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Después de reflexionar sobre su existencia como Samantha, se percató de su papel insignificante dentro de una historia, siendo simplemente un personaje destinado a dejar una marca trágica en la infancia del despiadado duque, Stephano Brown. Este desafortunado antagonista estaba destinado a perderlo todo antes de sumergirse por completo en la oscuridad, siendo afectado por su madre, padrastro y la guerra ¿Podrá una sirvienta de humilde posición alterar de alguna manera su destino cruel y el de Stephano?
Un fuerte dolor de cabeza despertó a la joven, un malestar mucho más intenso que el de una típica resaca, y no recordaba haber ingerido alcohol antes de irse a dormir esa noche. Su cuerpo también le dolía intensamente, como si hubiera sido atropellada por un camión.
Al intentar abrir los ojos, el dolor de cabeza se intensificó al instante cuando la luz se coló entre sus párpados, mientras recuerdos caóticos y desconocidos invadían su mente.
La vida que conocía como Samantha, o simplemente "Sam", una estudiante de Nueva York, se entrelazaba con escenas que estaba segura de no haber vivido jamás. Eran fragmentos entremezclados.
Solo pudo apretar la mandíbula en un intento por soportarlo.
En ese instante, un estruendo interrumpió su sufrimiento y un grupo de mujeres ingresó ruidosamente a la pequeña habitación.
"Le dan un mejor puesto sin merecerlo y ahora finge estar enferma", "¡Levántate, floja!", "¡Sigues fingiendo! Si no te levantas, le diremos a la jefa de sirvientas".
El ruido aumentó la agonía de la joven, quien, aferrándose la cabeza, se retorcía de dolor en la cama.
Las mujeres, al percatarse de sus acciones, aumentaron su ira, protestando y arrebatándole bruscamente la manta que la cubría.
"Basta, ¡déjenla tranquila!". Una voz dulce pero firme resonó desde el pasillo, y en ese momento, una chica menuda y valiente entró en la habitación sosteniendo una escoba de paja, agitándola amenazadoramente para expulsar a las intrusas.
"¡Fuera!" exclamó, intentando adoptar una expresión dura. Cuando las intrusas huyeron, se acercó a la cama con una mirada preocupada. "¿Estás bien, Elena?" - ¡Espera!, ¡¿Qué dijo?! -
Entre el dolor, Samantha logró escuchar ese nombre, y como si fuera un encantamiento, su mente se aclaró lentamente y el dolor disminuyó, permitiéndole abrir los ojos.
Frente a ella, una encantadora sirvienta de cabellos rubios y ojos grises, con un rostro lleno de pecas, la observaba. Samantha sintió como si la conociera. "¿Anne?" - "Sí. No te ves bien, ¿Quieres que le pida a la encargada que traiga a un médico?"
La joven negó con la cabeza, y Anne continuó: "No puedo creer que se atrevieran a hacerte esto y todavía vinieran a molestarte tan temprano. Si aún te duele, descansa. Yo... le diré a la encargada que aún no te has recuperado."
Después de asentir, Anne salió de la habitación, dejándola sola de nuevo. - Es imposible - pensó Samantha. Observando la habitación, nada parecía extraño, aunque no fuera su habitación real. Tampoco el largo cabello castaño que le llegaba hasta el abdomen le parecía ajeno.
Lo último que recordaba Samantha antes de quedarse dormida esa noche era haber revisado un mensaje privado en un foro sobre una novela que había leído tiempo atrás, una novela que alguna vez amó, hasta que el final, creado por la autora, la decepcionó por completo.
"¡No! ¡Imposible!" Preferiría creer que había colapsado por la falta de sueño y que ahora estaba en un hospital en coma, en lugar de aceptar que esto era real. Samantha se aferró con fuerza a la cama. A ella no le gustaba leer novelas de traslado, pero sabía lo que eran.
Aria, una mujer cuya vida perfecta como madre, esposa y exitosa doctora que construyó junto a su esposo Edric, cambia de repente cuando comienza a sospechar que él vive una relación extramatrimonial.
Secretos, mentiras, una traición, complicidad entre amigos pero sobre todo, una segunda oportunidad para el amor.
Durante dos años, Bryan solo vio a Eileen como asistente. Ella necesitaba dinero para el tratamiento de su madre, y él pensó que ella nunca se iría por eso. A él le pareció justo ofrecerle ayuda económica a cambio de sexo. Sin embargo, Bryan no esperaba enamorarse de ella. Eileen se enfrentó a él: "¿Amas a otra persona y siempre te acuestas conmigo? Eres despreciable". En cuanto ella firmó los papeles del divorcio, él se dio cuenta de que era la misteriosa esposa con la que se había casado seis años atrás. Decidido a recuperarla, Bryan la colmó de afecto. Cuando otros se burlaban de sus orígenes, él le dio toda su riqueza, feliz de ser el marido que la apoyaba. Eileen, que ahora era una célebre CEO, lo tenía todo, pero Bryan se encontró perdido en otro torbellino...
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
Madisyn se quedó de piedra al descubrir que no era hija biológica de sus padres. Luego la verdadera hija de esa familia le tendió una trampa, haciendo que la echaran de casa y se convirtiera en el hazmerreír de todos. Creyendo que era hija de campesinos, Madisyn se sorprendió al descubrir que su verdadero padre era el hombre más rico de la ciudad y que sus hermanos eran figuras de renombre en sus respectivos campos. Todos la colmaron de amor, solo para enterarse de que Madisyn tenía un próspero negocio propio. "¡Deja de molestarme!", dijo su exnovio. "Mi corazón solo pertenece a Jenna". "¿Quién te crees que eres? ¿Mi mujer siente algo por ti?", reclamó un misterioso magnate.
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