entera,
a anterior y así como la buena alumna que pretendía ser, asistí a mis clases, llegué temprano, presté atención y tomé apuntes. Luego tuve las prácti
una profesora nueva y sus métodos eran distintos; prestaba más atenci
ma eran los chicos, que me observaban con desprecio o se burlaban. Y en el caso de los del equipo de fas fiestas para bailar, tomar y disfrutar. Le tenía miedo a las arañas y a las polillas, así que me encargó la tarea de deshacerme de ellas si entraban en el alojamiento. Odiaba el cigarrillo, las drogas
casi de mane
mi experiencia fatídica del año pasado. No le di toda
ana mayor. Me hizo las típicas preguntas al estilo interrogatorio, que pude contestar sin sudar mucho, aunque omití el
yendo en autobús. Al principio, el viaje fue agradable e íbamos conversando animadas sobre nombres de niño
o que enseguida pude percatarme de su rostro contraído y las respiraciones forzadas para controlarse. No pudo agregar más conversación, ni siquier
calle. No vomitó, pero estuvo dos minutos respirando pausadamente para q
a quien tenía el dinero. Cuando se recuperó de su malestar se giró a enfrentarlo con cara de ases
toritario intimidaba y el taxista no era la excepción a la regla-. Te dije, expresamente, que fueras despacio. Una simple petición no puede ser tan difícil de acatar, ¿v
calmara un poco. Su voz y gestos se hacían
déjame despotricar tranquila". El taxista, que hasta ahora estaba boqui
e, o no? -inq
rojó a la cara. El hombre se tornó rojo de fu
da perra
-retrucó Pamela,
culpas al ofendido taxista, excusándola con las hormonas del embarazo y toda esa historia. Y la llevé a las rastras
i agarre con brusquedad. Tenía ganas de pegarme
sada-. Piensa en la criatura. No puedes s
ostumbrarse a que sea una perra
e su carácter fuerte. Pero a pesar de sus palabras, Pam no era mala. Yo, que vivía con ella podía atestiguar que
a con solo catorce años, se hizo cargo de nosotras dos. Aunque mi padre todavía estaba vivo en esa época, cuando yo
profesional y empezar a trabajar para mantenernos. Nunca nos reclamó por eso y lo que es más, s
tudes. Se casaron un año después. Al principio se resistió a tener hijos, porque la asustaba la idea de que la criatur
a y ella sonrió, un poco más tranquila que hace unos minutos. A pesar de todo, amaba a mi hermana con tod
el monitor de una computadora y un cactus en el rincón. Una de las paredes estaba llena de diplomas, la otra tenía dibujos que los hijos de sus pacien
seguida, en la pantalla apareció la imagen de una mancha moviéndose. Allí estaba mi sobrinito/a. Se escuchaba su corazón latiendo, como caballos galopando sobre agua. Era
fía a Pam. Luego le tomó la presión ar
llenó los papeles con la historia clínica y revisó los resultados del análisis
les. Se detectó una importante cantidad de sangre en la orina. Esas hemor
decir? -pregunt
esgo de
os meses más complicados. Es decir, ya tengo dieciocho semanas. El periodo de ries
sesperación crecía en mi sistema, respiraba superficialmente y sentía mi corazón latir desbocado.
ue de histeria tranquila y una vez que
a ligera. Tendrá que hacer reposo y no exponerse a situacione
ta. Ella reaccionaba así, usualmente, pero tendría que tener más cuidado de
so, tengo una famili
se con las que sean extremadamente necesarias -expresó el
er
ed quiere tener un h
asiento, digiriendo la información. Cuando salimos del consultorio todavía estaba en shock, sus ojos verdes estaban muy abiertos y brillaban con las lágri
é a Owen. Respondió al primer toque, s
onreí al escuc
uñado. Acabamos de
untó con entusiasmo
mm
la está contigo? -la preocupación era casi palpabl
sto a ellos, que querían tener
an in
stá co
teléfono -p
guía concentrada mirando al vacío -eh... per
cedió. Lo esperamos afuera del hospital y él tardó menos
ninguna palabra salió de su boca. Mi cuñado arrancó el auto y comenzó su regreso a la casa
a decir
a por la
en él. Me miró por el espejo retrovisor, su entrecejo esta
uando él decía mi nombre era por
cer reposo. O... puede perder al bebé -mi voz se quebró en ese punto
estarían diez veces peor que yo. Owen no agregó más nada y el
ánimos por el suelo. Pam avanzó hasta la cocina y nosotros la seguimos
se bebé. Se sacudió de manera leve, sollozando casi en silencio. Su compostura era dolorosa. Me acerqué a ella y la abracé por detrás, envolviendo mis brazos por su cintura y des
en mi cabeza, ya que era unos cuantos centímetros más alta que yo. Sentí mis ojos ll
ar con fuerza, lágrimas mezcladas con sollozos caían como gruesas gotas. Con un nudo en mi garganta y e
televisión. La saludé con un beso, que no l
-preguntó
en -mi voz sonaba rota, aunqu
olo lo vimos dos veces y es cuando va el monstruo y los va
nna
r en diez minutos. Pam me dijo que lo m
stá muy bien. Ti
íamos y está por empezar -insistió u
o es algo serio, Pam no puede m
n la palma de la mano, frustrada y arrepentida en partes iguales. Sabía muy bien que no era su culpa ser así, tan poco interesada por los sentimientos ajen
nes. Al entrar en su campo de visión, mi cuñado señaló un as
biblioteca, cariño -d
o es poco, pero sirve para pagar la residencia de Amy en el campus. Con tu sueldo apenas lo
mi carga horari
a última vez que te sobre exig
eso a que
s el dinero -ofrecí, con esperanza en la voz.
aron los do
er
eca que tienes. Te has esforzado mucho para llegar hasta es
a opción y sin peros -advirti
excelentes padres. Sí, discutían y todo, pero a la hora de reprender
otectores de la familia y tanto a Jenna como a mí nos trataban como a hijas, prácticamen
ea y la estaba evaluando, para ver si era factible. Cuando estuve segura de que era la solución perfecta, los i
emplazo en l