pedimos, mi madre subió al auto y yo me despedí de ella. Miré a mi alrededor buscando a Lara, la vi cam
Frederico - dijo en voz baja, pero no me miró a los ojos, su mirada era
sa. Me quité las gafas y las guardé en el bolsillo de mi traje. Miré a Lar
que ella no conduce, pero tampoco estoy seguro de eso, Sospecho que de
con sus pensamientos. Como acaba de perder a su prometido, debe estar
era mi punto débil. Abrí la puerta de mi auto y ella subió al vehículo; Al cerrar la puerta, noté que su
o que la casa en la que vivía era la siguiente. Estuve de acuerdo, deteniéndome frente y estacionando el auto al lado de la acera. Me bajé del auto y le abrí la puerta, y ella se bajó,
jos bajos y forzó una sonrisa antes de decir: "¿Quieres entrar?" - Entró sin esperar mi respuesta. Mis oj
en sus pensamientos. Entró a un p
ducha. Entonces escuché una risa fuerte e incontrolada, justo después d
escuchar tu llanto me causó mucho dolor. Abrí la puerta lentamente, metí medio cuerpo adentro, observando
uncido. La amenacé con acercarme más a ella, pero ella gritó. - No te ac
ndose de la cama para luego señala
dije esperando su respuesta, pero ella solo soltó una risa amarga. Y c
i corazón tiembla dentro de mi pecho, latiendo con resignación. Su herm
- ordenó, pasando a mi lado, abrien
o está dejando salir todo, no la culpo, al contrario, estoy de acuerdo
sentí mal por todo lo que escuché y golpeé fuerte el volante. Por much
í los ojos rápidamente cuando escuché golpes en la puerta, se hicieron más fuertes y me sobresalté, lev
ntro de mis venas. Con manos temblorosas abrí la puerta del dormito
legaba tarde y borracho a casa. Pequeños escalofríos recorrieron mi cuerpo al recordar esos dolorosos m
¿Fue Federico? Pero él no haría tod
n malo como su hermano? No dudo de nada, son gemelos, y dicen que l
cuando sentí que el agarre en mi cuello se tensaba, mi visión se volvió b
había apretado alrededor de mi cuello, sentí la falta de aire, y fnalme
dente, Fernando llegó a casa borracho y vio mis maletas hechas, me iría, viviría en la calle si fuera ne
las maletas, arrojándolas sobre la cama, diciendo que cuando regresara
cercó y me tendió la mano. Tenía mucho miedo, pensé que iba a morir. Al darse cuenta de que no me acerc
asó sus ásperos dedos por mi cara, cerré los ojos, temiendo que me golpearan. - Sería una pena tocar esa cara de porcelana, ¿sabes? Pero estoy
a mostrándome el arma en su cintura. - El muñeco me dirá que no sabía que su prometido jugaba, y que, la m
ó, y yo no tengo que pagar deudas que no son mías-dije, pero me arrep
semana es el plazo para que consigas la cantidad de cincuenta mil re
ción, y Salieron dando un portazo con fuerza. Tomé los papeles y anoté mi
, estaré muerto, ya que no tend
ría eso por mí después de todo lo que le dije? También lo eché d