o por la mente estar a merced de la voluntad de alguien, mucho menos de un hombre. Si bien hasta entonces había estado en una relación ordinaria y aburrida, siempre
a mi alrededor lo escucho, a pesar de estar
o debe decir a su paciente ni el lugar, jamás lo había visto, pero tan solo escuchar esas palabras una sensación de calor y humedad me recorrió la entrepierna, nada más absurdo, m