ente es una buena noticia seño

tu cuarto y luego recibirás las

lgún libro para leer y entretenerse, ya que no podía tener ningún celular, ni nada tecnológico que haga contacto con el mundo social, Rosa fue realme

el instituto Leopoldo Marechal numero cuarenta y dos; y viviría en una residencia al lado de Emiliano Romero. Las reglas eran las siguientes, él no conocía el rostro de ella, así que su trabajo es matarlo, s

cterísticas; era una morena alta de 1,82 mtros; sus medidas corporales era 60, 90, 60; estaba lista para subir a una pasarela de modelos si así lo deseara, con una cara angelical, ojos color miel, y una boca afro-

ación que pidió del muchacho, lo demás, dijo el

y dígale a Jefe que es muy amab

23 de marzo de 1990, madre Roberta Ruiz, Padre Lautaro Nicolás Romero, y hermano

segundos mas de su existencia y luego partió hacía nuevos rumbos, al menos su profesión se

y acogedora, y muy bien decorada dado el contexto del lugar, se le designo un auto, Peugeot 308, color ne

a y poco a poco se fue enamorando de su nuevo mundo, hasta casi olvidaba que trabajaba para la mafia mexicana, bastante arriesgado, no debía perder el hilo de su cordura, pero aun así trataba de disfrutar cada instante, mientras hacía lo que amaba comenzó con su trabajo, le costaba muchísimo llegar a la familia Romero, ya

abajaban, como se movían y que hacían, pero resulta que esa gente de Buenos Aires, no les gustaba hablar, les desagrad

spiar a los Romero cuando entraban y salían de su hogar, pero tampoco resulto ya que se

ura, seguirlo, pero no sabría cuál auto seguir,

no era su punto más importante de investigación, se adentró a su mundo, para descubrir si le ponían o no sustancias a la carne vacuna. Mando por mail, su currículo, mintió en él, y logró con suerte, conseguir un puesto en el sector de administración, entre dar clases y su nuevo trabajo quedo saturada por los próximos dos meses, pero de todas maneras valia la pena el cansancio, en ese momento no pudo descubrir nada dentro la fábrica, pero tuvo el privilegio de adentrarse en los campos y tras exasperantes investi