ompostura. En ese momento la verguenza lo cons
do. ¿Hay alg
ejando ver sus ojos gri
a abajo, como si evaluara una mancha-... esta gente. No e
nte. Y me da igual -respondi
lla, sintiéndose fuera de lugar. Lo
-dijo Susana en voz baja, diri
rarla-No van a ningún lad
Conocia a Arda perfectam
s llevas a casa? ¿Adoptas niños
mandíbula y la
estás aq
as? Y quería hablar de los términos finales. Pero parece
e si no tienes na
razos y lo miró con
mundo. Pero esto... esto es patético. Finges ser un héroe, pero
la mirada,
ero al meno
sana una vez más, esta vez con
puesta, dio media vuelta y salió del restaurante, s
ómodo por unos segundos. Pero
inocencia, pero Susana le di
es de responder llevo su mano hasta la
. Ya
. No sentía lástima por él,
e obliga a cargar con desconocidos-dijo Ed
ntas y respuestas de sus hi
susurro mientras
o, ya que se senti
antes de que se enfríe-susurro mie
ana bajó la cabeza, removiendo con el tenedor el arroz del plato, y
s, soltó un pequeño bostezo que
muró mientras se frotaba los
tenedor y lo
que te c
ulado. Susana lo atrajo hacia sí con ternura, acunándolo con los brazos mientras intentaba no de
admitir. Había visto muchas injusticias, pero pocas tan calladas como
esta noche? -pregun
vitaba hacerse desde que entraron al restaurante. Eva también la miró, esperando
e y dejó unos bill
d, sin tono de mando, solo
reguntó Susan
-respo
as... -com
n la calle con tus hijos -la in
a mano a su madre y la apretó con fu
-susurró la peque
undos. Cuando los abrió, asint
or esta
razos, envolviéndolo en su chaqueta como si fuera de cristal. El niño apenas
espectadores. El chofer ya esperaba en la entrada, y al ver
y Eddy dormido en brazos de Arda, el silencio era distinto. N
es, la vida que seguía. Y por primera vez en mucho tiempo, sintió que quizá
ón de felicidad en el rostro, ella pens
Eddy respiraba tranquilo, con la mejilla apoyada contra s
miró a Susana, quien emp
en voz baja, casi como
rostro, sorprendida por l
una pequeña sonrisa triste-Si me detengo,
e le resultaba familiar. No en su historia, ni en su a
ra sí tengas
en su vida. Muchas frases dulces sin sustancia. Pero en la voz de Arda no habí
tes de verdad -dijo ella, con
rada un segundo má
nada si no fu