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Historia

Capítulo 3 CUANDO LO CONOCÍ

Palabras:2662    |    Actualizado en: 10/01/2023

eses

que es mejor empezar desde el inicio de todo. Desde la hora cero. Desde el paciente cero. Desde el momento cuando Lu

es pequeños de Europa y América latina, había adquirido un grupo importante de organizaciones las cuales

que para mí representaba una ventaja porque Roy, a ser un Chef, sabía manejarse en estos ámbitos

tener se vio disminuida con los otros problemas que surgieron. Pero era

partamento, sobre los diferentes puntos de la bolsa cuando vi salir del baño a Roy. Su cuerpo se notaba cansad

e dije sin dejar d

tiempo par

onfronté. Empecé a observar sus movimi

A

amos de mal

cabeza tratando de pensar -¿Vi

confundida -. No sabía qu

és -. Es un libro de cocina. Lo diré en tu lenguaje -dijo -. Es un libro sobre las 50 forma

ente ese tipo de respuesta. Vuelvo a mencionar que Roy era conocido por su paciencia. Más bien se parecía a

mo con tonos

gen de una sopa de

n ayudar, pero ustedes están más apacible porque sabes que no es su culpa que esa persona esté así?,

entía en ese momento porque sabía o, má

na mueca de vergüenza en mi rostro-. ¿R

ra en la universidad.

rarse que eras Chef? -vi cómo su rostro iba cambiando a medida que yo hablaba. Era como si cada palabra clavaba

segura est

o si te s

ró con incredulidad. Respiró varias ve

rarte otro

Déjal

oy

e no se mostraba indicios de ese sentimiento -Gustav Falconi escribió ese libro - ese nombre me sonaba bastante, uno de los grandes en

l hermano de su padre, se lo regaló. No sólo regaló ese, pero sí había sido el único de Falconi. Tanto él como

a una regaló de despedida -. Esta bien -volvió a decir, pero

e directo a la habitación, cuando regresó, pude notar la tristeza en su mirada, volví a tomar o

e salir

ía puesta en la cama. Yo seguía en pijama -. La ne

r el amor. De hecho, no existe ningún lugar en el apartamento en donde no lo hubiésemos hecho. Pero últimamente todo era peleas. Él s

mente espontaneo, es el momento de plantearse todo. Es uno de los indic

a imbécil, comencé el día

primer gran reto era gestionar un antro de mala muerte que recién había adquirido la empresa. Querían implementar el uso de audí

ora. Hasta ese instante, nadie de la competen

ad de los dispositivos. Algunos no se escuchaban. Estaba casi segura que el probl

asi en voz baja. Tanta que incluso pudiese objeta

aliento el estrés que pudiese gene

elación. Fui directamente a la oficina del encargado. Tal vez mi prejuicio permanecía siendo la médula ósea de

mostró una sonrisa perturbadora -, cuando me dijeron la naturaleza de su... -parecía buscar las palab

ostraban la falta de respeto y posición hacia mí, pero si de algo había a

a humedad del ambiente que irrita tus pulmones y provoca una deficiencia en tu cerebro o, al contrario, estoy en presencia de un energúmeno troglodita - por un momento me permití reírme al creer que cada palabra que había mencionado carecía de sentido pa

a mentir, disfrutaba enormemente poner en su lugar a los desubicados. El gerente del antro col

s están en buen estado -dijo antes de per

rrumpió. Inmediatamente me impresionó su altura y la silueta de su cuerpo. Lle

Rivers estaba por hacer algo -dirigí

jo de mirar en

iferó -. Ya pu

que lo puede h

s. Yo, por otra parte, estoy muy consiente de los míos. Sé cuando tengo que hablar

icado del poder era precisamente

lo coloqué en el espaldar de una silla que rechinaba más que un cerdo. Crucé mis piernas y observé al ch

s responderm

¿de qué est

agregué sin prestar

ento, s

para ti es y será siempre Gerente Capr

. Sí, Gere

rs, me explicaras

aunque sospechaba también de Rivers, para lograr hacerse con varios dispositivos y lograr vender otros. No era la primera v

un café bien oscuro. Amaba la amargura de él. Nada me

móvil con tanta abundancia que apenas lograba apreciar el camino. Así que me detuve a un lado de la calle para evitar cualquier accidente. El sonido denso

r que me estacione a pocos met

ean minúsculos - dije para

de la parada era el mismo que nos interrumpió a Rivers y a mí. Por un instante medité hasta que mi sentido de solidari

con la lluvia o tener

te. Sonrió con esos labio

ostenían el vidrio -. Pero a veces debes tragart

vas? -le

sted me qu

ingresó completamente empapado. Rápi

gurú - rápidamente in

en aquél entonces, pero ahora me percaté que le llegaba un poco

Sentí una enorme vergüenza luego de ello. Así que tomé la

e mi carro -. No ha sido un mal día. El jefe de mi jefe, a quien odio con toda mi alma, lo puso en su lugar

l escuchar esa respuesta me llenó de intriga. Me gustó el cómo

del café ahora se apoderaba de mí -. A vec

inter

ú c

s jefes deben hacérselo recordar". Algunos son malos jefes, algunos son buenos jefes.

regí yo. Me impresionaba la

eguirán siendo malos y los buenos t

carcajada y se encogió de hombros. Por un momento ambos hicimos silencio hasta que una duda me surgió y

ersonas son de situaciones. A veces llega alguien en un momento determinado y te dice lo que necesitas. No sé qué perspectiva tenía

esites ir. Pero necesit

sup

Si quieres seguir trabajando con no

e cabello -pensó lo que ha

automóvil y fui hacia

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