niel. -expresó con una
tu puntualidad. -escuché desde el pas
rocuro llegar a tiempo. -dije y me puse
trabajo chico. -acar
trabajo me relajaba, gustaba mucho el simple hecho de atender a los clientes, interactuar un poco, conocer sus gustos y descubrirlos a
ás allá de las mesas en manteladas y el cuchicheo de la cubertería y vajilla fina. Por algo, al quedar en este empleo mebrindaba los mejores trucos para su público. Era genial, me sentía como un tonto porque no podía hacer magia pero si lograba saciar esos apetitos con t
rante tenía como uno de los principales objetos de decoración y efe
a irme a cas
ad a tope. Sacudí mi cabeza y llevé los siguientes platos a los clientes
rse comportando como siempre. Por lo general ella mantenía una mirada fija e intensa dándole una apariencia inquisitiva y misteriosa en
ocultando algo y estuviese mirando a su alrededor
uiera me miró. - Por favor, Dani, te pido que seas amable conmigo esta noche. -di
gresé para hablar con ella. - ¿Estás bien? Actúas un poco raro. -le dije un poco preocupa
cruzó de brazos y fijó su mirada en mí. -
tás diciendo eso de que "sea amable" -hice comillas con mis dedos
ápidamente como se empezaba a ruborizar. - Si me gustaría, pero... -se dió la vu
¡Eso no puede ser! ¡No puedo salir con ella! ¿Ella aún no sabe que soy gay? ¿No se ha
lly por querer salir conmigo, ¿me consideró atractivo? Porque de ser así, creo que hizo mal en decirme que fuera "amable con ella", eso solo se lo dices a tu novio
momentos si e
no, estab
to, no creo q
todo su corazón salir conmigo, ¿por qué dije antes que estaba mal? Tal vez por el simple hecho de que soy un hombre con
mbres bá
, ya era mi hora de irme. Yo era parte de un turno, y como ya había terminado, los otros ya e
el cariño que me tenían era grande, y de e
ally ahí estab
uí hacer que se diera la vuelta, de forma un
ra vez que tú llegas a verme haciendo este tipo de poses. -su to
a, Sally? -me quedé e
r a mi casa, ¿vamos ya
studiar un examen de idiomas. -mentí. - ¿Podría ser en
cordial. - Entonces... ten buenas noches y esfuérzate, chico estu
e dirigí hacia una nueva dirección. Quería tratar de hacerme el chico explorador, e
e, así es co
Considerando que el rojo es uno de los colores que más emplean o se usan en tiendas de... si no estoy mal
as. Éstas luces se apagaron apenas dí el primer paso para ver la p
lar. El solo escucharlo provocaba que sintiera co
se que aparentaba esto. O por lo menos era lo que tenía entendido acerc
ía muchas ga
seños de la puerta, eran llamativos, me estaba empezando a gustar tanto. Y en mi inte
inamente una voz femenina hizo
s! -me di la vu
edando a unos pocos metros de distancia. - Lamento haberte as
- Solo vine a ver la... -ella sonrió, haciéndome sentir un poco in
ica llamarme, era como si me estuviera atrayendo a las puertas de aquel sitio. Como el ominoso canto de una sirena encantando a una flota de mari
es? -ella me t
ería huir? -me quedé
-pone una mano sobre mi hombro. -
crecientes nervios que comenzaron a hacerme sudar, y mi frente lo estaba haciendo notar. Ella
a aún, me sentí
ecretaria. Y, ¡Dios mío! Me sentía como una oveja yendo directo a un mat
elegante. Se acomodó en la silla y tecleó algo mientras me miraba con una leve sonrisa con esos majestuosos ojos azules. Tenía un bonito color de cab
dra, el único sitio de nuestra ciudad donde te podemos atender y consentir de
allado por unos segundos de
de ella? -señaló con sus ojos a la
pondí dir
-preguntó con una sonrisa mientras apoy
quería entrar aquí, pero, ella me terminó convenciendo. -aclaré y l
eniendo ambas manos ocupadas. - ¿Me puedes decir tu no
lear, y abrí la boca de nuevo para hablar. - Daniel
emphton. -dijo la mujer. - ¿Va a querer dormir solo por esta noc
or, y solo por esta noche. -re
impresora sonar de repente. - Por favor, firm
a y tomé el bolígrafo para fi
e su boca y escuché como me entregaba unas llaves. - El número de tu habitaci
ento, saqué de mi bolsillo la billetera y afortunadamente, o eso creía yo; tenía un billete de cincuenta y se lo di. Ella agradeció es
es estaba conmig
vuelto
no por e
etodo el interior de éste, entré y me topé con una gran sorpresa. Había dos hombres t
n cordial «Buenas noches»
ordial también y entré, quedánd
.
ve muy genial. -confesé en un susurro mient
é profundamente dormido. La suave cama de este hotel tan encantador e hipnotizante fue lo que más m
mucho en to
o también, me sentía ta
.
e levanté, bostezando. Me dirigí hacia la ventana y moví las cortinas para ver fuera, todo se veía tranquilo. El ruido de la ciudad, habían personas hablando y murmurando, autos rodando por las calles haciendo sonar sus bocinas y alarmas, perros callejeros ladrando por quien sabe qué... Me a
Lemphton? - escuché su
algún bocadillo o algo así. -d
idió estar una noche, los bocadillos no están
no hay problema. -colgué antes de
nte pasmado, sobre todo por el color y su estilo
es y presioné el botón del medio y cuando éste llegó, me subí y presioné el botón de planta baja. Y así estuve pensando hasta llegar al antes mencionado, dejé
estaba conmigo en aquel peculiar y curioso momento. Apresuré un poco el paso
me el desayuno. Estaba hambriento, y me sent
e sonó. Causándome un pequeño escalofrío, ya que nadie; excepto Sunomiya, me llaman en la mañana en algunas
ntiera inseguro, y
? -re
ocerla pero no tenía idea de dónde o cómo, y de forma extraña susurró de
e la pregunta que
todo. Lo com
de esto, y cuando ya estaba por ignorar lo sucedido; vo
uién
uién
uién
uién
uién
uién
uién
derle, pero mi voz estaba paral
ona, lo único que si tenía claro y entendido; era que a partir de esos días estaría
a noche, haciéndome la misma
urridos pasillos de la escuela, atiborrados de miradas expectantes de quinceañeros, como si fueran chacales esperando a que una pequeña cría de antílope se tropezara para saltar sobre ella y descuartizarla hasta no dejar nada de más que despojos de lo que una vez fue. Un cascaron vacío que solía ser un joven con esperanzas, alguien que simplemente deseaba ser aceptado, que deseaba o poco de comprensión, que deseaba poder ir hasta su casillero sin que le dieran zancadillas, sin que tiraran sus libros, sin que
e antílope fuera el que tuviera mala suerte ese día y se convirtiera en la nueva víctima. Y cada vez que volvía de esos días, lleno de moretones, ojos morados y nariz sangrante, teniendo que pedirle dinero a mi madre para reponer mis cosas dañadas. Mi padre siempre me hacia las mismas malditas preguntas: "P
os, sientes un escalofrío que te atraviesa la espalda como si fuera una flecha apuntando a tu corazón. Simplemente no puedes reaccionar, los ves a ellos y sientes como si un enorme autob
de secundaria? ¿O ante una jauría de perros salvajes? ¿O ant
os y este al ver el buen niño que era utilizaría su sagrado pode
u correa de cuero en la mano listo para darme una buena tunda, al terminar de llorar con mis muslos ardiendo al rojo vivo, le rezaba a dios para que me hiciera más inteligente para dejar de reprobar mis exámenes o por
starme o después de despertar, no importa cuántas veces leía la biblia una y otra vez o las veces que asistía a la misa de los do
.
omo para arrebatarme unos cuantos años de vida. Y no era para menos. La mortificante idea de pensar en mi acosador asolaba mi mente como lo haría la ominosa
e sentía en aquel momento. Mi desdeñosa apariencia, naturalmente, atrajo la atención de mi querida amiga Emmelyn quien nada más el verme abrió tanto los ojos que casi
ra el examen, te ves como Frankenstein pero justo antes de que
e le creo...- corregí casi de forma compulsiva al escuchar la inexactitud
¿No se debe a eso el que ahora luzcas como si un perro te hubiese regurgitado? S
azotar mi frente contra la dura fas de mi pupitre. - Eh... por cierto, Sally, ¿ella est
qué no lo estaría?
ajo y se me hizo extraño...- no sé si deba menc
llas, hace poco se le acabaron y ayer no tuvo tiempo d
-una incógnita menos con el tema de Sally pero al
és, el que sea muy lista no le resta complejidad a cumplir con l
a ansiedad no explica el hecho de repentinamente invitarme a su casa sin ninguna razón aparente. Aunque quizás lo mejor sería dejar de pensar en ello por ahora, des
.
verdad. Subestime el poder mi memoria y al final termino por sorprenderme, logre fluir bastante bien con las preguntas del examen, las palabras que una vez se me dificultaban entender y pronunciar, re
quel examen que tanto me preocupaba lleno mi cerebro de tantas endorfinas que casi por un momento hizo que olvidar el tema del acosador. Y ahora que lo pienso ya más fríamente, ¿realmente es tan malo
ro lado teléfono fuera un simple idiota demasiado aburrido que encontró m
a mi alrededor de un agradable color rosa... no podía confirmar nada y decidía se
olo estaba a pu