riendo y mirándome, esperando la c
cabo de confrmar. - ¿Y Eloá? ¿Algo
y tranquilo. Mis dos sobrinos son mucho más difíciles que Eloá. - ¿
ionados, ya que mi cuñado regres
cole? – El Sr. Mackenzie parecía sab
Incertidumbres Charlotte Todos estábamos observando los movimientos de la niña, que era guiada por la profesora de natación en la pisci
n, feliz de estar nadando de un lado
regañó Martina, apareciendo por
a llegada. – Tienes que decir: "¡Est
staba toda mojada no podía estar seguro. Martina no aceptó que su hija llamara a su madre y Eloá siempre
uó: - ¿Qué haces junto a los emplea
ué estás al lado de las niñeras de tu hija? ¿Estabas por casualidad charlando con los sirvientes? No se mol
o que somos las niñeras de su hija.
re fingía en el presencia de su marido... El hecho de que ella ahora actuara así era algo fuera de lo común, solo estaba siguiendo la lección de natación de nuestra hija Martina, explicó y su tono era apaciguado
en nuestra habitación. Su forma de hablar era muy tranquila, pero se notaba que estaba bastante molesto p
arecía reducirnos a polvo, sólo con su mirada. - Ustedes dos tienen p
ada, oferta! – Martina interrumpió el discurso de la joven. – Si no sig
ante molesta. Eso me preocupaba muc
ando llevaba muy poco tiempo trabajando y no había logrado ahorrar sufciente dinero para sustentarme por
nos despidiera. - ¿Cómo puedes est
ue el Sr. Oliver estaba totalmente infuenciado por todo lo que decía su esposa y, si realmente hubiera q
ra equivocada, porque ahora que salí del orfanato no podía regresar y como no tenía a nadie más que a mí m
rno me concedía tan rápido y no era sufciente para poder sustentarme e
a familia Mackenzie, pero aun así,
solo. Necesitaría encontrar otro trabajo rápidamente. Un heredero Brian Firmé la última hoja de la pila d
mpo para mucho más que trabajar. Pero esto era algo a lo que ya estaba acostumbrado, al fn y al cabo yo
unas funciones más y considerar la posibilidad de tomarme unas verdaderas vacaciones. No sólo unos días de distracción. - ¿Puedes llamar a Carter y Mackenzie a mi ofcina, Margareth? - Le pregunté a mi se
me molestaran. Le confrmé que podía venir a recoger los documentos,
ró a preguntar Douglas cuando entró en mi ofcina unos minutos después.
usaban de ser. Douglas Carter e
mpresa multimillonaria que dirigir y dejé ese sector a su cargo, y desde entonces nunca he tenido ningún
molestó en absoluto mi queja. – N
do el disgusto de conocer. - Hago mí
funcional, solía bromear, pero tenía todo un equipo para brindarle el apoyo necesario a su trabajo, además de un gran prestigio por representar a una empresa tan importante como Reloading Inc. El hecho de que fueran mis mejores amigos no int
Admiro mucho el respeto con el que me tratas – dije irónicamente. – C
illa en la mano. - Me importa