e tomó el control de la situación. Con confianza y soltura pasó una mano tra
eer, él le estaba
e a que todo su cuerpo se estremeció ante la idea del rechazo, de
se relajó cuando se dio cuenta de que Gabriel le devolvió el
ya no la molestara más. No contó con qu
r ver quién dominaba. Los expertos labios de Gabriel
sentía que todo su cuerpo ardía, no quería que parara. Se suponía que no tenia que sentirse bien, sin embargo, aquella descripció
no lo rechazo, algo dentro de él se encendió. Dios, si hubiese sabid
l pasado por haber desperdiciado
artó por miedo a romper la magia. Con manos temblorosas se aferró a los b
elicadeza la sentó sobre el escritori
echo corto circuito y se
obado en su vida, pero, sobre todo, se sentían bien sobre los
muchacha para poder atraerla más cerca aun cuando la distancia de sus cuerpos estaba reducidas a cero.
, esto es el j
o del desierto. La besaba como si ella fuera su r
con este momento y si no la besa
o le dio a entender que no estaba acostumbrada a ese nivel de int
nza al fondo de su ser. Si se iba a arrepentir de sus acciones, lo mejor sería dis
que, si de él hubiese dependido, las cosas se habrían puesto más candentes. Pero estaban en la oficin
un pequeño quejido de insatisfacción. Cosa que hizo sonreír
ejó ir. Necesitaba volver a pensar con claridad. Co
igroso reflejado en sus bellos ojos azules. Esta era
iraba de manera agitada. Algo dentro de ella s
remeció al tenerlo tan cerca de su espacio personal. No sabia si estaba
ano de Gabriel reposara sobre una de sus mejillas. El beso no llegó, sin embargo, podía sentir el cálido aliento de Gabr
ustada. Somos Liz
loteó ante la expectación. Liz era consciente de que estaban en un espacio que n
er real. Veía como intentaba recuperar el aliento. Una sonrisa de s
sonreía a centímetros de su rostro. Gabriel se perdió en los verdes y b
rente. La vergüenza salió de su escondite y com
podía verlo y no agacharía la mirada. Liz se estremeció ante el contacto. Gabriel no se v
do que las mujeres lo besen
tuación, Liz sonrió. No pudo evitar corresponder
bía logrado tomarlo por sorpresa y una p
nreír le pareció algo fascinante. Ella tampoco apartó la mirada. Ambos se mira-
recía molesta con el gesto, así que continuó. Se maravilló con la suavidad de
pero no le desagradaba. Le había gustado m
, pero fue interrumpido
interru
a poder ver a la recién llegada. El ceño de Gabriel se
jo la aniñada voz de Mía mientas se ec
tupor, la alzó sin esfuerzos mientras la
lo veía en un contexto familiar y no pensó que fuera de las personas ca
r un lado ba
o rígida al sentir un
concentrada. Liz tragó saliva y trató de sonreírle a la dueña de aquella mirada. La joven invi
timiento de cabeza. Era demasiado evidente que estaba
o su sonrisa. Algo nerviosa,
- respondió Liz
ticado e inaccesible. Ella, al igual que Gabriel, tenia los ojos azules y el cabello negro, el cual le caía en ondas hasta por debajo de los hombros. Era innegablemente guapa. Su vestimenta no era tan formal como l
herado ¿poremos ir? - la voz de Mía interrumpi
ostenía la mano de Gabriel. Mía estaba haciendo un puchero q
la noche por el alto consumo de azúcar-dijo la madre de la ni
n-dijo Mía con una sonrisa radiante mientras juntaba su p
n no le hará mal a nadie. -Res
Gabriel mientras solta
solo sedá una vuerta-pidió Mia mientr
dentro de la oficina. A Mía le encantaba jugar con la silla giratoria que había en la
radas que su hermana le estaba dando a su secretaria. Por eso, cuando se
Trina estaba tratando de mantener una expresión seria con todas sus fuerzas. Por alguna razón le daba gra
abía salido más dulce de lo que esperaba, así que sonrió con
d. Yo soy Lizbeth. Secretaria provisoria m
mientras se presentaba. Definitiva-mente no estaba en su personalidad
, soy la hermana de Gabriel- Trina le tendió la mano a Liz y ésta
a Trina. La chica se disculpó con
tó en la silla dejando escapar un suspiró. Pero su tranquilida
el? -preguntó la aniñada voz de Mia con u
nte quedó en blanco por unos segundos al tratar de busc
z, presa del pánico. Dios, ella solo quería escond
bía besado. Pero eso no los convertía en algo, ¿verdad? Su lado lógico se burló de ella y le susurr
mirada de la pequeña niña que la estudiaba con curiosidad. S
oremos, pero nosotos somos famiria. Te pegunto una vez más, ¿Eres su novia? -la voz de Mia estaba llena
solo soy su secreta-ria. - res
ño ante la respue
as le son-reía-. Espero que dápido seas s
a prestando atención, parecía que ésta estaba puesta por
úpeme en un lugar don
Mia se dio media vuelta y se acerc
ción ya había envejecido diez años. Sus ojos
os al ver como hablaba con su hermana mient
gustas. Yo me estoy yendo co
tió con
ero temía incomodarla. Sobre todo, no sabia como explicarle aquello a su hermana. Estaba seguro de que
nto de aquel beso que ansiaba repetirlo. Si Lizbeth esperaba qu
o-Liz los despidió con
n la sonrisa antes de encaminarse hacia el as
, gritó con todas sus fuerzas. Necesitaba desahogarse o se volvería loca. ¿Q
abitación a otra. Necesitaba pen
ndísima tonta-se dijo en voz
negaba que había disfrutado el beso. Una parte de ella no se arrepentía en ab
aria tan bonita? - preguntó Trina con curiosidad
or su propia boca la relación que te-nía con aquella secretaria. Ne
ia. Trina le sonrió a su pequeña hija y se llevó el ded
ños su hermano le cerraba las puertas al amor por culpa de aquellas mujeres que solo buscaban en él lo ma
n muy juntitos cuano llega-mos-agregó llevándose su helado de choc
helado y miro a Mia con
o le gustaba del todo lo intuitivas que era
iendo con esta nueva faceta de Gabriel, quien siempre era perfecto y no mostraba
ar viniendo de Trina. Incluso le gustó a Mia. Ellas nunca habían aprobado a ninguna
azonada respecto a Liz, y esperaba de todo corazón no estar equivocada. Ella solo quería
iró al ver la incom
ahora-dijo Trina
ba a su hermana, pero le exasperaba
s tristes- Ella es muy rinda, la más rinda que he conocido. Ella n
e no tenía una relación romántica con su secretaria, se sintió
e en Lizbeth. De manera involuntaria, la sonrisa q
os más altos que su voz normal. Liz cubrió su r
. Avergonzada, peor no sor
á y comenzó a caminar en
lo dije! Le gustas. -Maggie apunto con el dedo
lo Maggie transformaría su me
teniendo lindos bebes de ojos azules. -Bromeo Liz. No obstante, la
. No alucines, es
ra nada por ti, no te habría correspondido el beso. Según lo que me cuentas de su personalidad, esto
-argumentó Liz, pero su ceño se frunció lentamente ante la idea de Gabriel cayendo en el
aggie sentándose al lado de Liz y tomándola de las manos. -Eres una chica muy linda y trabajadora. Te mereces lo mejor y estoy seg
. -Lo sé, soy perfecta. T
cuando él acepte tener sentimientos por ti. Ahí te diré "Te
cerebro le decía que un beso se le podía dar a cualquier persona y aun así no significar nada. Ambos eran adultos y ambos sab
embargo, su corazón se aceleraba cada vez que veía o pensaba en Gabriel. Liz con solo una mirada dejaba de ser ella y se convertía en pudin. Era exasperante no saber controlar lo que sentía. Pero tanto su raz
ótona de estudio y trabajo. No obstante, no quería desaparecer sin respuestas. Si fina
ón-, será mejor que me digas que diablos está pasando con Lucas. -Liz sonrió con picardía- A ti
ilencio y se fue a la cocina. Quería esquivar a toda costa la profunda mirada d
e nosotros. Él es lindo, y no voy a negar que me gusta muchísimo, pero
Maggie supiera como Lucas hablaba de
lo cohíbes. Eres demasiado guapa, tienes una personalidad atraye
Por qué no hace algún movimiento? No comp
ue se acostumbre a tu brillo. Pero s
os hemos convertido. ¡Estamos en la etapa de los veinte! Más hombres vendrán a
lquier forma, sabía que la afirmación de su amiga er
escapar un suspiro. Hoy había sido un
dejar su mente en blanco, pero sus pensamientos no sigui
a había pavimentado su camino hasta lo más profundo de su ser, y aunque quisi
e, he perdid
ue hacer o cómo actuar una vez estuviera frente a Gabriel. Sin embargo, no fue
l de su escritorio. Su jefe no había llegado a la hora de siempre. Esta era la primera vez q
parse por los horarios de su jefe. En caso de sur
r en cosas innecesaria
inúo tec
ia para llegar hasta donde estaba, por ello, no tenía idea de cómo sentirse ante esta situación. En secundaria no tuvo am
mucho del mundo. Hasta el momento, todo su conocimiento sobre e
para avergonzarse, pero aun
ecostó en la silla para estirar sus músculos. Tomó su celular un momento para ver si
personas de as
rofunda, por lo que no se ext
embargo, cuando se dio cuenta de que solo había una persona, se congeló
riel con una sonrisa tan deslumbr
r. - contestó Liz
ro ella por acto reflejo se apartó. Gabriel frunció el ceño,
izbeth no hubiera corrido a sus brazos tan pronto lo vio. Él había
locando a la defensiva. En el fondo, Liz deseaba verlo, pero también quería esconderse
lgo le decía que la no estaba siendo sincer
eth-pidió Gabriel- ¿Hi
aba ser llamada por su nombre de pila. Pero lo dejó pasar,
o. -Optó por decir, Liz. Quizás si cambiaba el rumbo de la conv
e? -Esta vez, la voz de Gabriel era dura. Odiaba ten
simplemente no la dejaba en paz? Si la iba a rechaz
más, necesito ir al baño- L
e como un
o Gabriel mientras la deten
ito de sorpresa al se
mí? -la penetrante mirada de Gabriel la e
ir al baño cuan-do llegó. -su voz
sión de ciervo asustada-dijo Gabriel-
a través de ella, y estaba particularme
sa? -pregunto Liz con una mi
dara, no lograba verse amenazante, pero algo dentro de él
dad de aire y por fin dej
e, mi cuerpo se con-vierta en pudin, y que cuando me hable al oído no procese información alguna. Odio que sea tan malo y luego me
. De seguro la despediría por grosera, pero no podía seguir guard
ado ¿De verdad ella s
lla solo se lanza-ría a sus brazos después de aquel beso. La había dejado sola y con
o una confesión de sus sentimientos. Q
yo no creí que te sint
frustración se arremolinaron en sus verdes ojos. Él se veía confun
sobresaltó ante el repentino contacto. Una parte de ella quería rechazar
asumí que con ese beso habíamos dejado claro lo que sentíamos.
ero que sepas que aquel beso fue algo que realmente disfru
ueva forma de rechazo? Porque Liz no lo e
endo...-s
que quiero repetir ese
ra el tipo de mujer que besaba a diestra y siniestra, pe
. Quería preguntar en que los convertía e
íamos? -preguntó Liz con nerviosismo. Ya está, sea lo
pas que yo jamás he sentido curiosidad por una mujer. Tampoco había anhelado tanto unos labios como deseo los tuyos. Se que es extraño
entir. Gabriel no podía evitar querer darle todo lo que él era a esa joven, a la cual por increíble que
itió una oportunidad con Liz, una muchacha que no parecía estar detrás de lo que su nombre era. Asimismo, Liz, parecía haber tenido
se convierta en algo genuino? -pregunto Liz, mientras
alrededor de Gabriel, correspondi
para mí-resp
que tenía miedo de que se le escapara. Si ella est
edado dormida mientras pensaba en la mejor forma de renunciar a su trabajo.
al parecer quería a Lizbeth más de lo que su lógica quería admitir. Realmente no le importaba si la conocía de ahora o
con una mujer, no después de sus experiencias. Sin embargo, est
intentarlo cien veces hasta que la relación resul
que su felicidad perdurara por mucho tiempo.