os por los besos que todavía sentía ardiendo. La noche, cálida y húmeda, se volvió irrespirable de pronto. Se apartó del muro
Su sonrisa fácil
ando sonar firme, aunque sabía que su voz
la cabeza, molesto
eríamos. Yo sí. Él simplemente apare
susurró ella. N
untas. Siempre se sale con la suya. Siempre cree que pue
o. La culpa trataba de instalarse, pero no encontraba espacio. Porque, aunque sí, había sid
on decepción.
resencia quedaba en el aire, como un
carro -dijo Iván
iluminado por una farola parpadeante. Al llegar a su au
dijo antes de girarse y ma
endió el motor, pero no arrancó. Se quedó allí, en la oscuridad, con las
irecto, rudo, como si no estuviera acostumbrado a pedir permiso. El roce de sus manos -aún con los guantes tácticos puestos, dejando li
su cuello. Esa manera de contenerse justo en el lí
estar enojada. Que todo había sido inco
verdad e
iz. Jodida
a por ella. Se estremecía con solo recordar. Se humedecía con cada escena que rev
atormentaba, la enloquecía, la hacía querer
a verlo si ni siq
nces l
guir en cont
justo. Aunque
ero de Elías era lo más inteligent
que tuviera que jugar