de los amorosos brazos de Morfeo. No me moví, no cambie el flujo de mi respiración, nada en mi ap
í los ojos. La mano descansando bajo mi almohada s
avés de las persianas abiertas pude ver una sombra acercarse sigilosa a mi cama. Continúe respirando suave
e en un momento en que se supone estaba indefensa, mando fuego por mis
ados. Y con únicamente el sonido de mi ventilador traqueteando como música de fondo me p
el café p
continuaba siendo -como siempre- un ente palpable. Mi pobre ventilador lo estaba haciendo lo mejor que podía dentro de sus fuerzas, pe
r? Esperate un momento, ¿por qué siq
lleza, vestigio de la juventud de mis bisabuelos y de una época en que las armas de fuego no e
ecidió finalmente a actuar, aun así, el no esperaba que estuviese despierta, razón por la que me mov
tizaba una patada en pleno pecho. Decisión que lamente profunda
todo el trayecto hasta mi cerebro. Fue como meterle una patada a la esquina de una
del idiota cerebro de piedra, invadiendo mi privacidad, salteé sobre este. Muy literal lo de idio
ota, y pese a lo que muchos quieran pens
su pecho. Amartillé mi escopeta contra su sien mientras sentía
ente. - Una conciliadora voz masculi
ñé los
cho de que me encontrara semi desnuda ante un perfecto extraño no me hacía p
Habitante que era probablemente fuese como la picada de un mosquito. Hice un alto... "A
inué lo que hacía. -Ahora bien, ¿Qué de
temente disgustado
erribado no te da derec
a ceja, ¿
ros que a un colador, si no desembuchas de un
os cañones cambiaron sutilmente de color, un pulso iónico hendió el aire –nunca dije que fuese
mueca. Joder, Brown querrá un fragmento de mi por es
ccidentalmente puse la emisora equivocada y una de esas estúpidas ca
la semi-penumbra. Jujuju, alguien
aces en mi dormitorio gárgola de pacotilla? ¿No te
garganta. Detectando el matiz de peligro en mi voz o bien percibiendo mis intenciones c
amente. - Entrecerré los ojos y el tipo car
ré ho
s a un ladrón o un violador, y no un cliente potencial. - Mi mandíbula se aflojó con incredulid
crees? Me petrificaría sin siquiera poder alcanzar el timbre. -El ton
-No, creo que no. ahora canta como si no hubiera un maña
ajes como
aprendes a pelear sucio y sin tapujos. El orgullo y el honor era para los poderosos y por desgracia para la humanidad, no éramo
no me movería, porque em
scando a una pr
alumbrada por los rayos de luz diurna. La vegetación era escasa por no decir que inexistente y los animales seguían el mismo patrón, por suerte para las gárgolas, rocas, minerales y ge
ién
ador en su muñeca, no pude evitar darle una mirada verde.
de las fuerzas a
de no cojear, puse cierta distancia entre los dos, para luego ence
gaba relajadame
con treinta de altura, cuerpo delgado y esbelto, cabello negro y ojos rojos, venas rojas surcaban su piel de obsidiana. Hice una mu
re una multitud cuando activaba su Glamour. A diferencia de Kagea, esta gárgola er
ra especie en mi dormitorio cuando solo vestía una camiseta f
escu
a pausa, pareciend
o apretó otro botón en su enlace y la imagen de una gárgola femenina flotó
le dije como a quien no le importa la cosa. -No estoy seg
sionalmente posible. -¿Bajo que cargos se le
, edad y más información? No parecía una toma de seguridad, así que n
y gato e
y supe que cualquier información que saliera por su boca s
es necesaria, solo necesito infor
guro q
-Déjeme sus datos y si encuentro algo le
túa como la merc
s hermanos de armas, la reputación del Gremio de Mercenarios era cualquier cosa menos res
la salida. Me apoyé contra una columna del port
a una visita socia
enas dosis de sarcasmo se deslizaron por mi col
r los ojos
ormas? ¿Era el día de sorprender a