llevándose con ella una parte de mi alma. Desde entonces, el tiempo ha sido mi único aliado y mi peor enemigo.
liales en todo el mundo y una fortuna que crece día tras día. Sin embargo, el vacío en mi interior no se ha llenado. Las mujere
ero también oscuro y solitario. La gente habla de mí con respeto y temor, describiéndome como un hombre implacable en los nego
os se alzaron hacia la pantalla de seguridad, donde vi a un hombre husmeando en los archivos de
o hasta el archivo, mis pensamientos centrados en la traición y el castigo. Al abrir la puerta
do? -mi voz era un susurro a
estaba dispuesto a escuchar. Me acerqué a él, con mi presencia dominando la habitación. Sin darle ti
-gruñí, acercando
ía... -intentó explicar
mi saco y lo hundí en su pierna. El grito de dolor resonó en la habitaci
voz helada-. Si vuelves a cruzar mi
aba fuera de la habitación. La adrenalina corría por mis venas, recordándome el poder que poseía. Un po
en mi silla, observando la ciudad desde la ventana. Las luces parpadeaban en la distancia, aj
su espíritu libre, había sido mi luz en la oscuridad. Pero esa luz se había apagado hace u
? ¿Pensaría en
mis pensamientos. Contesté, la voz de
eunión con los inverso
eraba, implacable y constante. Me levanté y me dirigí a l
is pensamientos volvían a la traición que había descubierto esa tarde. Mi empresa era mi vida, y cualquier amenaza contra ell
ndo mi estado de ánimo. Me acerqué al bar y serví un vaso de whisky, dejando que el líquido ambarino calmar
elo famosa. Sonreí con amargura, consciente de la imagen que proyectaba al mundo. Un hombre poderoso, siempre rode
, fría y vacía. Subí a mi auto y conduje por las calles desiertas, sintiendo el peso de los a
rías llenas de libros, recuerdos de un tiempo en que la lectura me ofrecía consuelo. Ahora, sol
los ojos, recordando su risa, su mirada. El dolor era tan agudo como el primer día. M
is pensamientos. Me levanté y abrí, encontrando
rado el perímetro y el ladrón
La seguridad era una prioridad, y sabía que podía c
s. Puedes reti
o de la soledad. La vida que había elegido me había convertido en un hombre poderoso, pero también en uno aisla
ormentos internos. El poder tenía su costo, y yo lo conocía bien. Había construido mi imperio sobre la base de decisiones difícil
dí a Vicky. Recordé la furia, la pasión, y el deseo de protegerla. Ese mismo deseo aún ardía en
rente. Había aprendido a vivir con la oscuridad, a aceptar mi destino. La vida que había elegido me había convertido
temía, me respetaba, pero nadie me conocía realmente. Nadie sabía el dolor
que había construido. Mi imperio era mi vida, y no permitiría que nadie l
a mi dormitorio. La noche era joven, y el día siguiente tr