nido en este lugar. Las paredes de piedra parecían susurrar bajo su paso, como si las sombras mismas que las cubrían intentaran alcanzarlo, tentarlo, hacerle dudar. Sin embargo, no habí
cía, pero confiaba en Aiden. No era solo por su linaje, ni por ser el heredero de Eldoria. Era porque, al mirarlo, veía algo que ni ella misma podía comprender del todo. La oscuridad qu
n protector toda su vida, un guerrero. A pesar de ser un hombre de pocas palabras, se sabía que, en el fondo, entendía el peso de la misión que llevaban
luntad propia, distorsionando el espacio a su alrededor. Cada giro de las esquinas les revelaba habitaciones vacías, pasillos interminables que se perdían en la oscuridad, como si la misma estructura del pala
moverse bajo la luz de las antorchas. Aiden detuvo sus pasos frente a ella, sintiendo un tirón en su interior, una llamada desde lo más
ó Elyra, su voz suave p
ieran su presencia. Estaba sintiendo algo, una conexión profunda, una resonancia en el aire que lo atravesaba como una corriente eléctric
volvió firme, su mente despejada de cua
dijo con voz fu
los se iluminaron, primero débilmente, luego con una intensidad creciente. Un resplandor dorado comenzó a emanar de ellos, bañando la sala en una luz cálida que parecía rechazar la
magia. El salón ante ellos era vasto, mucho más grande de lo que Aiden había imaginado. En el centro de la sala, sobre un pedestal de piedra, descansaba el trono, su forma majestuosa pero desmoronada, c
una imagen distorsionada del palacio. Sin embargo, cuando Aiden lo miró detenidamente, vio algo más. En el reflejo, una figura oscura, vestida con una capa ne
ó Raleth, mirando al e
stá atrapado en el espejo, pero su magia sigue viva. Es él quien ha mantenido esta ciud
que residía en este lugar. Pero algo dentro de él se despertó, una fuerza, una determinación nacida de su linaje, del poder d
ojos brillando con una intensidad renovada. -
, tomando forma ante él. La figura del Rey de las Sombras se alzó, sus ojos brillando con malicia. La sala tembló
la sala, un susurro que se arrastraba en los rincones más oscuros. -Tu sangre
tenía que hacer. Sabía que no importaba cuánto tuviera que luchar, no importaba
z llena de poder. -Este reino perten
igua que latía en sus venas se desató con fuerza, y la sala tembló mientras Aiden invocaba el poder de sus ancestros
a luz y la oscurid