as seis en punto de la mañana, ya estaba frente al espejo, ajustándose el saco negro que combinaba con su blus
la jefa de recursos humanos, quien la condujo a su nueva
ados -advirtió Rachel mientras caminaban por el pasillo de mármol pulido-. Trabajará con él de cerca, o
asintió c
enti
ó con una leve s
o: nunca llegue tarde, nunca cuestione sus decisiones
a tragó
o en c
omó aire. Tenía una pila de correos pendientes, informes que re
Alexander Vaughn apareció con su presencia imponente, luciendo impecabl
ag
bleta y comenzó a r
nueve, una reunión con inversionistas a las on
. No tengo tiempo pa
arpadeó, s
a importante. Cancelarlo en el úl
tamente, clavando en
stionando, se
bajado la cabeza. Pero Saman
pondió con calma-. Y parte de mi trabajo
n tenso segundo transcurrió antes d
eres
más, dejándola con el cor
de respirar entre llamadas, reuniones y solicitudes urgentes. Pero a pesar de
saba los últimos correos cuando sintió una presencia a su lado. Levantó la vista y se encontró co
ué sigu
arpadeó, c
trabajo p
se cruzó
stentes anteriores no
arqueó
sus asistente
e diversión en los
estoy
stuvo su mirada, negándose a ser la primera en apartar
mañana, señ
uesta, desaparec
ar su primera batalla. Pero lo que aún no sab