750 A.
Calisto rodear
preguntó y en sus ojos parecía
cho daño la última vez que intenté ayudar. Debió de pensar que no
cara en
me ren
que soportar a Azrael en el pie... y... -
alir de allí sin darme una respuesta, le preguntaría a Azrael y ese maldito ángel se desviviría por asegurarse de q
las y sellando los labios del rey - Te p
sp
emos que encont
ai
a mandíbula al recordar a
a? - pregunté, intentando
protagonista; la que fue capaz de matar al rey negro y destruir su reinado de terr
odas las veces que le había obligado a ver lo peor de él e incluso por
me miró
que te hagan
serio, así
lo
- se detuvo, - Tal vez sea mejo
N
rle a Asra solo el trabajo de ama. La concubina del rey, la que permanece ence
nta, mi voz era fría. No debería haber hablado así, pero
iró ahora c
I.
mientras me desenr
os dedos por el pelo rojo de Asra, aparta
rmoso rostro con una e
gustara Calisto
llamó, pero
pasa, M
ió del
o, - ¿por qué? ¿Por qué
ción se vo
staba en la naturaleza de Asra, desear ayudar en el rein
bras que más le dolieron de boca de Calisto: nunca s
Calisto era eso. Eran las noches en las que calentaba su cama, en las que la besaba y la tomaba como suya y eso, era solo de
as en las palma
r toda la mierda que había pasado, pero eso
lo
ablé frente al rey - puede que no sea la emper
r algo que no pude distinguir, pe
abrió, pero no pudo h
cesito que me lleves contigo
con cara de culpa
iera felicidad en mis ojos -. No te juzgo, Calisto. Debe ser extremadamente fácil lidiar con todo de esta
Asra, pero confieso que quería hacerle un poco de daño
rdaba su mirada culpable y dolida cuando casi muero luchando contra Elaine, pero... ¿Y si
antes de que p
As
jamente - no quiero hablar más, y creo qu
nto, me soltó y eso hizo que mi corazón se hundiera e
llegar a la puerta -, per
onrisa claram
mperatriz ni tu reina. Soy tu concubina, ¿verdad? Solo tu concubina. Así que ahora, vu
alabras, pero no le di tiempo a reaccionar. Mis dedos c
ritó y vi a Calisto jadear
de ella y la convertiría en su emp
la boca c
e gustarme un per