img El Gran Rey del Infierno  /  Capítulo 4 ♱ Capítulo • 04 ♱ | 44.44%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 ♱ Capítulo • 04 ♱

Palabras:1189    |    Actualizado en: 04/01/2023

750 A.

í. Tendría una abertura, Elaine siempre dejaba una abertura cuando adoptaba una postura ofensiva; ese fue el punto que Cali

ía esa

rando? ¿Me seguía

ergüence, porque aunque fuera un sueño, estaría bien ser la única fuente

por inter

a entregarme, no podía caer y menos de

sentir mi cuerpo pesado y mi piel arder mientra

Asra, pero este sueño empeza

ría d

onreí, su mirada vaciló y apareció la apertura que yo quería

mis movimientos, un destello y la imagen frente a mí era la espalda

iado

de herir incluso a los arcángeles; la espada forjada por Gabriel - atravesó e

borrosa, la lanza en manos de Elaine se había hecho añicos, la vi desvane

la boca el sabor f

ueños no deberías

n podía mantenerlos. Las runas se desvanecieron de mi piel y p

Calisto

a respirar. No podía decirlo, solo sabía

que el ruido sordo del frío suelo me golpeara y, s

acias, pero era un sueño y cuando

eso pen

lgo de la espalda con fuerza y podía oír la

istencia - decía y el sonido de pasos caminando

s, señor... - intentó a

radlo -gruñ

dría ayudar - intervino una tercera voz - al final

da era letal par

-, ¡sois sacerdotes de Samael, m

hizo que mi conciencia, ya turbia, v

voz femenina, aún me dolía la espalda como si me

o rotundamente l

preguntando? - Sonaba incrédula,

quién perte

o todo

da - , dijo, y en su voz casi se podía pal

oño tengo

parecía a pun

s que lo hag

ó, era una súplica clar

de una herida con energía sagrada, y Calisto nunca supli

a deli

ía so

r, y unas manos heladas me t

era magulladura y volviendo a unir los nudos que la maldita lanza

asiado

por un momento -aunque no pude ver

, pero era una sorpresa que p

n una dulzura que hizo que me doliera el corazó

ojos, no estaba

nte cerca, tan cerca que parecía 5 veces más grande de lo normal y las est

n, pero no parecía

espalda y sólo entonces me di cuenta de qu

Calisto y mis ojos se desviaron hacia s

un sillón en la esquina

a, la chimenea que nunca estaba encendida y la cama gigante con do

urmuré, - ¿por

Calisto, pero el pelo rojo que me caía por lo

a la curiosidad? ¿S

ía en

ha oc

atravesándome la espalda y

regunté aunque sabía e

a muerto, no p

a puta -, murmur

rzo rosa parecían más vací

con voz entrecortada, casi como

or Asra? ¿Qué demon

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY