panorámicas de la ciudad y muebles de diseñador que me hacían sentir como una intrusa en un mundo que no era el mío. La computadora en
había
o era el tipo de comodidad que podía disfrutar. Sabía que todo esto tenía un preci
gica se impuso: no tenía a dónde ir. Estaba atrapada en su juego, y t
vereux entró en la oficina como si fuera suya, como si el lugar hubier
en una silla frente a mí, colocándose con calma los puños de la
lo voy a arruinar -dije, sin mir
iendo cada vez más molesto, pero entendí que n
afiante. Su tono era arrogante, como si fuera el du
na marioneta, y mucho menos una escritora sumisa -le advertí
rada fría, esa que decía "no me importa lo que digas". Finalment
gí -dijo, y esas palab
emoción. Sabía exactamente qué intentaba hacer: me estaba est
os, y tú... eres demasiado curiosa para resistirte a los míos -co
erdición. No podía evitarlo. Era como si mi mente estuviera
ente, tratando de
juego para
No, solo que nadie conoce como soy
impenetrable pero un breve momento visualic
así?- me analizo de arriba abajo
strarlo. Me había enfrentado a situaciones peores en mi vida, aunque esta definitivamente se sentía diferente. Gael no
respuesta. Se recostó en su silla y cruzó los
lo que necesito de ti. Pero no te equivoques, este "juego",
que no podía seguir jugando a ser la heroína de mi propia historia. Estaba
sa? -le pregunté, mantenien
diversión. La sonrisa en su rostro era como la de un
es, la curiosidad no solo mata a
adía todo el espacio, como si ya hubiera tomado posesión de cada rincón de mi
z sonó más tensa de lo que quería. Estaba perdie
aban con un eco que me hacía sentir pequeña, vulnerable. -Y si vas a escribir mi historia, tendrás que enfrenta
unos centímetros de distancia. Estaba atrapada. Literalmente atrapada
-le dije con firmeza, aunque sabía que estaba mintiendo. Ya no tenía c
Y, por un momento, creí que algo
ncentras en escribir lo primero que pienses? Algo que tenga que ve
Pero la verdad es que, cuando se trata de Gael Devereux, cual