tenciaba y lo volvía adicto cada vez que la obtenía; La violencia del aire golpeando su cuerpo mientras, como ave, se hacía con él y lo metafísico se volvía real. El velocímetro dec
rmanecía encendido y la puerta del conductor estaba abierta. Observó con perspicacia alrededor del lugar, pero todo
lumbrase por el océano y sumergirse en sus pensamientos. El auto estaba a unos cuantos metros de ese lugar, ―tal vez esa persona estaría en él-. Es lo que pensó. Decidió caminar esos metros a la p
tenido la razón, por otra, su molestia aumentaba al saber lo poco responsable que había sido ese individuo. Pudo haber muerto de no h
ntras se acerca -. ¡¿Puedes mo
e postraban en la baranda de concreto. Estaba absorta de él, formando par
sigue gritando -. ¡Hey!, yo sé que
o de hacer equilibrio con sus brazos sin quitarle la vista al mar, hipnotizada por el sonido de
eza a correr alimentado con la misma adrenal
or el ajetreo de su esfuerzo
r el miedo, Marco se apre
us manos se postraron en sus mu
normalidad. A través de la poca luz alimentada por una pequeña lámpara
endo? - preguntó
ración era muy tranquila y pausada, como la de alguien que acepta su destino. Como que entiende la
tó caminar muy despacio escuchándose la tierra
enció una voz bastante
uerpo seguía tenso, pero aun así permanecía alimentado por el chorro de adrenalina. Luego de un
, si bien se tornó un poco más impactante, toda
creyendo que esta vez iba a recibir una respuesta -.
s tu maldito prob
como si no hubiera tal situación. Como si esa figura en vez de estar parada en aquell
- responde él -. Venía a 150 km/h. De darm
cástica -. ¿Por qué ibas a 150 en una
cara al darse cuenta de la
una pequeña pausa -. Digamos
a noche daba lugar a una escena bastante frívola y cruda. La violencia es el fruto de una civili
que no era más que violencia. Ella seguía con los brazos abiertos mirando el horizonte oscuro, cr
encio -. No sé realmente lo que pasó, pero piens
de meditar por segundos la respuesta -. No sa
é es es
la que vinist
ciarse en círculos sintiendo un poco de placer. Da otro
que no te
con la poca iluminación. La mujer tenía unas zapatillas blancas de esas que no usan trenzas o agujetas para atarlos, muy parecidos a los de ballet. Su pantalón también del mismo color, holgado y seguramente de unse habían ensuciado por la tierra
aba los ojos de encima -.Tuve que
- refutó la muje
de par en par y los colocó también en el banco. Sus piernas en forma de v termi
- respondió mirando
, él veía una historia que transcendía épocas antiguas donde ellos no existían. - El océano tiene vida - pensaba si
ces buscas un propósito para quitártela. Él siempre estará ahí, no tiene las
al final el mar siempre
asta que decidas bajar. Luego caminaremos a tu automóvil, amb
ede existir en un momento. Esa noche no hacía má
u piel. Sus labios se secaron y golpearon su garganta de tal forma que sintió como si tragara algo tan pesado como el mis
- ya no había
do una mueca de resignación y pena. Llevó su pulgar derecho a ellos, con sus dientes afilados, mordió el nudillo sintiendo la agudeza en su pi
-. A veces lo es más de lo normal, otras meno
aminó hacia la baranda, se inclinó en ella dejando
l luego de estar unos
ridad de la noche y se unía a ella para formar algo más que simple arte. Si el mayor símbolo de be
ser tú -sus ojos permanecieron admirando el h
su chaqueta, abrió su zippo plat
arco. Le mostró la caj
es una bala en la recamara? - co
lado, y deja caer su cigarro aun encendido con restos de t
pero el disparo -responde cuando el cigarr
ando sus pies expuestos a la inmensidad de la caída. Su piel realm
ra empezar a fumar
ra de
o de muerte, y a cada persona se le presenta de distintas maneras- pensaba ella. Puede que precisamente sea ese hombre el suyo y por ello que le ofrece un cigarrillo. No hay mejor oportunidad para fumar cua
tu oferta -ella
go de un suspiro profundo -. Tu primer y último cigarrillo
e la espalda a la oscuridad del mar y bajó la baranda de concreto. Caminó hacia el asf
itarle la vista al horizonte -. No eres
madrugada. La nicotina en su lengua le dejaba un sabor amargo. Sin embargo, era el sabor que creía merecer. Un par de minutos de
se dispare en algún momento -d