entó de nuevo su extremo nuclear y a continuación expulsó poderosísimos chorros de agua extremadamente caliente, que produjo a su alrededor un bolsón de agua completamente líquida
especialmente los que se encontraban en la parte superior. Cuando Manuel se acercó al artefacto, vio que en el extremo del mástil había una gran esfera de acero inoxidable de por lo menos cinco metros de diámetro, que remataba aquella estructura. Justo desde esa bola provenía la fuente magnética que había captado antes, cuyo campo desde allí se percibía, obviamen
ERC
IENDA HASTA LLE
ó Manuel, intrigado, a sus compañeros que se
onal, todo lo que veía y escuchaba Ísler, en tanto intercambiaban con
ltar el archivo de la Bibliot
iva; en realidad Monar no tenía muchos reparos para expresar cualquier opinión-. Ahora tendremos que esperar casi
Monar. Recuerda que
dad tú consideras que ell
disco, se encontraba una inscripción que indicaba una medida en metros, que comenzaba desde cincuenta y que bajaba cada cinco hasta que llegó a la tierra, pocos centím
n atentos a las imágenes que enviaba Manuel, visibles en un gigantesco holograma tridimensional que dominaba por completo la visión en el laboratorio. El único que utilizaba un casco era Monar, quien no quería que absolu
s se había hecho un descubrimiento tan particular desde que se había unido al CoZÉT, que no era mucho t
creo -resp
al respecto -sec
que le ayudaban a bajar, ya no aprovechándose de las garras al extremo de sus brazos, puesto que ya estas no tendrían asidero duro al que aferrarse para empujar. Por supuesto, al estar inmerso en ese suelo pantanoso, su visión era prácticamente nula, razón por la cual había pasado a un modo de percepción por resonancia, lo que apenas le permitía intuir los
e, cuando no estuvo enterrada por los sedimentos, había sobresalido la estructura solo unos pocos centímetros sobre la superficie. Edificio hipogeo desde su concepción, alargado, orientado del este al oeste, en las paredes más largas, la norte y la sur, poseía dientes de concreto en forma de cuña, orientadas las caras planas hacia el oriente y las oblicuas al occidente, intercalados en un patrón en ajedrez, aunque los dientes, en realidad, no se tocaban entre sí. Del lado occidental, sin embargo, la forma era completamente diferente, pues el muro se levantaba a un lado del mástil, por lo menos unos vei