s de la ciudad brillaban a través de la ventana, pero su corazón se sentía pesado, como si una sombra lo cubri
on nubes pesadas que presagiaban tormenta, un reflejo del caos que se avecinaba en su vida.
complicada, y tú mereces más. - Las palabras de Al
a bajo sus pies. -¿Más? ¿Más qué? ¿Acaso no es suficiente lo qu
cho él, su mirada evitando la su
o la humillación de ver cómo su amor se desmoronaba en un instante. -No merezc
el calor de su abrazo y la ternura de sus caricias. Pero esa parte estaba en constante batalla con la que se sentía traiciona
s dejar que él te afecte de nuevo. Ya no eres la misma. Has sobrevivido.-
taza de té, esperando que el calor del líquido la ayudara a calmarse. Mientras esperaba que el
ciana sintió cómo su corazón se aceleraba al pensar que podría ser él, Alejandro.
dad. Sabía que no podía seguir negando sus sentimientos,
o fantasmas, recordándole los momentos felices: las risas compartidas, los paseos bajo la luna, el suave roce de sus
ia apoderándose de ella nuevamente. -Si vuelve a entra
de una segunda oportunidad la aterraba tanto como la idea de perderlo de nuevo. -Tal
ácil volver a cerrar la puerta de su corazón. -Er
en que su sonrisa había iluminado la sala y cómo, por un breve instante, había sentido que todo podría volver a ser com
hocaban dentro de ella. Con cada respiración, su corazón parecía inclinarse más hacia la p
tro, y en ese momento de calma, decidió que no podía huir de sus sentimientos. -Si voy a arriesgarme,
guía vivo. Tenía que enfrentar su miedo y descubrir si el amor que una vez compart
e preparó para la batalla que estaba por venir, consciente de que el camino hacia el perdón
entre los recuerdos y la incertidumbre del futuro. Entonces, como si el universo hubi
iendo un ligero escalofrío recorrer su espalda. Se acercó a la puerta, cada paso
aba él. A
despeinado por el viento, su figura imponente. Luciana sintió que su respiración se det
profunda, casi un susurro
pregunta salió de sus labios con más fuerza de la que hab
me ha dejado inquieto,- confesó Alejandro, dando un paso adelant
arme?- Su tono era más cortante de lo que había querido. La ira y la tristeza parecían flu
respondió Alejandro, acercándose aún más. Luciana podía ver la sinc
os juntos?- Luciana lo miró fijamente, deseando que él no viera lo
n golpe directo en su corazón. -Por favor, escúchame. He estado p
eplicó Luciana, con la voz quebrada. -¿S
Te he echado de menos cada día. No soy el mismo hombre que te r
rida de nuevo. -¿Y qué te hace pensar que estoy lista para esto? Después de todo lo que
l,- insistió Alejandro, dando un paso más cerca. -Quiero demostrarte que e
tensión entre el deseo de abrazarlo y el miedo de dejarse llevar
y seria. -Prometo que no te fallaré. He trabajado en
ante, los recuerdos del pasado se entrelazaban con el presente: las risas compartidas,
casi al borde de la rendición. -Tendrás que demos
ensa y decidida. -Te demostraré que lo que s
por salir a la superficie. Pero, antes de que pudiera responder, el sonido del m
ito contestar.- Se apartó y tomó su teléfono, s
nzo y la sombra del pasado. Al terminar la llamada, se dio cuenta de que Alejandr
, sintiéndose abrumada
una suavidad que la sorprendió. -Pero estoy aquí para quedarme, Luciana. Si me das l
rno, preguntándose si estaba lista para arriesgar su corazón nuevamen