Por ello, Arda le pidió al escol
ona, ella es inocente! -
iño comenzó a hablar. Arda observaba el lamentable estado en el que se encontraban los niños
e su libertad. Arda no se
se está metiendo -exclamó la mujer,
e ya lo sé. Eres una maltratadora que se
hacía lucir tierna. En ese momento, algo dentro de Arda ardió, pero
Susana mientras remendaba su vestido, hacié
negó con la cabeza.
ted va a declarar. Esta mujer que tengo agarrad
su hija Eva se adelantó, sosteniendo en
stas son las ga
ujer del vestido eleg
¡Son unos malditos ladrones, todos! -exclamó, e
de inmediato para
debajo del cartel de madera del menú.
uietud y soltó a la
iosa, miró a Arda
a a creerles a ellos y no a
seriedad. Sus ojos color miel, hicie
tión de hechos. Y los hechos indican que sus
ló y tomó aire
uso! ¡Voy a lla
ble-. Mientras tanto, estos niños y su madre ve
la vista,
otros no queremos proble
miró con
la forma en la que piens
onzada. Y no respondió, en s
gar, señor. Dormi
s niños, que aún tenían rastros de lágrimas e
jo con afirmació
las gafas bu
ero le advierto, est
-respondió Arda sin inmu
, hasta desaparecer de la vista de ellos. Cuando la tra
ijo con firmeza-Agradecemos su ay
iró con p
ro invitarlos a comer. Nada más-di
gos vacíos relacionándolos con un leve gr
eberle nada
on calma-Solo coman algo caliente,
razón, debemos comer algo, mor
ntre su orgullo y la necesidad de sus hijos.
.. pero sol
caminar hacia la entrada del restaurante, mi
bajadores, que aún estaban en el lugar, lo observaron con extrañeza. No era común verlo co
los, lo suficientemente bajo como para
ero se incl
o esto no es
ó a Susana y a los niños a sentarse. Susana dudó un momento, sintiendo el peso de las miradas s
ercó, algo incó
ordena
Arda con tranquilidad mientras se
tar mirar a Susana y a los niños con
mirarnos así -murmu
que el mesero había dejado
La gente juz
servaban la carta con fascinación.
emos pedir lo que que
con una son
quiera
una mirada de ad
su generosid
sta, avergonzada,
omer sin preocuparse-di
esperaban la comida, los murmullos a su alre
legas no pudo contenerse
endo?-susurró, al punto
ó con calma
nan
ientras miraba a Susana y s
o el hombre mientr
lgún pr
a Susana y a los niños, lue
jo el hombre mientras solta
, no podia creer lo
que nunca me
ante más antes de dar media
rda con curiosi
ué hace
hombros, sin darle
uien tiene
or primera vez en mucho tiempo, Susana y sus h
eo de campana. Arda no levantó la mirada, ocupado sirviendo agua a los niños, pero Susana not
oño alto, se detuvo justo en la entrada. Vestía un abrigo blanco de diseño, gafas oscu
era suave, pero
y cuando la vio, la sonris
lin
fusión. Los niños, aún mastica
rente a la mesa-¿Una obra de caridad? ¿Una nue