lgún lugar de
de pánico tras otro, prefirió ir por tierra, aunque tuviera que hacer varias paradas y trasbordos. Debería h
nada; no sabía ni siquiera en qué provincia estaba. Había intent
o, muy concienzudamente, antes de emprender el viaje para tratar de relajarse. Despu
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Vex, Prov. de San
, en la que se encontraba una antigua base militar abandonada; la había hecho refaccionar y
aña, la primer planta se situaba a la altura del techo de la construcción original, quedando t
l primero, como instalaciones de servicio: cocinas, lavanderas y otros, y el más profundo, para habitar él mismo y sus "niño
podía considerar listo. La página web estaba online, tomando ya reservaciones, y su em
e vida de los postulantes, para trabajar en el lugar. Necesitaba cubrir muc
tan joven pero recién recibida de licenciada en turismo; aunque no tenía experiencia, contaba con muy buenas ca
su linaje, pudo rastrear sus ancestros hasta Hé
puerta distrajo
d - se o
rodeando el escri
cto de un joven de unos 25 años; era alto, muscul
ba en el pueblo,
frunció el ceño. -
tú. Sabes que a
o h
l cual se encontraban unos asientos a la derecha y un escrit
osa recepción del complejo. Caminaron un poco más atravesan
una camioneta grande gris, y Alba se encontraba dentro de ella, vestida de una manera que Gaspard siempre reprobaba. Au
abrió la puert
s a ninguna parte -
obedecer, saliendo del vehículo por el lad
injusto -
lío, ya habíamos h
a comprar al
mo y terminas haciendo
ólo le lanzó una mirada ofendida y se v
ía quedado unos paso
pel, donde estaba impreso el cur
ó con detenimiento. - Viene en bus, d
– res
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lgún lugar de
ndo Camila sintió que alguien tocaba
tó quitándose l
sos C
ada, te ten
ose cuenta de que estaba un poco entumeci
ya sus valijas estaban fuera
co, muy chico, pensó. Se suponía que iba a haber alguien esperándola, pero el colectivo a
e un poco mientras esperaba. Una vez que hubo terminado salió y, después de dev
cía un modelo. Pero la ropa que tenía... era de gaucho, si no hubiera
andes cuando se dio cuenta que le hablab
, sintiendo que
hico
esperar demasiado - tenía
recién
Le costó un poco subir, porque la camioneta era alta. Al sentars
al vehículo y lo
phael - se presen
- dijo tambi
ue comprarte ro
que el chico no tenía campera, le pareci
lo p
s tiempo. Pues la temporad
é bu
olvió a
el camino y ella en el paisaje de monta
momento en que atravesaban u
sta que, por fin, la camioneta se
icio antiguo; con techo a dos aguas, de tejas, y ventanas de madera: precioso. Por detrás,
ás lindo - di
respondió el chico con ese acento particular que
jas. Al entrar estaba calentito y no se veía a nadie. El lugar era un
scensor -
nal, un poco a la izquierda
era el más alto "Al altillo castigada" pensó, r
derecha, era como un living muy grande, con sillones y un mueble modular tapizados de terciopelo marrón y algunos detalles en color
empieza tu rutina, por lo que te recomendaría d
ra oscura, también las ventanas y l
dormitorio inmenso, con más ventanales; el lugar era soñado. Había un placard eno
e se tiró en la cama pensando en acomodar su
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Atlánti
noticias hoy? -
ncontraba en su recámara, semi reclinado en el mueble modular, junto a la ventana, con una pierna
ños en la Patag
rtó a la chica de sí y le hizo un gesto para que se ret
seis meses, no parece
itir que tenía razón; lo peor era que Gaspard ni siquiera se había mo
speraremos a ver si vuelve a oc
sí
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Vex, Prov. de San
es con la empresa de contrataciones, encontró que la mucha
ciéndola girar hacia él.
ativa. - Perdón por haberme des
cuidado
- dijo extendiend
dicando que se detuviera. - Estarás a prueba tres m
ano con el currículum
aba hacia arriba. Sus ojos castaños eran grandes, y aun
su derecha, un par de pasos pasando el ascensor y C
a Anne Marie, en especial sus ojos. Este recuerdo lo hizo ensombrecer sus pensamientos y seguramente, tam
reguntó ella cuando salían del edi
Raphael había dejado estacionada en la puerta. - No iniciar, ni incitar, ni propiciar ninguna r
zar por sinuosos caminos, adentrándose en e
oso! - come
, ¿v
inaccesible. Creo q
sario, te traerá Raphael - la interrumpió al no
bien asentada. Le indicó el camino hacia el interior. Era un lugar muy confortable, con todas las estancias de u
las cabañ
s residencias para turistas
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Vex, Prov. de Sant
l ya estaba por esconderse. El hombre la acompañó hast
do cuenta de que est
aspard era mejor por mucho. Se había sentido un poco incómoda y nerviosa al principio, ya que después de su reciente ruptura, su autoestima estaba más que pisoteada, y es
a trabajar, o mejor dicho, empezaría a aprender sus funciones, porque los empleados llegaban
puede bajar al segundo subsuelo". Eso era raro, pero debería ser bastante fácil de cumplir, y
erta la distrajo d
joven, de unos quince o diecis
o estás? Soy
ndió abriendo la puerta de p
ma, donde había una mesa alta pero chiqu
al lado de la cama y ella no había visto hasta ese momento. - Solamen
espondió amable. - ¿Hac
ás o menos..
rprendió. - ¿Y qué tal
co - a veces pasan cosas raras... dicen que es porque acá
í, estoy a pru
o es fácil seguir las reglas y v
eso
ejo porque te
e, gr
: un bifecito de pollo, una ensalada grande de lechuga, tomate, zanahoria y huevo,
nal se lo terminó comiendo todo. D
................
ex, Prov. de Sant
leer algunos apuntes de geografía,
a volvía loca. Estaba muy enamorada y creía que él correspondía a sus sentimientos,
del lugar dirigiéndose a ella. - ¿Te p
centrarse, - yo igual le di a entender que
e un poco lela
ada lánguida, a lo que él r
le el tema de manera sutil, a ver si podemos conf
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Vex, Prov. de Sant
n terminado de vestirse, c
tos años, estaba ahí. Era bajita y tenía un
a - salud
a el interior de la habitación. - A ver, nena - dijo desenrollando un centímetro que tenía en una mano y po
te; a Camila no le cayó bien, n
saba bufanda o cuello, si prefería guantes o mitones, incluso si usaba la copa o tampones o toal
vengo para la
Qué antipát
con la luz del día podía apreciarla mejor, su cabello era castaño, igual que el de Camila, pero lacio como d
ra "días" en un cantito muy argentino, mientras camb
s? - preguntó Cami
n, ¿y
é dormida otra
l frío, nadie se levanta temp
me resulta raro, y
e acá, vos sos de un
os, de Para
aciendo la universidad onlin
tó aprovechando la conversación, ya que de
pero terminé la secundaria antes de empezar a trabajar acá. Mis viejos querían que siga e
eía que en ningún lugar te tomaran con la c
er ir más - decía con una sonrisa alegre, dirigiéndose a la puerta. - V
le, nos vem
le,
e semillas caseras de la noche, eran ricas. Además, un puré de palta, más medio tomate
epararse unos mates más tarde, cuando tuviera un rato libr
l dueño del complejo estaba despidiendo a la modis
vuelta y la sa
él tenía también ese acento rar
- Perdón la hora, no sé p
un viaje tan largo, se
azo, le indicó que se dirigieran a la escalera. Ella sintió
izquierda del ascensor estaba la que sería su oficina; y a la derecha, hacia donde se extendía el pequeño hall
madera, el escritorio enorme que estaba frente a la puerta, tenía por encima un vidrio grueso, y allí e
e por fav
lón muy acolchado y con ruedas, reclinable,
primero que debes ver es la experiencia y lo segundo los estudios, si
n la cabeza y co
aba mirándola, pero cuando levantaba la cabeza de los papeles veía que no era así. "Fantasías" pensó, era por las ganas
cuando, le hacía una consulta sobre algún currícul
bre? - preguntó
r y ahí iba a aprovechar a prepararse unos matecitos. Pero no fu
y la puso en un costado del escritor
buscar mi celular que lo de
y le daba vergüenza que la viera comiendo. Sin embargo, terminó de comer y todavía pasaron diez minut
tás l
, gr
que iba a tener que trabajar varias horas más, pero no fue así, dos horas después, él le dijo que
n de horas de aguantar. Encontró que todo estaba limpio y orden
entaban agua. Lola, le dijo que sí, pero que si quería bajar,
as jóvenes parecidas a Lola que trabajaban ahí, y dos señoras de
a contado que la mayoría del personal era contratado sólo por tres meses; que era muy poca la gente que
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ex, Prov. de Sant
o de la constante vigilancia de Gaspard. Estaba harta de él y su maní
tricta. Esto último era lo que más furia le causaba, porque le gustaba disfrutar de los placeres de la vida. Así ni siquiera la comida se sab
Gaspard resonaban en su cabeza. Y para completar el cúmulo de cosas que la incomodaba
er unos cientos de metros, divisó unas jóvenes arropadas con los típicos trajes que les alquilaban para
un polvo, había viento y comenzaba una nevisc
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renunciar ¡Eran trajes de paisana! Horrible. Si ya se sentía mal respecto de sí misma, con esa ropa todo empeoraba. Cuando
iándose a sí misma. Un sentimiento que te
ar, pero él la ignoró diciendo: "¿No viste la
e, como correspondía a una empleada con su jefe. En cambio con Lola, la amistad parecía una posibilida
os. También volvió la modista, que se quedó en una de las cabañas con dos asistentes a los
los recién llegados. Gaspard debía considerar que ella
una vez que agarró el ritmo, el traba
legar los uniformes y el sábado