refinados. Recorrieron los extensos viñedos mientras él le
ejándose llevar por la experiencia. Se sentía
ía tanto algo así -admitió
do -respondió Javier, o
irse más cómoda con Javier, y aunque aún quedaban muchas preguntas sin respuesta, p
aban la luna desde la terraz
na
l rostro pa
¿
e vino sobre la mesa
esta luna de miel no e
o, sin entender de
é te r
azó sus dedos
o ahora. Ya no tienes que preocuparte por lo que dejaste atrás, ni
susp
de mi padre, sé que él no tiene forma de r
io durante unos segundos
ra nec
rtó la
ena por él. Se lo merece... pero v
es -Javier la interrumpió-. Tú no le
aún así, había algo
querías decirme? -preg
miró con i
e pienses en nosotros como un equipo. No eres mi esp
corazón lati
rdad lo
r asi
lo demo
u mirada, en su tono de voz, que le hizo se
no hacía pro
o, la asustaba y la