taba
a que estaba rodeada de personas, se sentía bastante sola. De forma fugaz, se preguntó cuántos de los asistentes re
n removida con el embriagador y dulce aroma de las rosas que adornaban las coronas funerarias. Los hel
ás y esto habrá termina
a pesadilla que había estado viviendo c
protestas y exclamaciones. El sacerdote se detuvo a la mitad de la oración ante el alboroto, luego
stido negro de diseñador, pretendiend
alabra y su voz resonaba po
or lo que hiciste
multitud se que
en sus venas y sus ojos se contrajeron por la tensión. Lo inesperad
estaría vivo si
orita
a de censura. ―Estamos aquí para
u a
alir de sus labios con toda la fuerza de un maremoto. El alma d
el infierno. Sinceram
imonio ―continuo Fiona sin avergonzarse ―te
s! ¡Todas
de humillación recorrió su piel y sus entrañas se
emoción para gritar una negación, y no le qued
gni
a las acusaciones falsas de Fiona. De ninguna manera permitiría que ella la
tratar de apla
mujer interrumpió su protesta y camino alre
ado el gatillo, pero llev
ton, protesto desde el lado opuesto de la tumba,
―bramo Fiona mientras
o confiaba en ti, y tu pagaste esa confi
colectivamente, pe
udió. ― ¡Eso es una menti
te. Difícilmente se suicidaría si
en alto. Se negó a dejarse intimidar por los informes calumniosamente falsos que habían aparecido en los periódicos desde el suicidio de Duncan.
l era la única familia que tenía. Quizás, si le mostrara algo de compasión a su cuñada,
es un momen
e volvía de nuevo hacia Rachel ―Dios sabe por qué. ¡Nunca has sido
on con odio. Se acerco un
abrieron en estado de shock. Estremeciéndose, esperaba sentir el escozo
ro frente a ella y agarro la muñeca de F
de que pudiera exhalar un suspiro de alivio, su corazón se detuvo en un shock puro y ciego. Reconoció demasiado bien el per
Fasb
en estos días y era reconocible al instante. Como la caída repentina de un guijarro en aguas tranquilas, la presenc
bros. El pánico reinicio su corazón con una oleada de adrenalina. Su sangre se calentó y
aciendo Elías