, con el corazón latiendo con fuerza, dio un paso hacia la penumbra, seguido de cerca por sus compañeros. La luz de las antorchas en las paredes no lograba disipar por completo las somb
a retorcida y muerta, como si algo oscuro las hubiera invadido desde el interior. Las columnas que alguna vez se alzaban con orgullo ahora estaban rotas, algunas caídas, otras torcidas, cubiertas por el p
quedaba nada de lo que alguna vez fue una majestuosa representación del poder de Eldoria. El trono mismo estaba allí, pero ahora era una sombra de lo que fue, su respaldo
elantó, sus ojos escaneando cada rincón oscuro de l
o está del todo. -murmuró en voz b
como si el aire estuviera cargado de magia oscura, la misma que había desterrado
rillaban con una intensidad inusitada, pero su expresión mostraba una preocupación creciente. -La magia está latente en est
chada, tocando una de las piedras del suelo que estaba cubierta por antiguos runas doradas. Sus dedos b
apaz de evitar la ansiedad en su voz. -¿Es el
eza lentamente, su m
Sombras ha dejado su huella aquí, pero hay algo más. A
a adelante, la impacien
es decir co
lentamente del suelo. La luz de las antorchas parecía volverse má
ó, mirando a su alrededor, como si las paredes pudieran revelar más de lo que dejaban ver. -Los antiguos protectores del reino crearon un sello, una barrera mágica que impide
del palacio, sintiendo cómo el peso de s
guntó, mirando a su alrededor en b
amente, su rostro iluminad
capital. -sus ojos se encontraron con los de Aiden, y en su mirada había una intensidad que lo hizo sentir una presión creciente sobre sus hombros. -Aiden, eres el ún
a de respuestas. Si lo que Elyra decía era cierto, él era la llave, el punto central alrededor del cual todo gir
voz vacilante. -¿Si rompo el sello, ¿q
mo si sus ojos pudieran ver algo más
la oscuridad, el mal que se ha acumulado aquí durante siglos. El Rey de l
le presentaba parecía llevarlo a un destino incierto. No sabía si estaba preparado, pero
n ansias, pero también con el miedo reflejado en sus ojos. Raleth asintió levemente, mientras Elyra m
n, su voz ahora fi
íncipe sentía dentro de sí, como si la ciudad misma estuviera lista para despertar de s