sintiera amor o un apego profundo hacia él, sino porque algo en su voz, en la
o pensado. Aún no sentía nada especial por él. Su matrimonio era un acuerdo, una e
voz de Javier ro
ué pensa
ivo ni severo, sino curioso. Como si realmente le intere
sintiendo un calor ext
urmuró, desvia
abeza, su mirada analítica
ent
l aire se atasca
toy mi
d aplastante que lo caracterizaba-. Pensaste en hac
jos por un inst
azarte -admit
r no respondió de inmediato, solo la obse
qué no l
saliva-. Porque no s
ción casi imperceptible, algo
que seguía llevando esa firmeza cara
eño, sin entender
hazlo -continuó él-. No
añamente libre. Sin pensar más, avanzó los últimos pasos que la separaban de él y, c
nte, Javier
a que sintió un leve movimiento en los músculos de la espalda d
aba amor, ni pasión, ni siquiera afecto... pero que, de alguna ma
¿cierto? -murmuró Jav
y negó con la cabez
. no
los dos lo notara, algo impercept
debía mantenerse en secreto, hubo un instante en el que casi olvidó la fa
o hizo, mantuvo la vista baja, sin saber
susurró ella, aún sosten
nto, sus ojos oscuros reflejaba
re -dijo con seriedad-. Quie
esas palabras no eran simples. No solo se trataba de un matrimo
ear, y, con delicadeza, desli
una sonrisa de
ie
más, la puerta se abrió y su asist
controlado-. Hemos finaliza
adeó, co
quis
tó la vista de
está en
ido comprada. Ya no queda nad
se contrajo al escu
? -preguntó e
a hacia ella y, con ab
padre no vuelva a re
el aire se vo
ste su p
S
ara
na sonrisa de alegría, sino
no se juega con el n
cometido errores, que su avaricia y codicia lo habí
-agregó Javier, como si le
segura de si debía estar agradecida por la protecci
él ahora? -preg
eramente hacia ella,
epende
éfono interrumpió la conversación. Lo sacó de su bolsil
Herná
ró a Javier. Él solo
rdenó él con
r la pantalla y llevó
ap
xplotó al otro l
a! ¿Qué demon
o el peso de la conversación
quiere
e! ¡Nos han quitado tod
o no tuvo tiempo de responder antes de
el asistente de Javier-, la señora
adeó, so
-bramó Juan-. ¡Exij
de exigir nada. No vuelva a
a se cort
u teléfono
ué lo c
a miró c
reces escucha
mezcla de emoci
es mi
res mi
s tenían un peso mayor del
mano, sin tocarla,
nte, Ana, nadie te
ragó
ambiado desde que se conv
a entender realmente