más remota idea de
pelinegra tanto le gustaba observar, y las cuales,
ir al techo de su casa para observar las estrellas en secreto, hasta que era descubierta por su madre, regañándo-la pa
o por la despampanante muchacha que tenía a su lado. Por un pequeño momento creyó que, si él le daba un
contigo después de que la obligaras a
to de su cabeza, el cual, tomaba má
ora, cuando un pequeño sentimiento de culpa estaba comenzando a surgir en su pecho. Ya no era capaz
s que se había olvidado por completo de que estaba en el auto
or una canción de Ariana Grande
tatarear la canción en voz baja mientr
ella estaba dormida, pero al escu
gracias a ella, la tensión los había abandonado. Sin embargo, hizo una p
s que ver más televisión o l
esas palabras. Él no tenía tiempo pa
de que a veces su comportamiento igualaba a
nico. Su familia y las demás personas tenían muchas expe
-Pregunto Gabriel, trat
iento al escucharlo hablar. Ella n
os musicales era bas-tante sencilla y no tenía un gran repertorio del cual sentirse orgullosa, y
sobrina vivía cantando canciones de ella y alguien llamada Selena Gómez, había más nombres, pero
. ¿El cómo manejar una empresa? Ella absolutamente no tenía idea de eso y era un tema que estaba muy fuera de sus límites. Ella no sabía nada sobre entablar una conversación con alguien tan importante. Podría hablar de su carrera, pero estaba segura de que Gabriel se sentiría tan fuera de lugar como ella en este momento. Ella podía p
. Ella podía preguntar eso, pero el problema estaba en que no
io de la nada. Eso era un punto para su lado lógico. Incluso podía pregunt
de su empresa? - de haber estado bebiendo algo,
ra dado un golpe en el estómago y
o en el espejo observó a un guapo y joven multimillona
para ocultar s
fue una gran responsabilidad la cual me fue entregada
e una empresa. Liz estaba asombrada. Quería felicitarlo y decirle lo grandioso qu
lum, señorita Lizbeth, por lo que no recuer
iel pensó que tal vez no l
ella odiaba ser llamada por su nombre de pila, por algo s
os, pero este año cu
n joven como él pensaba, pero tení
rme Lizbeth? Preferiría que me llamara Liz o si eso
cabeza para ob
to una ceja y Liz lo odio por poder ser capaz d
r su nombre de pila con un aire despectivo y escucharlo otra vez después de tantos años le provocaba una
no era realmente el motivo-además, nadie me llama Lizbeth. -la jov
isa de satisfacción al saber que sólo él la llamaba así. Razón po
eron un poco bruscas y Gabriel hizo una pequeña mueca darse cuenta
e todas formas no funcionaría. -
odían entablar una conversación amistosa con
ninguno de los dos
y el ambiente se había puesto aún
tumbraba a ese tipo de cosas. Esa muchacha hacía que todos sus conocimientos sob
t, pero en lugar de esa grata comodidad ella estaba sentada al lado de un hombre de veintiocho años que tenía la pers
l, por ser un humano con aquel tipo de belleza, debería de al menos tene
inó hacia el lado de Liz para abrir la puerta de su acompañante. El desde luego
ue piensa de ti. Le
profundo se su ser, pero algo se lo impedía. Hoy era una noche en qu
el cuerpo. El clima estaba aún más helado de lo que ella predijo, y literalmente podía
staron e inmediatamente pudo ver como a lo men
n la mirada, vio que este hablaba con un joven en uniforme completamente rojo, el cual, intentaba mant
ue su jefe, resignado a que él no le había puesto ni la más mínima atención en lo que l
irada, ella se había concentrado tanto e
evento. Ella sin duda sabía dónde estaban, puesto que cuando Maggie solía salir de compras, ella en más de una ocas
da vez, esta vez Liz lo aceptó y él dando un suspiro de ali
illones de la sala de espera eran hermosos; de un color carmesí que se veían muy cómodos
parecían en su campo de visión, cada vez que se adentraban más, la multitud iba a p
ó por aquellas sensaciones. Ella no estaba aquí por su voluntad y quería mantenerse furiosa. Sin embargo
idades sociales, y ni que decir de como las novias se lo peleaban para las recepciones nupciales. Liz jamás se imaginó que lo conocería o que pudiera verlo en persona. Liz sen
pleta de gente pululando alrededor. Los garzones se paseaban ofreciendo bandejas que contenían todo
ocios era esta? Se asemejaba m
papeles y aburridas exposiciones, o al menos eso se veía más coherente que lo que sus ojos estaban presenciand
eía el reflejo del cielo. Las lámparas en forma de arañas brill
, la joven se dio cuenta como mucho
ola por un momento? -pregunto
negó con la cabeza y forzó una sonrisa. -Estaré bien, us
ven le pidiera que se qued
ego con estúpidas fantasías. Con
ió prestar toda su atención a lo que había venido. Debía pensar con la cabeza fría y co
ez más negro, se estaba comenzando a aburrir y deseaba con todo su corazón ver un rostro
ensaje d
mo va
rápido un
e quiero ir
puede ser t
es. No conoz
e para conocer
conocer a
te haya abandonado, porque s
testar, debía ser cuid
lando de
bres
charla con su amiga, pe
quie
ete, con o
de divertirse o mínimo, podía llenar el vacío que sentía con mucha comida pese a que no tenía gan
agdalenas, cogió una de cada sabor, pero antes de po
poco más mayor que ella. Tenía el cabello rubio y un rostro perfectamente maquillado, pero al igual que su jefe, ella irradiaba un aire de grandeza y sofisticación. Y, sobre todo, la record
ta Wells no pudo asistir. - Liz recalcó con énfasis su profesión ya
eja izquierda y las palabras que pro
ente. -Liz casi coloca los ojos en blanco, pero se resistió. Ella no tenía ganas de seguir en su presencia, pero n
conderse en algún rincón hasta que terminara la fiesta. Odiaba estar frente a esta mujer mientras le decía cosas que no le interesaba escuchar. Aun así, Liz inspiró hondo y la dejó continuar. -Es normal hacerse idea
rcando su territorio con ella? Liz abrió la boca, pero su
traída con el pretexto de las horas extras. Si por ella fuera, les gritaría a todos en esa habitación que ella no tenía ningún tipo de relación intrapersonal con su jefe, que solo era su secretaria. Ella admitía que su jefe era tan atract
o te estoy advirtiendo. - su tono de voz tenía más veneno del que Liz podía soportar. Sin embargo,
entro de ella le decía que eso no la llevaría a nada bueno, y en su lugar decidió caminar por
íquido burbujeante algo trasparente y Liz no se lo pensó
s? - pre
án, se
cohol antes, pero este era sin duda lo mejor que había probado. Así
robado algo tan delicioso como
ro a su vez también se sentía culpable por haber dejado sola a Liz. El mejor qu
ar. Se dijo a sí mi
iato. Liz estaba en una esquina con una copa en la mano. Se
? - le preguntó G
s ojos azules de Ga-briel y como siem
os reflejaban todo lo contrario. Él estaba por decir algo que la consolara, pero
ismo. Gabriel estaba te-niendo un
que sea que usted deba hacer. Yo no me moveré de aquí. - Gabriel sabía qu
eres mi secretaria y necesito que te famil
ía quedado sin habla. No esperaba que él le dijera algo
tuvo para hablar con más personas y sabía qu
en elegantes trajes, los cuales estaban sumergi
ludaron y Liz hizo lo mismo, aunque hubo un rostro que reconoció de inmediato entre el g
bre enfocó su mirada en aquella muchacha que se había atrevido a llamarlo por su nombre de
ignoró a las demás personas para acerc
reemplazo en una empresa. - Liz apuntó con su mano a Ga
? - preguntó el hombre alza
fuera del país. Era un hombre amable y simpático que siempre estaba pendiente de que a su hija no le faltara el dinero y cosas materia
y solo después de muchos meses, logró
encontrado a una amiga como Liz, quien era una muchacha dulce y encantadora. Él, al igual que el resto de su familia, sabía la situación económica de Li
on sus problemas ella sola. Sin duda a Marcus le sorprendió ver
e se apresuró a finalizar la charla con el padre de su mejor amiga. - Fue grato verlo don Marcus, le diré a Maggie que volvió de su viaje. Estoy segura
l grupo fue por las miradas poco disimuladas que le daban a su cuerpo, haciendo que se sintiera incomoda, y tambié
mpán, Liz se estaban comenzand
bí mucho.> Ra
nzando a perder la capacidad de pensar coherentemente y su sentido vestibular estaba sin
lla voz y cuando alzó la vista, vio a un hombre mayor. Canoso y con un hor
zafarse del fuerte agarre de aquel señor, p
dinero lo que buscas yo te pued
esando las palabra
edificio y nadie parecía notar, o más bien, no querían
ritaré. -dijo Liz en m
ra zafado de su agarre, a leguas se podía n
que más te vale ser buena y seguirme. ¿Te han dicho que eres muy guapa? - Liz sintió un escalofrío recorrer s
salía. Además, ¿Qué pen-saría la g
ca. -murmuro a su oído mientras ella trataba d
ca multitud, pero no había nadie a quien pedir ayuda
ugar para hacerte quien sabe que cosas y tu piensan en
ar en sus ojos. Ella estaba débil y sin fuerz
landas y correr con todas sus fuerzas, pero él no aflojó el agarre. En vez de eso se detuvo y Liz sintió como una fría mano comenzó a acariciar su trasero. U
esgar su reciente trabajo con tal de huir de aquella situación. Lágrimas de frustración comenzaron a deslizarse por s
nos de mi secretaria? - Liz se giró para encontrarse con e
de encontrar y al cual había perseguido durante meses sea parte de aquel proyecto que tanto deseaba llevar a cabo. Gabriel sabía que Lucia, su hija mayor era miembro de su em
ella fuera conocida de aquel hombre, pero gracias a eso pudieron concretar
pero se dio cuenta de que ella no se encontraba por ningú
e fue.> Pe
ía como irse.> Le dijo a
ento lo invadió,
ha. -dijo una
s mujeres mayores hablaban. Ellas desd
añaba a ese guapo arquitecto. -
o al saber que aquella charla s
hayamos querido ayudarla no nos podíamos entrometer. Elías es un hombre d
de Gabri
mbas mujeres suspir
lió sombría y con ir
. -las mujeres miraron a Gabriel con temor. -Ahora díganme, s
álidas mientras veían com
on el edificio. - dijeron
y de inmediato se culpó
nta de las miradas lascivas que los hombres le habían dado en más de una o
. A este paso obtendrás
un así no veía a Liz por ningún lado. Se comenzó a desesperar y p
aba sucediendo a causa de su orgullo y capricho, per
Se estaba haciendo esa pregunta cuando divisó a dos siluetas paradas en la esquina cerca de un call
agarrada de la muñeca y sus rostros
taba porque él estaba en frente de ellos. Se había t
una mirada que nunca había visto antes, e
osas manos de ella-repitió Gabriel. Su to
el ebrio sujeto, y eso fue todo lo que Gabriel necesitó para desatar aquella ira reprimida dentro de él. Gabriel perdió la poca compostura que le quedaba. Así q
ba de presenciar. Para Gabriel, que no estaba bebido, le fu
acia Liz y la tom
qué no gritaste por ayuda? -l
cio ante aquella escena, ni siquiera G
ve a casa. -fue lo que termin
y la arrastró en completo silencio ya que
o era consciente de que el incidente no había sido su culpa. Él dio un gruñido de frustración al revivir los acontecimientos de aq
n un susurro. Gabriel abrió la boca, desconce
taria mi ausencia. Hasta pudo haber pensado que me había ido casa, pero aun así usted me buscó. Se lo
sin pensar en sus actos la
sin dudarlo correspondió el abrazo, incluso si eso significaba que
ago de Liz despertaran y que las lágrimas comenzaran a deslizarse nuevamente. Ella en
ros de sus bocas, a tal punto en que podían sentir el aliento del otro. La atracción que ambos sentían en aquel momento se había
a estaba afectando sus pensamientos, no encontraba otra explicación ante ese descabellado deseo. Era imposible q
sentiría posar sus labios sobre los de ella. Él quería cerrar la distancia, en serio quería, pero no lo har
n y el ambiente de pronto se sintió pesado, pero no de una manera negativa. Liz por primera vez le sos
blo.> P
a sus labios y esta había cerra
estómago revoloteaban de emoción a tal punto que Liz había dejado de respirar p
latía a mil por hora, hasta el punto en que sent
, pero el sonido del celular de Gabrie
amientos no estaban concentrados en aquella llamada. ¿Qué había estado por hacer? Pe
momento. Ya que había logrado evitar qu