img BLANCA OSCURIDAD - SAGA BLACK MAGIC (LIBRO 1)  /  Capítulo 2 REINA DE HIELO | 33.33%
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Historia

Capítulo 2 REINA DE HIELO

Palabras:6237    |    Actualizado en: 16/03/2024

arya, Instit

23 de se

ebel

que cambió

los espíritus, estaba representada por sus compañeros habituales, los dragones, antiguas criaturas que gobern

conquistar nuevos territorios, expandiendo las tierras de su imperio, pero también dejándolas vivir en paz. Comenzó a generar más recursos y trajo fortuna al reino, convirtiénd

y enfurecido con su hermana y la gente que se inclinaba ante ella, comenzó a reunir un ejército para tomar el reino por la fuerza. Comenzó a correr l

enojado con ella, celoso del amor que se suponía que debía ser para él porque él era el hombre, él era el más fuerte, ella

los Phantominds, soldados hechos de sombra y odio, capaces de aniquilar cada gramo de magia y vida. Tamb

de Aztra comenzó a perder muy rápidamente. Se destruyeron pueblos, pactos, t

e esconder a la hija, mezclándola con familias nobles que la protegerían. Aun así, esto no fue mucho para superar a su hermano, las invasiones de países junto a la rápida

cogería al dragón dentro de la séptima ge

y Aztra fue asesinada en batalla p

ugar en Eska

dos los que lo

os y criaturas mezclados con los No Encantadores, per

icatrices y el trauma de la guerra, hasta que dos años después de la rebelión un movimiento terr

nguir su nombre de sus lenguas como lo decía la nueva ley. Querían vengarse de la reina que una vez tuvieron, y afirmaron que un heredero suyo todavía estaba escondido en algún lugar, esperando el momento de traer fortuna y demoler al malvado rey. La

ijas habían sido perseguidos por el continente Ata

asil comenzó a infiltrarse dentro de Shiat y Monatry

n mano de hierro junto a su sobrino y aunque su ejército había logrado contener el crecimiento d

que esto no

ero muchos de ellos se negaron a sacrificar su núcleo mágico y

de la oficina de su padre, con la esperanza d

eev

esar de que su estatura de metro setenta le permitía ver que su mejor amiga estaba concentrada en algo, tuvo que caminar de puntillas p

eev

o iluminada por la luz de la luna y, sin apartar la vista de su in

dicho que no te pierdas en la l

quejó, cerrando el archivo con fastidio antes de levantarse de

sus grandes ojos ámbar, le sacó la lengua. La chica de cabello blanco, riendo tranquil

uien le sonrió alegremente y la sostuvo por el brazo, p

le gustaba que lo to

ustara si alguien se atrevía a hacerlo. Esa era la razón po

nuevo el archivo que tenía en las manos mientras caminaban. -¿Es eso... ¿Se trata de los ejércitos? ¡¿De

intención de pedirle a Maglor que me los devuelva. Está de viaje, mi padre, así que no se dará cuenta - suspiró

Ni siquiera yo entiendo cómo se ofrecieron como voluntarios. No puedo

monstruosidades para la raza mágica. Especialmente su padre era el que la había traumatizado por ello, y aunque no entendía el significado de esas palabras, había absorbido esa ide

s que había tenido que aprender a través del castigo. Pero luego estaba esta pregunta: ¿Qué diferencia haría eso

a buen

llos, tenía que hacerlo, se lo decía a sí misma todas las ma

izado hizo una pregunta: -¿Pero por qué tienes esos documen

onde te e

preguntó. -No es posible que estés pensando en

terior de la mejilla. -Pero puedo ayudar c

Lhu volvieron a fijarse en su amiga. -Eres una muje

ene por q

urarse de que todas estuvieran todavía en su lugar. Lhu la miró por el ra

tar, pero al mismo tiempo temerosa. Podría ser que tal vez muchas veces hubiera gente que le preguntara cómo se la

hora llamaba su mejor amiga. Y aunque al principio era difícil de entender, Lhu se había enterado de que Leevanna estaba llena de recuerdos oscuros que, con el paso del t

, como un mecanismo de defensa para protegerse; razón principal por la que llegar a entenderlos fue particul

ones con las cosas más simples, al igual que la gasolina al lado del fuego. Leevanna tendía a tener episodios,

ban en verano o en días festivos. Y había una razón por la que nadie, excepto un

e cautivaba a la mayoría de la gente y esos ojos de jade que eran tan claros como el vidrio, decorados con pestañas largas y gruesas, terminando con labios rosados y car

onocido. Era como una niña todavía, divertida y torpe, pe

a muy inteligente, brillante, y aunque era fría y e

o hablaba si

ue había parecido construir un imperio con esos muros de hielo que la rodeaban. Cómo todo

ban en torno a las cosas que hacía, la forma en que se comportaba, por qué era tan única y rara entre los demás. ¿Por qué sus ojos parecían tan fríos, tan desesperad

cir una cosa al principio, pero luego escuchar al re

sado, todavía estaba allí, de pie. Su cerebro era capaz de llevarla al extremo hasta que entrara en p

iéndolos hasta vomitar, colgando como monos sobre sus venas de sangre fría, y pliegan su espíritu sobre sí mismo, como hormigas que adormecen su cu

la vio sonreír. Por qué nadie la había visto ni oído llorar ni admitir que lo estaba pasando mal. Podía ser tan dulce y gent

irse bien y segura consigo misma. La necesidad que tenía de sabe

e eran simplemente temibles, pero no tenía miedo), así que cuando alguien le

nte, (haciendo que las pequeñas joyas que había hecho parecieran hacer brazaletes de amistad con la chica que te

- dijo el chico sin siquiera salu

respondió ella y soltó todo el sarcasmo posible sobre la última palabra ter

- entonces Eisdrache le guiñó un ojo haciendo que la peliblanca pusie

era aburrido. -Nos daría a todos una buena

n habla de

állate la boca antes

eña e

puso los ojos en blanco, moles

razón. -Al menos no tengo un

¿Qué dijiste de mi cabello? - sus manos

Sus manos también golpearon la mesa y se puso de

se defendió terminando con una sonrisa sarcástica. El contacto visu

tein. Ambos adolescentes se miraron el uno al o

blanquecino revelaba que descendía de la antigua de las familias mágicas. El lado materno de los ojos de jade se reduj

s es de Gryrkus - su pelo platinado con mechones negros e

Debido a que La Abolición amenazaba con apoderarse de Kilska, el ministro de dicho país hizo al rey la solicitud de transferir a los

y los generales del ejército tomaran decisiones, por lo que crearon lo que sería el Torneo Paragón Elemental de Física y Magia que se realizaba todos los años. Había comenzado hacía casi treinta y cinco años. Alojaba veinte campeones que eran seleccionados de un duelo entre casas y estudiantes, y luego los se

nas horas antes en una caravana de Pegasos despilfarradora hecha de los mejores materiales, como oro y diamantes. La es

hechiceras solían ser Clarividentes y Videntes de gran conocimiento que controlaban la Proyección Astral Adivinadora. Su sangre se us

el ejército de la hermana de Osnos en la Primera Rebelión. Su padre había sido la cla

ro neurálgico de los ejércitos, entrenando a sus estudiantes para que algún día formaran parte del ejército. Esa era l

instalados. Se habían colocado otras d

la amante del Jefe de Elementos, estaba presente. Leevanna entrecerró los ojos ligeramente. Los engranajes de su cerebro fu

uvania dentro de nuestras paredes... - ante los susurros que esto comenzó, chasqueó los dedos, silenciando a toda la sala. -Es un secreto para ninguno de nosotros que estamos en guerra, y que nuestros recursos para el ejército que nos ayudará

las caderas perfectamente recogido en una cola de caba

l perfecto de su elemento dado... Una última advertencia... Una vez que estás dentro, no hay salida - y Leevanna juró que la mujer de túnica oscura la estaba mirando. -Las mujeres de la Casa Vasilka de Gleaxsiara todavía no van a participar... Esto se debe a su deber p

vítores y los aplausos, L

ujer de la realeza - resopló Freya Sagecross. -E

la boca. -Deja que los hombres se encarguen de la guerra -

ermaneció

eber. Un uno q

un rincón de la sala común de la Casa Vasilka para terminar de leer los documentos. Odiaba

cuatro años. En lo profundo del ala oeste de la torre del castillo, se encontraba la cueva real para los nacidos de la realeza buceada en dos espacios.

eras parecían impartir grandeza y sabiduría intelectual a todos los que pasaban. Algunos de ellos tienen estanterías de caoba oscura talladas alineadas. Siglos de conocimiento escritos en todos los libros que allí resid

mobiliario de la habitación. Lujosos sillones y un sofá de cuatro cuerpos, tapizados en suntuoso terciopelo adornado con almohadas con borlas, giran al

globo terráqueo adornado descansaba en un rincón, una representación tangible de los vastos reinos del conocimiento que el Instituto Gleaxsiara busca explorar. Hay un rincón de la sala donde se encuentran dos sofás y varios sillones de felpa, una mesa

de mariposas dec

flores frescas meticulosamente dispuestas. De fondo se escuchan los suaves acordes de un cuarteto de música de cámar

s de juego que tenían los pequeños Vasilkas. Era como un invernadero. Ventanas arqueadas alineadas una al lado de la otra. Cortinas ligeras que los adornan.

aban la habitación con un caleidoscopio de colores que cambiaban con el paso de la

sa-plateado, del lago Attlely, una división del océano Winterwave, que dejaba pasar flotando de vez en cuando las si

edo, al menos

ión, el sonido del viento rompiendo la madera y deslizándose por los diminutos espaci

s de las ventanas le resultan muy rela

a cómo los diferentes tipos de sillones, sofás y mesas, desde terciopelo, cuero y gamuza hasta mármol negro, madera y granito, combinaban tan bien, pero al mismo tiempo tan mal. Todo

s claros y negros abismos que la rodean mientras el resplandor amarillento anar

erior. No podía dejar que nadie supiera que los tenía, especialmente el profesor Reeves. Sacó una pequeña daga del costado de su camisón y recorrió los ojos entre las sombras. Había uno, más grande y alto que los de afuera, no estaba iluminado

le rozó

en su

ndo apareció un rostro familiar

ndo de apartarla, ella entrecerr

ra nada. Apartándose y guardando su daga, sus ojos se desviaron hacia el ri

- preguntó ahora que no

or un segundo, antes de desaparecer de su rostro. -Verte me pone muy enfermo- sus ojos parpadearon. L

libro para una señorita - sus ojos se posaron en los de ella. -Por supuesto que no eres una dama, ¿verdad, Gryrku? - él había venido con ese apodo para ella en su primer año, c

garrar su libro. Él levantó e

ofá, invitándola a sentarse. Ella permaneció con la barbilla en alto, mirando hacia otro lado por un segundo, antes de mirar hacia atrás. Obedece, fue lo primero que se le pasó por la cabe

ue se

taban en

le ordenara: -¿Qué estás haciendo aquí? ¿No fu

a vez que se encontraban en esta situación simi

coexistían en silencio, tal vez en el mismo sofá, tal vez por separado. Afortunadamente por su precioso bien, nadie sabía de esto, sol

el aire escapó de sus labios. Conteniéndose de preguntarle qué la mantenía despierta a esa hora. La pregunta había estado a solo un segundo de deslizarse por su lengua, pero afortunadamente no es tan estúpido como parece en este momento. Ot

o que ahora parecía tan lejano, un espejo borroso de lo que había sido la escena, tan fuera de su alcance. La había encontrado en un estado total de pánic

de ella, porque cuanto más la conocía

ntes de que él apareciera. Y ella está tan enfurecida con él por interrumpirla qu

te gustaba Pri

eando las páginas de nuevo, tratando de vislumbrar el mundo de maravillas sobre el que ella había estado leyendo. Antes de que comience tu tiempo era un libro sobre lo que es la idea de poseer

rojo se desliza

a boca de Leevanna se abrió y se cerró. Sabía que él iría

nde estaba el marcapáginas. Ella, conmocionada, trató de decir algo. -No diré nada - puso los ojos en blanco antes

menos le habían devuelto el libro y le habí

empo l

arse la cabeza con un pilar de mármol que estaba cerca. Él, despertando de su sueño completamente confundido, se di

laron el uno al otro con mímica

después de echar una mirada al de pe

ué estaba siendo amable con ella si no lo había hech

xpresivo. Mirando fijamente el fuego por un momento, se s

debería ser, para dejar descansar al alma. No deberían estar haciendo esto, dejar que la energí

sin poder concentr

. Para cosas diferentes, dos extremos extremadamente lejanos, pero esos extre

podía soport

ue se

ada la

rso pondría sorpresas

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