recordar y tenía razón. J
ma? -afirmó-. ¿Po
llama Tierra? -Se
endí, d
a la gallina le dicen gallina, porque al comp
la persona más influye
s por solicitud de la Energía, la misma de la que tanto h
omún, pisotea a la naturaleza como si fuera territorio propio, como si el mundo fuera de ellos cuando es
eresante la
más, aún n
el sótano, realicé un mohín de frustració
al mundo. Nos acercamos al abismo irreversible de la destrucción. Tal vez mi
e la Tierra tenga
los humanos no hacen lo que tú haces. A ti se te revelarán, conocerás tus capacidades,
s se nos revela información muy antigua. -Me explicó-, nos revelan magia, yo
estilo de vida, se dejó llevar por la envidia, la codicia y el deseo de poder. Debes saber de ellos para combati
to? No se encuentran preparados. -suspiré-. Nuestro hogar es diferente cariño,
¿Estoy destinada a un sol
o, él es diferent
pasa c
más. -cortó
levas a conocer m
ebes permanecer en la Tierra hasta tu cumpl
e de mis sueños, perfecto
r atractivo. Sí... No te burles porque será tu soberano, hace mucho no lo veo, tal vez ya ni lo conozca, debió cambia
ilia con mucha nostalgia. -Se puso nervio
n su vida de ser necesario! -sonreí, ella se
, espero terminar convertida en una reina de be
camisetas grandes de niño, tendrías a miles de jóven
cida conmigo, por eso varía el orden con el fin de no repetir la misma ropa. Al ser promovida ahora estaba en el último año, aún no lograba adapt
nados en el salón. Las burlas por ser diferente, el cerebrito andando. He de reconocer lo incó
buela. Nos vemo
llegado tarde a la escuela, era de las primeras en el aula, así evitaba una gra
rgía divina
n un escudo ante los accidentes. Estaba tan acostumbrada a ese gesto. Era una de las pocas personas que no traían auto a la escuela. Cuando ingresé al instituto, fui direc
Ho
i estadía en la escuela, por eso no le pre
vecina, me alegra que asistas a la
n cambio alguno y gracias a Dios no le ofrecí la mano. Su expresión
ada más querí
iendo ayuda, sé
ello. ¡Qué vergüenza!, sentí pena conmigo misma. El corazón palpitó de form
y amable,
encuentro, porque sí era una tremenda idiotez. No contesté, por lo poco que lo traté evidenció su arrogancia. Era el típico idiota presumido. Seguí el camino en dirección al aula, reprimí las extrañas ganas que me di
s y dos, porque era la primera en terminar los exámenes. El salón se fue llenando y cuando la mayoría de los estudiantes ingresaron en grupo,
ente con lo acontecido hace unos minutos. Tomó el puesto diagonal a tres sillas detrás del mío. La clase comenzó con el examen de química del profesor Sam, lo resolví en quince minutos, me leva
ó cerebrito
i estuviera conteniendo la risa. Volví a avergonzarme, el calor se subió a mi rostro de nuevo. Hoy no era mi día, la protecció
rar alrededor suyo. En cuestión de horas fue acosado por las mujeres, y a los chicos tratando de congeniar con él. En tiempo récord creó un grupo liderado, vaya
to, preguntó-. ¿Ya viste el nuevo espécimen e integran