cuerpo se resentía por ello. Me puse de pie con cuidado pues temía que mis piernas no aguantasen el peso de mi cuerpo. Afortunadamente conseguí mantener el equilibrio. Fue entonces c
lugar como un sitio
s de mí. No tendría más de seis años. Tenía el pelo rubio y recogido atrás en una trenza. Vestía un vestid
la niña peinaba y acunaba a sus pequeñas amigas. Estaba sola pero su sonri
hombre de pie en el porche de la mansión. Era alto, moreno y delgado. Vestía un traje elegante con un sombrero a juego
Pero él tenía una expresión diferente mientras lo hacía.. Me pareció una mezcla de enfado y tristeza. No me f
ayos de sol pasaban a través de las cortinas de mi cuarto. Salí de la cama y las aparté para poder echar un vistazo al exterior. En el cielo no había ni una sola nu
ñana escasas. ¿Cómo me había levantado tan temprano? Normalm
sentarse en mi cuarto para decirme cuales serían mis tareas así que decidí prepararme. Cogí mis cosas y me dirigí al baño para asearme y cambiarme. Cuando salí al pasillo vi como Rebecca salía también de su cuarto perfectamente ve
unté antes de que desa
e oírme pronunciar aquellas pa
or eso anoche llamé a mi novio y le pregunté si podía qued
i alguien me empujase contra la pared y me amenazara
con una sonrisa diabólica―. Claro que no estaré todo
y no acabemos de
a eres cua
apá cuando vea
ema, le he de
. Segundos después oí como la puerta de entrada se cerraba. Sin duda, me queda
me estaba sirviendo el desayuno, unos minutos más tarde, él apare
ía la diminuta nevera y sacaba la mantequi
s días ―repetí n
tendremos que repartirnos las tareas de limpieza ent
regunté, aunque ya
s para ayudar a los padres de su novio. ¿Sabes? Parece ser que los pequ
ularlo. Y además, que yo recordase, Paul, el novio de mi hermana, no
Sabía que papá no me creería, solo era la hija pequeña, la chic
on exactamen
piso. Excepto las habitaciones de papá y la de mi hermana. Aún así era bastante trabajo. Decidí emp
l desván. No me extrañaba, se habían guardado tantos trastos inútiles
n más suciedad? De modo que el día se me pasó de un soplo. Y cuando quise darme cuenta, ya había anochecido. Lo único positivo de todo, y
sto en la acera de enfrente. Me acerqué a él y tiré las bolsas. Aprovechando que estaba ahí, miré nuestra nueva casa, Rosink Hall, desde fuera tenía un aspecto más siniestro que visto durante el día. Después observé la casa que tenía detrás. La recorrí con la vista de arriba abajo. No parecía tener nada inusual. De hecho era una casa normal, como todas. Pero h
había equivocado o ese tip
vienes pronto la
dirigí una mirada de reproche. ¿Y si el anciano se daba cuenta de qu
había razón para no hacerlo. Y antes de irme volví a p
me vendría bien descansar. Sea como sea, cuando por fin bajé, encontré a mi padre en un pequeño cuarto, que había redecorado con más esmero que ninguno para utilizarlo como su estudio. Estaba mez
―me preguntó sin aparta
ue deberías hab
quitarle importancia al asunto
ada mejor que hacer, podríamos hacerles
Incluso sería una buena oportunidad para sonsacarles algo de informació
ndo i
timbre, ¡todo un adelanto! Apenas habíamos llamado un par de veces cuando nos ab
nos. Los Mayson ¿verdad? ―dijo doña si
e visita ―dijo mi padre―. Me temo
ro pasen...― diciendo esto, se apartó para dejarnos
ocke nos condujo a través de un largo pasillo hasta llegar al salón. Estaba muy bien decorado, aunque los muebles
eran de toda la vida y se sentaron en uno de los sofás sin dejar de hablar ni un momento. La Sra.
ala y se dirigía a mí. La recordaba per
cey ―ahora
rdida en este barrio de locos ―di
tenido mucho tiempo pa
lgo pero se contenía. Hasta que no pudo más―
tado con un oído puesto en la conversación―. ¿No cr
ás de la cuenta. ¿Qué mi casa estaba enca
breves segundos, pero enseguida volvió su habitual
o por las escaleras hasta el segundo piso y una vez allí, entramos en la primera habitación a la derecha. He dicho que entramos pero la realidad es que Pamela abrió la puerta y me
erla justo enfrente de mí, luego, todavía em
a. ¿Qué tal se vive e
Sí, era un poco lúgubre pero no es para tanto.
hablas ―dije co
Todo el mundo sabe que R
anto de los cotilleos del barrio. Lo entendí todo, Pamela no era ninguna psicópata. E
ad pero solo si prometes
¿cuánto din
a de chantajista?―. Quiero inform
Rosink Hall y luego yo te
ro al ver que mi interlocutora parecía decepcionada opté
―gritó euf
a visto al fantasma y creo que es
barrio al que le diviertan estas tonterías inventadas―. Tu secreto e
ribí al hombre de mis sueños aunque por supuesto no le conté que
levar algunos trastos al desván vi a ese tipo siniestro. Cuando terminé la historia le hice u
a saber qui
jo cascarrabias. El Sr.
avía ―Procuré que se notar
tipo antes era po
xtrañamente familiar ese comportamiento, en Salem también había conocido a un par de personas que pensaban exactamente de
echo tarde y era hora de volver a casa. Antes de salir de aquel cuarto, la chica, que ya empezaba a parecerme un poco