ítu

una trampa

ha se apoyó contra la madera, sintiendo cómo la derrota se adhería a su piel

er ni por un segundo, que él acep

bar (desconocido entonces, pero ahora inconfundible), no e

eído en la oscuridad del alcohol había sido un

a negado a ayudarla sin siquie

in interés en c

jando que su bolso cayera a un lado mi

itirse quebra

erpo no le

e que pudiera evitarlo, su mente la arrastró d

ión de su padre invadió su vida como

manas

e las cortinas cuando el sonido insistente

o, palpando a tientas el dispo

muró con voz

mant

Valeria hizo que se

mientras se frotaba su

z de su amiga temblaba

mente aún atrapada en el letargo del sueño. Per

e, agarró el control r

nces l

ó en la pantalla, junto con e

o bajo cargos de fr

reció volve

la cabeza como si eso pudiera

on la emoción de quien disfrut

tigación que lo vincula con un caso de corrupción y malversación de fond

razón golpeaba contra sus costil

murmuró, como si al decirlo en vo

tían. Su padre, con las manos esposa

su rostro, congelando su expresión de des

zo directo al estómago,

e! ¡Me están

e el suelo desapar

u mano y golpeó la alfo

siquiera

ma sensación helada y sofocante a la vez. Como

visor se distorsionó, mezclándose con

adre no podría estar pa

sen

s de golpe, su pecho subiendo

sidad que por un momento sintió que estaba de

frente, encontrándola

a imagen de su padre esposado, sentía

olor de verlo así. Era

atrapado en una red de mentiras y q

abía sido Liam Decker. Y él la habí

podía aceptar el fracaso. No t

la por voluntad propia, entonces ella encontraría la manera de que lo hiciera de

quedarse sentada viendo cómo su padre se pud

r duro, entonces ella aprend

apoyados sobre la mesa y la mirada fija en el vacío. Su mente trabaj

ía ren

si alguien podía desmontar las acusaciones en contra de su padre, era él

sacando una libreta y un bolígrafo. Necesitaba or

ligarlo

s del que podría gastar en varias vid

en su primer intento. Si algo había demostrad

haría alejarse más. Liam era un hombre que jugaba en las sombras,

ero qué podría ofrecerle a un

ostando su frente sobre el cristal de la mesa. Todas

llevaban de regre