omo no dejaba de llorar, la alfa le dio otra. Lo tranquilizó ha
e y tomó un poco más de agua. Aun sentía el cuerpo acalorado y pesado. Había un rayo de l
ue sentiría alivio al verlo. No fue así, una e
rápidamente, como su padre le ordenó. Se
nto. - Dijo la alfa que estuvo con él esa tarde. Deseaba q
blemente. Le volvió a mirar y Misha entendió que debía ir al auto. Salió del lugar, alcanzó a ver la habit
papá, sus maletas estaban en los asientos de
iró a Misha, tampoco le habló. El niño no sabía si debería decir algo o preguntar po
entre la somnolencia y la vigilia. Le hubiera gustado saber que hora era, pero no se
u mamá y abrazarla fuerte. Quería llorar en sus brazos. Sabía que nad
l omega que todos habían esperado que fuera. - Algunas cosas van a cambiar a partir de ahora. - Su papá miraba el ca
palabras le ayudaron a calmarse
ron a su casa, su papá lo despertó
ó el cinturón mientras miraba al rededor tratando de ubicarse. Ya no tení
a suya a un lado y se demoró unos minutos en procesarlo. Fue tan extraño qu
la puerta. Subió las gradas para ir a su habitación. Su pap
anja dulce era demasiado fuerte. Misha respiró pro
ir. - Le ord
o bañar? -
á. Ella dejó entrar la maleta y cerró
antes de que su padre se
de Peter le hizo dudar
ba pedir permiso para todo, así lo habían educado.
er sabía que su hijo tendría
de regreso, para cada uno de sus pequeños en menos de 24 horas. Tuvo que dormir por el día, no pudo i
habitación, pero se giró apenas a
n poco ido, estaba de pie f
tu hermano. - Su papá espero respuesta, pero
una vez. Fue a su armario, agarró la bata de baño, puso ropa limpia en su c
el viaje con camiseta, estaba tan acalorad
rto, todo estaba oscuro. Caminó en penumbras, el baño est
jándose... De dolor. Misha cerró la puerta del baño y abrió el agua caliente. Dejó la toa
vo el agua y salió, se secó y respirando hondo volvió a abrir la puerta del bañ
, dudaba si ir a comer algo o no. No quería deambular por la casa a oscura
uerta de su armario, observando su cuerpo. No, no iba a comer. Decidió buscar sus audífon
n entrar. Chequeó la puerta por pura paranoia, estaba sin seguro. Frunció el ceño, era muy peligroso que que
tuvo que arrastrar su maleta por las escaleras. Cuando llegó hasta arriba ya estaba cansado. Bange había
. Puso su playlist favorita en spotify y se metió a la ca
No había nadie que le juzgue, nadie que le recalque su aparienc
jo que él también era un alfa. Misha cerró los ojos, abrazó la almohada a su
a más o menos, fi