o un estremecimiento en Celine. Había estado leyendo un libro que encontró en la biblioteca y no se había percatado del tiempo transcurrido. Al ver la hora, decidió pa
encontrárselo jus
ca que la sirvienta había conseguido. No creyó necesario cambiarse, ya que ima
ara. Pero Enzo se detuvo justo en la puerta de la
iosismo al escuchar su voz
menos para agradecer por la comida. Pero por otro lado, estaba el hecho de mostrarse con aquel
que decía Enzo de
ella entreabrió la puerta cubr
mechón tras su
arecía cada vez que lo veía. Celine no sabía cómo actuar cuando estaba cerca de aquel hombre. A
ía mucho más fácil si no lo fuera. Quizá
ió disimuladamente las piernas desnudas
ganta y chasqueó la lengua al final -. Solo vine a buscar algo, tengo
s por la cena -dijo Celine e
ire que había estado reteniendo. Esperó unos minutos antes de salir de la habitación, descendiendo las escaleras hasta
os inversionistas, quien le avisó que no podría reunirse con él esa noche. Aliviad
mplazado por una sensación de culpabilidad al verla. Sentía la obligación de hacerle compa
e ignoraba el hecho de que
una l
nzo sintió un poco de pena por ella. Con sigilo, se acercó a Celine y le provocó un
de la silla, sintiendo el frí
o, dando una mirada de disc
-respondió, restándole importancia-. Pe
empo -ella asintió, comprendiendo, y miró el líquido derrama
oblema -se adelantó a agarrar un
su pijama y ella bajó la mirada, recordando su ropa, y se
tó al escucharla-. No es necesario. Iba a
a cena todavía -apuntó h
gía de hambre, y sin mediar palabras se alejó de Enzo, quien no
lpable por ser la causa de su falta de apetito.
discu
cifrar la expresión de la joven. Enzo pensó en lo incómoda q
mbiarse cuando, de repente, r
ó, aunque no
adre. No he sabido nada de ti desde ayer.
para no tener que darle explicaciones a
a sido cancelada y que intentas evadir
informarte sobre todo lo que hago, ¿no crees? -respon
su padre
r cómo está mi hijo?
llamaste solo po
los Donovan han regresado a la ciud
da. No era grato verla de nuevo. Enzo apretó su mandíbula con fuerza, eno
nte antes de que comenzara a insistir sobre su paradero. Al finalizar la llamada, Enzo se q
egresado justo cuando él
grado olvidarla, pero parecía que ella tení
retó el puent
n el columpio. Aquella imagen lo cautivó, destacando entre todo lo