os las dos aún seguíamos vírgenes en un
mí? -Nos miramos p
ños haré el amor con el p
n mundo y ya fui predestinada a un solo hombre. Esa era la razón por la cual no puedo tener novi
estud
e mi habitación se sentía el increíble aroma a filete de pollo asado. Salí al balcón y lo observé por varios minutos. Hay algo en ese joven, sigo con ese
e dije después de tantos dí
enos saludó
utorizó con un leve movimiento-. ¿En qué momento estud
as madrugadas, algun
lo. Y tampoco negaré que su porte era muy varo
rma ágil al balcó
s? -alcé
te? -volvió a ar
Qu
ecidí mirarlo de frente
e escu
leras corriendo, la cocina era visib
a un amigo
dad de hablar. Salí a la terraza, fui al extremo derecho para ver el balcón de
uedar ahí o
ó a su cuarto, a los pocos minutos salió mirándome con una camisa de color azul, era la primera vez que usaba rop
pero ¿a qué se debe la i
ensación de que no
ió decir nada más, yo tampoco
me dice que hoy necesitas la compañía de alguien que no sea e
estrechó con una leve sonrisa en su
ó mi abuela-. Y
Dio un paso
alto, retrocedí de manera automática-. Por favor, no ingreses con
es el
seco. Con un suspiro comenzó a quitarse esos accesorios, me los fu
ra desenroscárselo, se quedó con ese en la mano-. No te pre
ento fue diferente, hasta parecía ser un joven educado, ha demostra
ñero y nuestro vecino. -saludó
-La abuela se
delante joven, sién
accesorios en el cesto de basura, si él se los quitó er
manos, luego vengan
a ensalada, tres vasos de jugo natural más dos porciones de flan. Domina la etiqueta, la abuela me miraba
bios. Fue notorio su agrado por el vecino. Terminamos, dejamos los platos en el
el único amigo de Yele
en otras palabras, nunca h
ños, solo les agradezco, us
onrojó, me quedé con la
quieras. -Le contes
as gr
aron sus amigos a buscarlo. A lo mejor son ideas mías, pero a
e Yelena muc
hasta la puerta, encend
olverme mis
a botado. Comprendió mi ex
s b
rmó de una forma abrupta, pasó de
uién te crees para hacer eso?! -Tenía
as... -No dejó t
? -negué-. No te iguales niñita, no somos
y se fue, prefirió callar. Lo vi subir al auto con una increíble mujer rebosando belleza quien se bajó a besarlo. Por mi par
ar el malentendido. Cuando nos estrechamos de manos sentí algo diferente: como si fuéramos amigos de verdad. Por eso debía solicit
regreso no de
os. La vendedora me consiguió casi todos, solo faltó uno y lo remplacé por uno más agradable. Los empacaron en una cajita de terciop
galo con una pequeña nota donde me disculpaba por el atrevimiento. No pude evitar los
Sigue enojado, de reojo miré que él tomó la caja, la abrió, desvié l
la niña, deja t