img A fuego lento |Libro 1|  /  Capítulo 3 3. | 6.52%
Instalar App
Historia

Capítulo 3 3.

Palabras:1921    |    Actualizado en: 04/08/2023

ostoso, o al menos así se ve. Su fachada es inmensa, está a cielo abierto y tiene unos cuantos árboles regados por el ambiente. Hay algunas decoraciones sobre ellos como luces co

son cuadradas y rusticas, las sillas negras tienen un acolchado gris y una tela suave, un poco gruesa, de color rojo. Están decoradas con unas pequeñas luces e

un volumen bajo, agregando

—pregunta Cristian,

a dejado sin palabras —admito, m

omenta, sonriendo—. Llevo cua-tro años viviendo aquí, a veces si

compañe-ros. El brillo en su mirada parece desvanecerse y me cubro la boca—. Perdón, es

que salir de allí. Honestamente, quedé muy traumado c

deplorable del país —me quejo, n

todos los chefs preparando platillos. Me apoyo sobre ella y me alzo de puntitas para ver mejor. La comi

abuelo del señor Díaz y este último ha ido agregando algunas cosas —me explica—. He estudiado los r

n despegar la vista de

ce y yo le miro, sorprendida—

vergonzada—. Pensé que dirías E

n la cabeza

cio y usted —comenta como quien no q

le respondo de inmediato—, pero sí. Tuve u

unta, mirándome co

uiné su súper traje —imito pobremente su voz, rodando los ojos—

saladita, ¿no? —se burla y y

ergonzado—. Además, el señor Díaz acaba de encontrar a quien no se arrodillará jamás ante él —agrego, mirand

rando en mi dirección—. Tiene rat

ia—. Y lo seguirá haciendo por un largo tiempo. No voy a permi

eja—. No vaya a ser que gané

No puedo decirle lo que me dijo, ni a él ni a nadi

ste sea el único restaurante mara

me lo vas a negar? —pregunta y yo concuerdo con

ido de aquel cavernícola, pero seg

nícola, no tenía derecho a alterarse de esa forma

me ha costado una

de mis pensamientos y toma mi mano, tirando de la misma para que me sie

tio a comer y observar cómo manejan todo en los restaurantes importantes —intercede una

a —musito en respu

qué tienen los Díaz pero hasta el menor es un bombón —

y otro Díaz? —inquie

es el mayor, luego le sigue Seba

agada, ¡eh! —se queja Cristian y ella rueda

ué los multiplicas?» pregun

gras, también tienen zonas grises —expresa en voz alta y yo busco con la mirada a

ojos sobre mí con total descaro. Yo alzo una ceja y ruedo los ojo

en cuna de oro es bien

**************************************

o el almuerzo. Me siento junto a ellos

s a ver un restaurante en el centro histór

fuera. Es como parte de un ho

estaurante muy bonito, lástima

Gaby. Mira que ya te conozco —me a

quedar callada ante injusticias, así como tampoco aumentaré egos

les y le escribo a mi primo por WhatsApp para saber cómo están mis señoras.

deje llamarlas por aquí

ndo ya he reposado la comida, me doy otro baño y me cambio de ropa. Me visto con una camisa blanca con las mang

do de mis tíos. Abro la puerta y me sorprendo

areces el niño bueno de la historia, pe

un poco—. Los chicos buenos t

mos? —pregunto, trep

erca de la escuela. Así no te me pierd

se coloque su casco. Él acelera y me sostengo bien de su cintura, sintiendo

uela y estaciona su moto,

y le tiendo el casco para qu

a (que es un bar restaurant), una gasolinera y un restaurante belga llamado Le P

mente, mientras me va mostrando los alrede-dores.

estoy enamor

os a nuestro próximo destino—. No es tan lejos, pero com

na gran e imponente fuente. Puedo ver que hay algunos re

—pienso en voz alta—. Todo esto es mara

ndola en su trabajo. Aunque aún falt

arnos un caf

ro gracias —acepto, colgá

mi amigo dentro donde se puede apreciar todo mejor. Hay mesas pequeñas y largas, con luces tenues colgando sobre las mismas y

late caliente y dos golfeado

y nos sentamos en la pri

rece el luga

o, mirando todo a

nar. El vino de aquí es excelente —me dice,

risa—. También me gusta mucho beber, así que di

de la escuela —dice, guiñándome un ojo—. Varios de los m

ara mí —respo

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY