impo
de la siguiente historia son furrys: animales a
abe), donde los furrys y los animales
o de varias palabras y algunos puntos importantes; esas palabras
n de la
cuidamos; juntos caminamos y juntos aprendemos. Solo adentro d
los habitantes de
iedad de flora y fauna, aunque la mayoría del año impera el pasto color café y la tierra seca, calentada por el sol despiadado; solam
nidades carnívoras y herbívoras; por obviedad, las sociedades que comen plantas y pasto tienen que vivir con doble cautela. Nadie quiere ser la comida
s tribus de leones antropomorfos que viven en los alrededores. Toda la sociedad vive bajo la garra de un
a apurada a su casa; ha recogido algo de la c
re es K
varias trenzas medianas; al igual que la mayoría del resto de sus pa
tribu Khértar es simple. Kamunyak viste un taparrabos largo que termina debajo de sus rodillas; la tela colgante en la parte t
iza; en estos momentos es la época de sequía, por lo que su cuerpo perderá varios kilos, pe
ak se reúne con su hij
a, corriendo directamente hacia ella-. ¿Qué tra
on tranquilidad, dejando la pieza
riamente, quien también vive bajo el mismo tec
poco que quedaba -comenta Kamunyak despu
lo un poco, dejando la mayoría todavía cru
disfrutan su acostumbr
el día, el cual se las provee un manantial cerca
e ambas terminan exhaustas; toman juntas una ligera siesta para recuperar fuerzas. Cuando despiertan todavía es la mañana, así que deciden darse un baño refrescante en
cestería; leona y cachorra elaboran una cesta diferente cada dos o tres días. La pequeña escuc
s de cuando iniciaron su entrenamiento, llegando a ser las cazadoras expertas que son ahora. El entrenamiento de l
a gran lámpara circular noc
erte que tú? -inquiere la cachorra
io es la lámpara casera; el combustible esgrandiosa cazadora -le confirma
as presas; así nunc
veces ten
gos siempre tienen h
, pequeña cazadora -susurra Kamunyak con una so
hoy. Siempre unos grupos de omegas descansan un día y a la mañana siguiente salen a cazar. Usan lanzas o estiletes rústicos co
par de jirafas salvajes. Los alimentos siempre varían: a
jirafa -comenta la pare
tierra, escondidas
más discretamente posible-. A
e tiempo; muchos apenas si
ntar. Por eso yo solo quise una cría; por suerte fue una ni
sigue un buen pedazo de jirafa. Se dirige muy emocionada a su hogar; no
rta de madera, encon
ontón de hojas y pasto, que sirven para ablandar el duro suelo. El poner la piel de un familiar muerto a manera de colchón es un tanto «raro»; pero de esa manera (a según ellos), los familiares tardan más tiempo en «irse». Hay varias pequeñas ventanas circulares en toda la pared de barro de llido a pasear, Kamunyak deja la comi
specialistas en ahuyentar a los espíritus malignos. Ahí encuentra un gran alboroto; ta
olectivo; la niña está acostada en el suelo y sobre un tapete-cama. Al mismo tiempo que reposa, las guardianas cantan alrededor de ella; sujetan con una
cazadora se reúne
daga Kamunyak, clara
us cantos-. Después de que te fuiste, se empezó a quej
plican que alguien ha usado magia negra, y por eso los malos espíritus entraron en la pequeña; Kamunyak se niega a creer tal
recetas familiares para diferentes malestares. En la no
ente la madre, hincada al lado del cuerpo de su h
a con voz débil. Ya solo sufre d
o el tiempo que puedas. Maña
a pequeña Delu, esfo
a (*2). Descansa -l
noches,
e la luz nocturna natural. La noche avanza tra
nyak es la primer
nada de vida; los párpados se mantienen cerrados, negándose a mostrar un par de ojos en blanco. Llamándola en voz alta sin parar es como su madre intenta reanimarla; inclusive sacude el cuerpo
elantado su viaje al más allá. En el resto del día Kamunyak llora por la muerte de su primer y única hija que parió a los dieciocho años. Una parte muy adentro de su c
livio que su madre siga a su lado, reconfortándola en gran manera; aunque, el suicidio ha sido una idea recurrente en la mente de su hija. El s
esastre; su grupo pierde a varias presas, regresando con apenas una pequeña cebra. Todas la culpan de su mala
s narices de Kamunyak. Trata de atraparlos lanzándose encima; pero sus reflejos son lentos, caye
en? -le pr
-responde Kamuny
iguiente comida -dice la otra
tá frente a ella, la capitana le da una fuerte bofetada con el dorso de su garra. Es tan to
mente con una miseria de carne, me cercioraré que seas azotada hasta que te desangres! -Ac
talmente, comenzando a seguir al grupo; «me
apturar a dos sin problemas; mas la tercera se las ingenia para escabullirse entre las leonas. Debido a un breve impulso de adrenalina, Kamunyak persigue
a llegado; una vez que recupera las fuerzas, vuelve a atar el pequeño contenedor de agua y da un vist
le pregunta la
tán un par de ojos que la miran atentamente. Alguien la está espiando. Po
yak la persigue, obedeciendo a su instinto salvaje, hasta que la cría se tropieza y cae. Su muerte se aproxima rápidam
o al calmarse y mirar más detenidamente la escena, su naturaleza mat
la felina, al tanto que se hinca a s
la impala no le hace caso
locando su mano en el hombro de la c
ostro al descubierto; al igual que la cazadora se hinca ju
noches. Hay algo especial en esos iris color verde jaspe claro, acompañados con pequeñas pupilas verde azulado muy oscur
calladas, mirándose mutuamente y
rejas, es una cabellera humana larga; la niña herb
e remolino con un punto en el centro, abarcando la parte superior de su largo hocico. A ambos lados del mismo, desde la boca hasta los ojos, hay dos líneas: una negra y otra blanca. En la frente tiene otra mancha negra en forma de rombo, per
mientras que la parte superior de sus
a, todo lleno de raspaduras. Desata su cantimplora y la acer
e convencer la cazadora, suplicando para que
da dudando por
e la pequeña, incl
a solo un p
ra e
o y busto, usándola de vendaje improvisado para las
e cortar con su daga larga la tela sobrante-.
incarse y dejando de llorar poco a poco; su
Le invita Kamunyak, d
a un par de tragos largos; calma
-indaga la leona mientra
i nombre
indaga la leona, levantánd
Estoy perdida des
presa con preocupación al tanto que vuelve a hinca
erderme. Sé dónde conseguir agua y s
o es
Siara; sus intenciones no son nada buenas. Oportunamente Kamunyak se interpone en
añera de grupo, mostrando sus filosos dientes t
atrás, sin separarse d
esta, salvo ligeros rugidos-. Ya veo. Quieres hacer un trueque para conseguir el rango alfa -comenta tranquil
eona sabe que no puede llevarse a la impala; es demasiado peligro
e costará trabajo hacerlo. Apenas si le da la espald
cría toda asustada, aferrándose a su
masiado fuerte, ganándole
dice Kamunyak mientras