peluquería de mi amig
ius y como siempre me s
jercían allí, y esquivando sillas y clientes con los pelos mojados y siendo atendidos, lle
mesa y sonriendo esperando que me desahogara - es que me desquicia. He terminado con é
intin y echaba hacia mí, el cenicero y un cigarrillo con su respectivo mechero que
ean azul marino sobre la silla frente a mí y dejé que mi cuerpo
oye como grito su nombre - me removía en la silla por el placer que me daba solo de decirlo, y ni siquiera me estaba tocando el maldito - me carga y me tira contra las paredes que soportan nues
o que necesitaba, se convertiría en
pe, justa e irónicamente hacia a