la entendió de inmediato y apoyó las manos sobre el colchón, dejándose guiar sin resistencia. Se colocó en cuatro,
illaba con el calor del momento. La tomé de las caderas y la atraje hacia mí, alin
l sonido de su voz l
de dominio, mis caderas chocando contra ella con una cadencia implacable. El sonido húmedo de nues
tiera el choque, el impacto, el llenado completo en cada embestida. La tenía exactament
a distancia e
intura y el otro subió hasta su pecho, apretándolo mientras mi boca encontraba su cuello. El cambio de ángu
é al oído, jadeand
más, para no dejar que el ritmo bajara. Mis embestidas se volvieron más rítmicas, más intensas
taba lo
n cada nueva embestida, y yo sabía que ya estábamos al límite.
la cama, con las piernas apenas separadas, su cuerpo rendido, pero aún hambriento. Me acomo
-susurré, con la v
eó, y arqueó apenas l
sición, más cerrada, cada embestida se sentía más intensa, más estrecha, más envolvente. Mis brazos rodearon su c
su mano buscó la mía y
ado que el anterior. La sentía estremecerse, empapada, temblando, su espalda arqueándose haci
o que te corras dentro. Me
ó. El control, la co
cesit
os. Ella me recibía toda, apretando, jadeando contra la almohada, emp
onces
é dentro de ella con un gemido ronco, profundo, mientras la rodeaba por
palpitando bajo el mío, envueltos en sudor, deseo y u
lviste más que bien -susurró,
su hombro, sabiendo que aqu
ido de la noche colándose por la ventana entreabierta. Aún estábamos entrelazados, su cuerpo
tos antes de que
, con una sonrisa cálida, pero sin
oco el cuerpo para observarla. Su expresión era ser
n suavidad-, es
de leer más allá
onto? -p
s miradas se encontraran. Sus ojos seguían inte
s, créeme. Pero esto... esto fue una excepción. Un momento q
ella posible en la habitación, en el aire, en mí. Yo la observaba en silencio, sin i
un beso suave en mis labios. Fue un beso distinto al res
mi boca-. Por no haber sido s
o un paso hacia la puerta,
i mente... y el cuerpo aún sintiendo el recuer