durante una semana. Cristina, Abe y Stella serán tus compañeras de pi
gimió. -¿Y quiéne
personal y Stella
sabella sin entusiasmo haciend
ve a patear traseros-. La saludó y se diri
Aquel hombre la afectaba como la luz a una polilla. El mero hecho de estar cerca de él, con su hermosa y masculina colonia acariciándole las fosas nasales, ya er
avellana y una naricita respingona. Entonces, Louis no vio más que una niña asustada que necesitaba orientación. Quería protegerla de todo lo malo del mundo, especialmente de los hombres como él. A los doce años, ella ya había despertado su interés, pero por muy malvado que actuara
l la aprovechó y ella fue eficiente. Isabella era una mujer virtuosa y nunca tuvo una relación seria con un chico, pero esa información se la daba semanalmente. Él no sabía lo que pasa
do dos personas se atraían. Aunque nunca se sentó con ella y le explicó cómo veían
ando Isabella se reía, su mundo se derrumbaba y cuando hacía pucheros, él quería besarla para que se le pasara el enfado. Le encantaba tocarla, aunque rara vez lo hacía, pero cuando lo hacía no quería parar
tón abierto de su blusa. Tenía una cintura pequeña y Louis sabía que su mano podía rodearla, pero nunca lo había intentado. No quería asustarla con sus insinuaciones. Sus caderas eran lo suf
idad. Ya echaba de menos su hermoso rostro. Sabía que había muchos hombres interesados en ella en la universidad y, si por él fuera, todos habrían per
a a tocarla ni siquiera mirarla. Él se aseguraría de ello. Siempre era un ganador, siempre se salía con l
peraba y saludó al hombre antes de meterse en el jet y pronto estuvo en el aire. Isabella seguía bajo su protección, hubiera crecido o no. Esta era una segunda oportunidad
os que se suponía que facilitaría su transición al mundo laboral. Era un periodo de seis meses en el que las empresas elegían a los graduados y pulían sus habilidades para ver si al final podían asimilarse a su nómina. Isabella eligió una de las empresas locales. Lo decidió sin decírselo a Loui
a como becaria. Sonrió emocionada al seleccionar a los hombres más guapos. Pero estos hombres no eran ni un tercio de lo que e