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Historia

Capítulo 3 Vamos a casa.

Palabras:1150    |    Actualizado en: 08/04/2025

ompostura. En ese momento la verguenza lo cons

do. ¿Hay alg

ejando ver sus ojos gri

a abajo, como si evaluara una mancha-... esta gente. No e

nte. Y me da igual -respondi

lla, sintiéndose fuera de lugar. Lo

-dijo Susana en voz baja, diri

rarla-No van a ningún lad

Conocia a Arda perfectam

s llevas a casa? ¿Adoptas niños

mandíbula y la

estás aq

as? Y quería hablar de los términos finales. Pero parece

e si no tienes na

razos y lo miró con

mundo. Pero esto... esto es patético. Finges ser un héroe, pero

la mirada,

ero al meno

sana una vez más, esta vez con

puesta, dio media vuelta y salió del restaurante, s

ómodo por unos segundos. Pero

inocencia, pero Susana le di

es de responder llevo su mano hasta la

. Ya

. No sentía lástima por él,

e obliga a cargar con desconocidos-dijo Ed

ntas y respuestas de sus hi

susurro mientras

o, ya que se senti

antes de que se enfríe-susurro mie

ana bajó la cabeza, removiendo con el tenedor el arroz del plato, y

s, soltó un pequeño bostezo que

muró mientras se frotaba los

tenedor y lo

que te c

ulado. Susana lo atrajo hacia sí con ternura, acunándolo con los brazos mientras intentaba no de

admitir. Había visto muchas injusticias, pero pocas tan calladas como

esta noche? -pregun

vitaba hacerse desde que entraron al restaurante. Eva también la miró, esperando

e y dejó unos bill

d, sin tono de mando, solo

reguntó Susan

-respo

as... -com

n la calle con tus hijos -la in

a mano a su madre y la apretó con fu

-susurró la peque

undos. Cuando los abrió, asint

or esta

razos, envolviéndolo en su chaqueta como si fuera de cristal. El niño apenas

espectadores. El chofer ya esperaba en la entrada, y al ver

y Eddy dormido en brazos de Arda, el silencio era distinto. N

es, la vida que seguía. Y por primera vez en mucho tiempo, sintió que quizá

ón de felicidad en el rostro, ella pens

Eddy respiraba tranquilo, con la mejilla apoyada contra s

miró a Susana, quien emp

en voz baja, casi como

rostro, sorprendida por l

una pequeña sonrisa triste-Si me detengo,

e le resultaba familiar. No en su historia, ni en su a

ra sí tengas

en su vida. Muchas frases dulces sin sustancia. Pero en la voz de Arda no habí

tes de verdad -dijo ella, con

rada un segundo má

nada si no fu

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