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Historia

Capítulo 6 RAYO DE ESPERANZA

Palabras:1550    |    Actualizado en: 03/10/2024

mpujó la puerta

indicación, entré en la habit

n, había una alfombra blanca y negra en zigzag. Encima de la cama había un cuadro abstracto que contrastaba con la combinación de colores de la habitación. Al final de la cama, había un

e preguntó el

iquiera la habitación que compartía con mi

enca

nr

el cajón. Ya está conectado a Netflix

ninguna televisión. Él notó l

entro de la habitación. Entonces vi la televisión de pantalla plana en la pared. Era de

ido que estaba dispuesto a dar

kson. No sabe cuánt

son

me Baldo. Señor Dickson

regunta salió antes de que t

ntio

asaba de los treinta, pero no me hab

itación se quedó en silencio e incómoda. Después de unos treint

mayoría de las veces me quedo en el salón. Si tienes hambre, sírvete. -Sus ojos azules se clavaron en mis ojos mar

la habitación. Se volvió y me dedicó una peque

habitación en busca de cualquier cosa remotamente sospechosa, como cámaras y cables. Pero no encontré ningún cable ni cámara oculta. Me

manos por encima y gemí ante su suavidad. Nunca había dormido sobre seda, sólo sob

a de algodón y mir

detrás de

arme. Pero aún tenía dudas sobre el verdadero objetivo de Baldo al dejar que me quedara. No estaba acostumbrada

en po

un trabajo para poder comprar al

puerta me hiz

ela

o en

aído esto. Son de mi madre. Puedes usar una y mañana iremos a comprar algo que te q

la cama y me acerqué a él. Me puso la

pasado, pero déjame ayudarte. Todo mejora. Sécate las l

s ojos azule

able que nadie. Gracias, Baldo. No sé cómo podré pagártelo -dije, incluso con mis dudas, agradecida por su ayuda. Esta

nr

olerme la axila. ¿Olía? Era algo que me preguntaba con regularidad. No me duchaba con frecuencia, así que era muy c

mereces un largo baño caliente en una bañera -dijo. Só

no me doy uno

on el ceñ

-habló como si tuviera experiencia e

apo que pueda

pa que nos

hí. El jabón corpor

reí, mirándol

s. Sentí un cosquilleo en la columna vertebral, así que di un paso

ro era imposible con

bros y negó con la cabeza. -No debes agacharte. Voy a

tomé asiento. Vi cómo se agachaba y recogía la ropa que se había caído. Cuando oía la palabra "ri

tomarte un descanso -continuó, recogiendo los objetos y doblándolos; sus acciones eran las de alguien bien en

es que h

ó la c

vas a aburrir si

nseguir u

ó la c

ome los pies. -Mírate los pies, están hinchados. Llevas seis meses así, es hor

con la

r dinero de él sería diferente a ac

la ropa doblada en sus manos y se levantó del sue

i madre me e

uando empieces a tra

con la

de que tarde años en de

bien c

o las

do. Cinco m

ó la c

un cochecito, leche de fórmula, pañales y puedo seguir -dijo. No me di cuenta de todo lo

acabé el instituto, así que no tengo título. Sería difícil conseguir trabajo, pero no imposible. Había muchos

nr

mo. Para ser un hombre que decía haber pasado por muchas cosas, era muy positivo. Se

cias negativas, mirarle a sus encantadore

eis meses, creí que

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