ntra las ventanas de la lujosa casa en la que María vivía. Vivir. Una palabra tan grande pa
rre, sin mirarla. Se ajustó las mancuernillas de su lujoso traje y se miró en el espej
entir, sonreír y callar; "como una buena esposa
y se acercó a ella con un gesto calculado. Le levantó el
ue siempre lo descubro. -Su voz era fría y ás
n rabia. En sus ojos se encendió una chispa, diminuta y frági
rás fuera? -preguntó
su atrevimiento. Dejó escapar una risa corta, bur
que tienes derecho a preguntar? -dijo con desp
justificarse, pero él levan
s mejor para ti. Soy tu amo y señor, quien te protege y te castiga, por tu propio bien. Hoy
de su mirada. Bajó la vista al suelo, conteniendo el llanto y acariciando los moreto
si hablara con una niña
e alguna vez te conocieron se han olvidado de ti. ! Por Dios, ni siquiera hablas bien el idioma! -Se
rre sonrió con satisfacción. Sabía que la tenía
no cuestiones lo que no te corresponde -
resonaban como latidos de un corazón opresor. Cuando la p
rteza dolorosa: si no hacía algo, pasaría el resto de su vida encerrada en aquella ja
un libro. Estaba segura de que no estaba allí antes y le pareció extraño. Lo tomó con manos
sola. Hay
or con paranoia. ¿Quién había dejado eso ahí? ¿Jean-Pierre la estab
na llamada. Cuando miró la pantalla, su cuerpo se quedó h
voz apenas e
u tono era suave, casi familiar-. Soy Claire. Nos hemos visto en
de la iglesia. La que siempre le sonreía, la que
este número? -pregu
que confiar en mí. He estado dónde estás tú ahora y sé lo que se siente¿Está
. ¿Lista? Había soñado con este momento durante añ
sin su permiso, la castigaría. Lo peor no eran los golpes, sino las a
do... -susurr
tenemos que movernos rápido; e
remecer. Se giró de golpe y su sangre se congeló
.. -su
-preguntó Claire al o
crujido. Jean-Pierre no po
n su oído y el sobre misterioso temblando en su o
sus pies descalzos rozando el frío mármol. Escuchó pasos acercándose. Lent
jo una voz gr