poderse contener- Javier
amante desde hace cuatro años y tú ni por enterada te das...
. mentira... él nunc
buscó, me rogó que lo aceptara ya que estaba harto de ti, lo tenías asqueado, sobre todo
e... me basta con tronarle los dedos para que haga lo que yo qui
esar a tu lado, así que lo mejor es que lo dejes en paz para que p
rada y en la forma en que me hace gozar -insistió Viridiana, sorprendiéndose que Estela, supiera
habladora... ¿no dijiste que me ibas a matar si era verdad que Javier, era mi amante...? Bu
mano a la bolsa que colgaba de su hombro izquierdo y sacó una intimidante pistola, con la cual
que... te juro que soy capaz de
e siempre has necesitado de otros para que hagan las cosas por ti, er
apaz, cuando se propone algo -y en ese momento tomó un filoso cuchillo de la cama que estaba a un lado de ella y que Viridi
ice de su mano derecha oprimiera el gatillo provocando que el tronido del disparo se escuchara, en a
over un solo músculo, incapaces de decir algo, como si se hubieran congelado de pronto, ambas t
spalda, en la cama con un notable agujero en el centro de su b
o, su mano se había aflojado y el arma cayó a sus pies pesadamente, sin que ella lo notara ya q
mo si no tuvieran vida, y sin que ella pudiera evitarlo y se desplomó sobre la alfombra
za y suavidad, provocando que Wendy Martí, despertara,
jos al máximo y centró su mirada en aquella varonil figur
o por completo, su cuerpo lucía estético y atractivo,
iosa, incapaz de pronunciar una sola palabra, aunque con los oj
aba decidido y que nada ni nadie lo iba a detener, no le veía los ojos, aunque adivinaba que
nque estaba segura de quién era y además podía intuir que sonreía de esa manera cálida y tiern
o de adivinar cual sería el siguiente movimiento de él, no podí
tomó por los hombros, con suavidad, ternura y firmeza,
varoniles y entreabiertos labios se posaron en su sensual boca, se dejó vencer, anhelaba
sfrutó cuando su boca se vio invadida por aquella inquieta lengua que invitaba a la suy
odearon el cuello del hombre que ahora recorría el hermoso cuerpo de ella con las manos, pr
a que ponerle un alto de inmediato, no estaba bien y no era correcto que lo aceptara, debía fr
lenitud, de aquellos besos y esas caricias que la enloquecían, que la hacían vibrar de p
a despojó de su delicado camisón, sin prisas, y le quitó sus delica
la desnudara por completo, por el contrario, quería mostrarse en
hombre seguían deleitándose con las formas de su estilizado cuerpo despertando en ella sensacione
ió los labios para ahogar el gemido que amenazaba brotar de su boca y lo abrazó al tiempo qu
o sus cuerpos estaban por unirse en uno solo, cuando todo s
nng...! -se escuchó el timbre d
a, sentándose en el colchón de su cama, estaba agitada y n
en su recámara, todo había sido un sueño... un maldito y del
nnggg...! ¡R
a y tomó una bata para cubrirse, mientras se la anudaba y se calzaba las pantuflas respi
nnggg...! ¡Rr
a llamando a su puerta a esas horas, las tres y media de la madrugada de un domingo en el que no tenía actividades laborales, no obstante, debía sabe
iinnng!... -el insistente so
a ella la que abriera la puerta, así que caminó de prisa aca
iguieran llamando con el timbre, tenía la seguridad de que pod
pecto deplorable estaba Germán Domínguez, el hombre de sus sueños eróticos, aquel que ha
rar y con su porte de 1.76 de estatura, 70 kilos de peso, varonil, de facciones agradables, moreno claro, de cuerpo atlético, firme, ves
ue necesito hablar contigo con urgencia, se trata de algo que no puede esperar y por eso vi
.. ¿qué es eso tan importante para que hayas venido a mi casa a estas horas? ¿Volviste a pel
de mucha gravedad -respondió Germán, presuroso, al momento de dejarse caer pesadamente
r un mal momento y tenía que hacer algo para suavizar la situación y que él se relajara