uiendo, y lo último que quería era verle la cara después de recordar cómo él l
ina, ¿qué haces aq
para que me veas así -respon
pero sus gestos ha
Alejandro, pero decidió dejar a un lado la montaña rusa emoci
hablar -a
te lo suplico -agregó Alejandro con esos oj
vida -añad
dio a Alejandro una bofetada en
unidad. Recordé que no querías, y no sé si quieres
de los hombros y la
o soy el hombre de antes -dijo Al
todos te vean y se den cuenta del m
e a Luciana le resultara difícil sostener su mirada sin que su corazón c
chaqueta. Sus ojos no se apartaron de los de ella mientras deslizaba un sobre de terciopelo rojo sobre la mesa-.
de lo que representaba la invitación. Alejandro no sólo la estaba invitando a un evento; la estaba invitan
ría rechazar la invitación, sabiendo que no estaba lista para enfrentar todo lo que implicaba. Sin embargo, otra parte, pequeña pero persistente,
sobre su escritorio y meneó la cabeza, sabiendo muy bien lo complicadas que se volverían las cosas si aparecía el otro hombre que pretendía a su amiga. Estaría
urdir su mente, un repentino mareo la invadió. Todo a su alrededor parecía girar y, antes de que pudiera perder el equilibrio, Alejandro la aga
staba llena de preoc
ra se acercó corriendo, con el rost
cuando te saltas comidas. Nunca escuchas, siempre eres tan terca. Siempre te afl
ntento de tranquilizar a su amiga, aunq
do. Sólo tengo hambre -respondió, a
sujetándola por la cin
es seguir descuidándote así. No entiendo por qué el tr
utoritario que le recordó a Luciana por qué
cuidaba. No entiendo tu obsesión con el trabajo. No todo es dinero, también debes cuidarte
n hombre alto y apuesto, impecablemente vestido, entró con una sonrisa llena de conf
a encantadora-. Estaba pensando en ti. ¿Te gust
lejandro apretó ligeramente la cintura de Luciana, un gesto que ella no pasó desapercibido. Sin
e encargaré de Luciana. No e
sorprendido por la actitud posesiva
No parece que estés en pos
ntre los dos hombres iba en aumento,
lla, tratando de calmar la situa
rmuró Alejandro, con un dejo de celos en la mira
tro se sonrojó mientras su corazón se aceleraba ante la intensidad de la voz de Alejandro. No había querido causar una escena, per
empeore -sugirió Clara sensatamente, tomando a Luc
; vio la mirada de un hombre que no estaba listo para perderla de nuevo. Eso la hizo cuestionar sus propios sentimientos. Mientras se al
ue debía ser una conversación seria. El sonido de sus tacones resonaba en el silencio de la oficina, y aunque su mente estaba
r de caminar a su lado-. Tienes que decidir qué hacer con todo
mezcla de incomodidad y necesidad de huir. Sin embargo, las palabras de Clara resonaban en su cabeza. ¿Qué iba
mientras avanzaba, como si las paredes a su alrededor pudieran o
expresión firme, pero tam
ues ocultándote, el único que va a salir herido eres tú.
iendo el peso de las
ia Alejandro no era tan fácil. Había demasiado dolor en su historia, demasiadas cicatrices que aún no habían sanado. Pero también había algo
ó el botón, cruzándose de brazos mie
s errores y tú no tienes que olvidar lo que pasó. Pero tienes que decidir si estás li
entraron. Clara, siempre directa, tenía una forma de empujarla a e
as cerradas del ascensor-. No es el mismo hombre que solía conocer, Clara. Se ve diferente, habla diferente, pero
da de inmediato, dándole a Luc
mpiendo el silencio con un tono más suave-. El tipo qu
encogió d
a de frustración y culpa-. A veces siento que me gusta porque me ofrece algo que Alejandro no pudo: paz, estabilidad, respeto. P
te mientras hablaba,
tranquilidad, o una vida llena de intensidad y... riesgos. Pero no importa c
undamente el aire fresco que le golpeó el rostro cuando salieron al vestíbulo de la pl
in Alejandro, sin este otro hombre. Tal vez, sólo debes
zón -respondió Luc
La pregunta que seguía rondando en su mente era simple, pero dolorosa: ¿podía Alejandro realmente cambiar lo suficie
a, un mensaje de texto iluminó la pantal
, ni mañana. Pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que me veas de nuevo, como e
del teléfono. Sabía que no podía tomar una decisión impulsiva, pero las palabras de Alejandro la habían tocado de una ma
interna que se libraba en su mente, le d
os. Pero lo importante es que seas honesta contigo misma. No tomes decisiones por
do este torbellino emocional. Sin embargo, mientras observaba cómo su