eses
que es mejor empezar desde el inicio de todo. Desde la hora cero. Desde el paciente cero. Desde el momento cuando Lu
es pequeños de Europa y América latina, había adquirido un grupo importante de organizaciones las cuales
que para mí representaba una ventaja porque Roy, a ser un Chef, sabía manejarse en estos ámbitos
tener se vio disminuida con los otros problemas que surgieron. Pero era
partamento, sobre los diferentes puntos de la bolsa cuando vi salir del baño a Roy. Su cuerpo se notaba cansad
e dije sin dejar d
tiempo par
onfronté. Empecé a observar sus movimi
A
amos de mal
cabeza tratando de pensar -¿Vi
confundida -. No sabía qu
és -. Es un libro de cocina. Lo diré en tu lenguaje -dijo -. Es un libro sobre las 50 forma
ente ese tipo de respuesta. Vuelvo a mencionar que Roy era conocido por su paciencia. Más bien se parecía a
mo con tonos
gen de una sopa de
n ayudar, pero ustedes están más apacible porque sabes que no es su culpa que esa persona esté así?,
entía en ese momento porque sabía o, má
na mueca de vergüenza en mi rostro-. ¿R
ra en la universidad.
rarse que eras Chef? -vi cómo su rostro iba cambiando a medida que yo hablaba. Era como si cada palabra clavaba
segura est
o si te s
ró con incredulidad. Respiró varias ve
rarte otro
Déjal
oy
e no se mostraba indicios de ese sentimiento -Gustav Falconi escribió ese libro - ese nombre me sonaba bastante, uno de los grandes en
l hermano de su padre, se lo regaló. No sólo regaló ese, pero sí había sido el único de Falconi. Tanto él como
a una regaló de despedida -. Esta bien -volvió a decir, pero
e directo a la habitación, cuando regresó, pude notar la tristeza en su mirada, volví a tomar o
e salir
ía puesta en la cama. Yo seguía en pijama -. La ne
r el amor. De hecho, no existe ningún lugar en el apartamento en donde no lo hubiésemos hecho. Pero últimamente todo era peleas. Él s
mente espontaneo, es el momento de plantearse todo. Es uno de los indic
a imbécil, comencé el día
primer gran reto era gestionar un antro de mala muerte que recién había adquirido la empresa. Querían implementar el uso de audí
ora. Hasta ese instante, nadie de la competen
ad de los dispositivos. Algunos no se escuchaban. Estaba casi segura que el probl
asi en voz baja. Tanta que incluso pudiese objeta
aliento el estrés que pudiese gene
elación. Fui directamente a la oficina del encargado. Tal vez mi prejuicio permanecía siendo la médula ósea de
mostró una sonrisa perturbadora -, cuando me dijeron la naturaleza de su... -parecía buscar las palab
ostraban la falta de respeto y posición hacia mí, pero si de algo había a
a humedad del ambiente que irrita tus pulmones y provoca una deficiencia en tu cerebro o, al contrario, estoy en presencia de un energúmeno troglodita - por un momento me permití reírme al creer que cada palabra que había mencionado carecía de sentido pa
a mentir, disfrutaba enormemente poner en su lugar a los desubicados. El gerente del antro col
s están en buen estado -dijo antes de per
rrumpió. Inmediatamente me impresionó su altura y la silueta de su cuerpo. Lle
Rivers estaba por hacer algo -dirigí
jo de mirar en
iferó -. Ya pu
que lo puede h
s. Yo, por otra parte, estoy muy consiente de los míos. Sé cuando tengo que hablar
icado del poder era precisamente
lo coloqué en el espaldar de una silla que rechinaba más que un cerdo. Crucé mis piernas y observé al ch
s responderm
¿de qué est
agregué sin prestar
ento, s
para ti es y será siempre Gerente Capr
. Sí, Gere
rs, me explicaras
aunque sospechaba también de Rivers, para lograr hacerse con varios dispositivos y lograr vender otros. No era la primera v
un café bien oscuro. Amaba la amargura de él. Nada me
móvil con tanta abundancia que apenas lograba apreciar el camino. Así que me detuve a un lado de la calle para evitar cualquier accidente. El sonido denso
r que me estacione a pocos met
ean minúsculos - dije para
de la parada era el mismo que nos interrumpió a Rivers y a mí. Por un instante medité hasta que mi sentido de solidari
con la lluvia o tener
te. Sonrió con esos labio
ostenían el vidrio -. Pero a veces debes tragart
vas? -le
sted me qu
ingresó completamente empapado. Rápi
gurú - rápidamente in
en aquél entonces, pero ahora me percaté que le llegaba un poco
Sentí una enorme vergüenza luego de ello. Así que tomé la
e mi carro -. No ha sido un mal día. El jefe de mi jefe, a quien odio con toda mi alma, lo puso en su lugar
l escuchar esa respuesta me llenó de intriga. Me gustó el cómo
del café ahora se apoderaba de mí -. A vec
inter
ú c
s jefes deben hacérselo recordar". Algunos son malos jefes, algunos son buenos jefes.
regí yo. Me impresionaba la
eguirán siendo malos y los buenos t
carcajada y se encogió de hombros. Por un momento ambos hicimos silencio hasta que una duda me surgió y
ersonas son de situaciones. A veces llega alguien en un momento determinado y te dice lo que necesitas. No sé qué perspectiva tenía
esites ir. Pero necesit
sup
Si quieres seguir trabajando con no
e cabello -pensó lo que ha
automóvil y fui hacia